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Actualizado: 19 de Septiembre de 2024
Categorías: Articulos

La semana en los mercados

images (2)En los últimos años un país de la €zona –Grecia- ha hecho una quita de su deuda haciendo perder mucho dinero a aquellos que confiaron en su solvencia. Pero no sólo no han desaparecido las ganas de invertir en deuda emitida por estados, es que muchos emisores lo están haciendo en tipos mínimos.

También ha habido un corralito dentro de la €zona motivado porque de un día para otro han confiscado parte de los depósitos bancarios. Pero no ha habido fuga de capitales ni pérdida de confianza en el hecho de depositar los ahorros en una entidad financiera.

Las elecciones en Italia, uno de los países fundadores de la UE y uno de los mayores impulsores del €, han dado como resultado que dos grupos políticos tendrían mayoría suficiente –si se pusieran de acuerdo- como para gobernar y ninguno de los dos descarta sacar al país del €. A pesar de que las opciones políticos “anti€” crecen con fuerza en toda la €zona y en ese escenario quien más perdería sería Alemania, la bolsa de ese país está en máximos históricos ignorando ese riesgo además de ignorar el de las consecuencias de la actual recesión en la €zona, que vistos los PMI´s de ayer no parece vaya a acabar pronto.

Reino Unido va a convocar un referéndum que podría acabar con su salida de la Unión Europea lo que supondría perder a uno de los dos miembros que más dinero aportan. Su economía tampoco va bien con unas cifras de deuda y déficit impropias de su buena calificación crediticia.

Francia, el otro gran pilar de la €zona, está en recesión y la subida en la intención de voto del Frente Nacional encierra un gran peligro para la Unión.

Las bolsas norteamericanas están en máximos históricos con unos beneficios empresariales récord si bien el 15% de la población del país utiliza el subsidio de los cupones para alimentos porque no tienen recursos suficientes para vivir. La FED ha ayudado a que el coste de la enorme deuda pública del país sea bajo pero el precio futuro de ese apoyo será muy duro de asumir cuando acabe.

La economía china se ralentiza y la japonesa confía en aplicar un programa de estímulos más grande pero en la misma dirección que el que le ya fracasó en los ´90 del siglo pasado y sin embargo ha conducido al optimismo bursátil del Nikkei. La australiana, uno de los pocos países AAA, está entrando en recesión por la falta de impulso del crecimiento global y con un peligro de estallido de su burbuja inmobiliaria.

La cooperación económica internacional apenas existe, cada país y cada área económica está tomando sus propias soluciones, la mayoría de ellas destinadas a debilitar su moneda habiendo en la práctica una guerra de divisas en la que los bancos centrales son los principales protagonistas. Todo esto está perjudicando a los BRICS y especialmente a Brasil que intenta luchar contra la apreciación de su moneda con la imposición de aranceles (proteccionismo).

Nada sustancial ha cambiado en los últimos años que disminuya el riesgo de una nueva crisis financiera, ni ha habido refundación del capitalismo, ni control sobre el mercado de derivados ni sobre el excesivo tamaño de algunos bancos, ni regulación de las agencias de ráting para que se responsabilicen de sus errores, ni medidas efectivas para minimizar el huella de los refugios fiscales que abundan por el mundo.

La situación geopolítica no es buena: hay una guerra civil en Siria que a su vez tiene conflictos con Israel, Irán sigue desarrollando su programa nuclear, Corea del norte ya tiene esa capacidad y amenaza con usarla.

La economía española no ha dejado de empeorar en los últimos años llegando a unos extremos de paro y deuda pública históricos e incluso se ha visto obligada a solicitar un rescate bancario internacional y sin embargo, y a pesar del bajo rendimiento del Ibex, los mercados financieros están mucho más tranquilos respecto a la solvencia del país. También se minusvalora el huella de un escándalo de corrupción que implica directamente al partido del gobierno y a su financiación.

Después de todo esto podemos, además de sorprendernos de la enorme confianza que existe, alegrarnos de la resistencia que el sistema financiero global tiene a todos estos problemas que en otras circunstancias provocarían un pánico similar al que hubo tras la quiebra de Lehman Brothers o podemos alarmarnos de la enorme complacencia que existe ante una situación tan grave. Yo sinceramente comparto ambas sensaciones: que no haya pánico es algo positivo pero que se ignoren los riesgos es el motivo de que estemos tan mal porque fue el origen de la anterior burbuja cuyo estallido provocó la situación actual… luego es algo muy negativo. Yo entiendo que la mayoría quiera salir de esta como sea y comprendo que soy un poco cenizo preocupándome de la próxima cuando aún no hemos salido de la actual pero en mi defensa diré que ese es el gran problema del sistema global: se piensa demasiado en el corto plazo: en el crecimiento del PIB, en las elecciones… pero si no aprovechamos las crisis para hacer cambios radicales, si no dejamos de ignorar los riesgos cuando aún tenemos frescos en la memoria las consecuencias de hacerlo, nunca lo haremos y nadie nos garantiza que la siguiente no vaya a ser peor y ni siquiera que a las recesiones más graves –como a la de España- les de tiempo a finalizar antes de que llegue el siguiente crash internacional.

En cuanto a la semana en los mercados, más de lo mismo de las últimas semanas: euforia global que sólo se ensombrece –como pasó ayer- cuando se menta la posibilidad de una reducción del programa cuantitativo de la FED. Lo más llamativo quizás sea la debilidad del Ibex: el 24 de abril el Ibex llegó a cotizar 700 puntos por encima de como cotizaba el Dax y esta semana lo ha hecho por debajo del índice alemán algo que sólo ocurrió momentáneamente en verano del año pasado cuando la prima de riesgo rondaba los 600. Es clara la divergencia el último mes:

En un mercado burbujeado para una bolsa que no lo está como el Ibex, no resulta atractiva… y eso a pesar de que la prima está a la mitad que hace 10 meses. ¿Es porque el beneficio neto de las empresas del Ibex ha caído hasta igualar el que tenía en 2003, es por la desconfianza hacia nuestro sistema financiero, es porque la economía del país y sus perspectivas no seducen a los inversores…? Y sobre todo, ¿Se corregirá la divergencia antes de que a los demás les de por bajar?

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Droblo

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  • Yo me abrí una cuenta en Gmail, otra en Hotmail, otra en Facebook, otra en Twitter... ¡¡¡Yo qué sé, señor juez!!!...lo mismo me abrí también otra cuenta en Suiza y ya ni me acuerdo... ¡¡¡Yo qué sé!!!
          
    Todos los casos judiciales en que está implicado un político  como Camps, Bárcenas,Correa y otros que irán saliendo en estos casos ETC. ETC. ETC.ETC. ETC. ETC. ETC. ETC. ETC., acaban en SOBRESEIMIENTO.
     
    SOBRE, SÉ Y MIENTO
     
    ¡Caramba, qué coincidencia!

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  • Que El Corte Inglés sea noticia por haber hecho público el inicio de negociaciones con sus bancos acreedores para reestructurar su deuda financiera de unos 5.000 millones, con vistas a alargar los plazos de vencimiento, ha sorprendido a no pocos, y ha dado pie a algunos para elucubrar sobre el alcance real de sus finanzas.



    Todo muy sorprendente para un grupo, el presidido por Isidoro Álvarez, acostumbrado a envolverse en la opacidad informativa más absoluta –la que le permite no tener que rendir cuentas trimestrales a la CNMV– al estar fuera del mercado bursátil.



    En esta ocasión, la cosa ha cambiado, y la necesidad de superar su tradicional financiación a corto plazo para, como el resto de grandes grupos empresariales, hacerlo a largo aprovechando las bondades que ofrecen las emisiones de deuda a unos costes bajos, le ha llevado a, saltándose su normal proceder cauteloso, anunciar tal eventualidad, e incluso anunciar que había contratado a Morgan Stanley para que se encargara de coordinar el tema con todas las entidades financieras.



    Activos no le van a faltar para ofrecer garantías adicionales a las entidades financieras. Los tiene a mansalva. Tarjetas, seguros, viajes, plataformas logísticas, centros comerciales. De todo, y todo en propiedad. Y, si la cosa se enreda, ahí están los 100.000 trabajadores directos e indirectos para cualquier ajuste laboral que pudiera plantearse.



    En esta inusual comunicación corporativa, el grupo presidido por Isidoro Álvarez se ha apresurado a alardear de que cuenta con unos fondos propios de 7.450 millones de euros y un extenso patrimonio inmobiliario, cuyo valor supera con creces los 10.000 millones, para hacer valer su posición negociadora frente a las entidades financieras. “El portafolio de activos inmobiliarios, situados en lugares irrepetibles, tiene un valor de mercado varias veces superior al importe de refinanciación”, comentan.



    Seguramente sea así, pero habrá que analizar cada uno de estos activos para comprobarlo. Actualizarlos, vamos, como han hecho todas las empresas y los propios bancos, a la actual realidad del mercado.



    En primer lugar, esos 7.450 millones de fondos propios responden al valor de éstos a 28 de febrero de 2012, la fecha en la que cerró el grupo distribuidor sus últimas cuentas. Habrá que ver a cuánto asciende el valor de dichos fondos un año después. El próximo verano saldremos de dudas.



    Y en lo de que su patrimonio inmobiliario supera con creces los 10.000 millones de euros, pues lo mismo. Un ejemplo relevante de la devaluación de estos activos es la torre Windsor, el edificio de oficinas y espacio comercial levantado en el solar del antiguo inmueble que fue pasto de las llamas en febrero de 2005.



    Ha llovido mucho ya desde aquel semestre, entre diciembre de 2006 y julio de 2007, cuando El Corte Inglés adquirió, por casi 500 millones de euros, la sociedad Ason Inmobiliaria de Arriendos, de la familia Reyzábal, propietaria del solar de la torre Windsor y del 20% de la torre Picasso, ambas situadas en Madrid, además del edificio Marbella y varios locales, también en la capital, y de diversos inmuebles en Castellón, Murcia y Vizcaya.



    Solo seis meses después, El Corte Inglés hizo caja y vendió ese 20% de Torre Picasso a FCC por 170 millones, valorando así este edificio en 850 millones. Cifras mareantes que ya nada tienen que ver con lo que ahora estarían dispuestos a pagar potenciales compradores por inmuebles de estas características.



    Bankia lo está pudiendo comprobar con su edificio del complejo de las Cuatro Torres, por el que pagó 815 millones a Mapfre y hoy nadie daría mucho más de 300 millones. O la misma FCC que, con sus deudas galopantes, tuvo que vender Torre Picasso a Amancio Ortega por 400 millones de euros a finales de 2011, un precio que suponía valorar el edificio por menos de la mitad de lo que se había contabilizado cuatro años antes cuando compró el 20% del inmueble a El Corte Inglés.



    Así pues, todos los bancos acreedores están ávidos por conocer el verdadero valor al que El Corte Inglés tiene contabilizados sus inmuebles, para saber si supera con creces los 10.000 millones de euros, como dicen, o si por el contrario, esa cantidad resulta inferior. Y, con ello, saber a qué atenerse en las negociaciones abiertas para llegar a un acuerdo sobre la refinanciación de la deuda.

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  • Los diez mayores bancos que negocian en el mercado Forex de divisas http://dlvr.it/3Q49Bs 

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  • Inditex celebra 12 años en Bolsa con subida del 578%

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  • El mercado de materias primas de Hong Kong cierra por falta de dinero http://dlvr.it/3Q3nFf 

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  • Leyendo la prensa se diría que la izquierda posibilista, la de impuestos y gasto, la encarnan Rajoy y Montoro, y que la izquierda utópica es la de Ada Colau. La oposición real al Gobierno del PP está en el propio PP: Esperanza Aguirre, desde el liberalismo thatcheriano, y sobre todo José María Aznar, desde un credo derechista definible como «dejadme solo». El PSOE no da señales de vida. El mapa ideológico español resulta, en apariencia, incomprensible. 
    Pero hay algo importante, densamente político, que se concreta día a día. Por debajo del caos de despojos arrastrados por la crisis, por debajo del cólico miserere de la corrupción en el partido que se decía incorrupto, aparece un fenómeno nuevo y muy viejo: el nacionalismo español, en la misma formulación de hace un siglo. Es decir, un nacionalismo dolorido, regeneracionista y vagamente trágico. 
    Esa es la idea que cobra fuerza. Se percibe tras la cornada de Aznar a Rajoy y tras el auge de UPyD, aunque donde más visible resulta es en la calle: en las muchísimas víctimas del naufragio económico e institucional, en la muchísima gente que pide «dejarse de tonterías», en los muchísimos que temen, no sin razón, que esto pueda ir aún peor. 
    El fenómeno tiene calado histórico. El Estado autonómico fue un arreglo que funcionó bastante bien, precio al margen, y cumplió con su objetivo. Que no era el de poner un aeropuerto en cada esquina y un algo de Calatrava, cuanto más caro, mejor, en cada distrito postal, sino el de adormecer a los nacionalismos decimonónicos. Que en España, según la última cuenta, son tres: el español, el vasco y el catalán. Si alguien rompe la baraja, y el gobierno catalán lo ha hecho, no hay con qué seguir jugando. O las cosas cambian muy rápido en Barcelona, y no parece probable, o el Estado construido durante los últimos 30 años carece de sentido. Dado el huracán que sopla, las resistencias que puedan oponer los barones regionales del PP serán más bien inútiles. 
    Despojada de las prótesis autonómicas y del vaporoso discurso plurinacional, a España se le empina el apéndice joseantoniano. Vuelven las antiguas quejas: el hastío ante los abusos partitocráticos, el deseo de contar con un gobierno fuerte y comprensible, el deseo de recuperar esencias. Por supuesto, no estamos en los años 30 y estamos en la Unión Europea. La cuestión de qué quiere ser España, sin embargo, está otra vez sobre la mesa.

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