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Un poco de ideología

keynParece claro que en la economía actual la corriente económica que más está influyendo –tanto a gobiernos de derechas como de izquierdas- es la keynesiana o más bien la interpretación mayoritaria de ciertas ideas de Keynes. Casi la única alternativa ideológica a ello viene de la denominada corriente austriaca (más conocidos por sus contrincantes como “neoliberales”), que a su vez están bastante divididos en muchas cosas y que por tanto no es muy correcto englobarlos en una misma etiqueta. Como figuras más visibles del “keynesianismo” en el mundo destaca Paul Krugman, no sólo por su premio Nobel (recibido por sus estudios sobre comercio internacional) sino porque escribe casi a diario en el New York Times y quizás en España el más conocido sea José Carlos Díez. Sin embargo, el público en general no conoce a las principales figuras del pensamiento liberal y está tan confundido que hasta cree que el actual gobierno del PP lo es.

No hay espacio para tratar de todas las apasionantes polémicas teóricas entre los partidarios de una corriente económica u otra pero me voy a centrar en la que concierne a algo tan básico como la respuesta teórica ante una crisis como la actual. Los keynesianos defienden que si el consumo privado cae, el estado debe sustituirlo con planes de estímulo para que la actividad económica no decaiga. El punto más extremo de este punto de vista se lo leí a Krugman cuando afirmó que la solución a la crisis vendría de actuar como si nos defendiéramos de una invasión alienígena: todo esa inversión para la defensa provocaría un aumento del PIB inmediato. Keynes ya expuso que enterrar botellas con dinero en minas en desuso y vender la explotación de ellas a quien quisiera desenterrarlas provocaría beneficio económico y empleo. De hecho, alguno de sus seguidores ha utilizado esa analogía para ironizar sobre el patrón oro ya que defienden que la mejor función de éste ha sido la actividad económica que ha generado al extraerlo del subsuelo para volverlo a enterrar en los sótanos de los bancos centrales.

Siguiendo con este razonamiento, cualquier inversión de dinero público, aunque no sirviera para nada útil, sería positiva. Es la filosofía del famoso plan E de ZP de 2009 y, aunque a los del PP les moleste, la misma que los JJ.OO. de 2020. La idea no tiene por qué ser negativa per sé pero como ya dije en 2009 cuando critiqué el plan E: “¿qué sentido tiene gastar un dinero que no tenemos en algo no necesario cuando hay tanto por hacer en este país?” Construir autopistas sin tráfico, aeropuertos sin aviones o estadios para una celebración puntual que además no tienes claro que te concedan con un nivel de deuda pública que ronda el 100% del PIB -cada madrileño debe 2000€ sólo por la deuda municipal- aparte de no cuadrar con un país que presume de austeridad, es absurdo cuando a la vez se recorta en aspectos básicos como sanidad y educación o cuando las carreteras ya construidas necesitan un mejor mantenimiento que no se hace por falta de fondos. En cualquier caso, como ya pasó tras la crisis de 1929, lo más probable es que la solución keynesiana de estímulos públicos tirando de deuda gracias a la capacidad mayor de financiación de los estados y la ayuda de políticas monetarias poco ortodoxas de los bancos centrales acaben, más tarde que pronto, con la depresión pero, ¿hubiera sido la alternativa liberal mejor?

Imposible saberlo pero veamos qué se hubiera hecho teóricamente si fuera la corriente predominante en el mundo: los liberales creen que si el consumo privado cae, los empresarios deben transformar sus productos, abaratándolos o mejorándolos hasta conseguir el beneplácito del comprador y si no lo consigue, debe quebrar. Nadie debe sostener un negocio que no funciona y al que el consumidor ha dado la espalda, por ejemplo las cajas de ahorros españolas hubieran tenido que reconvertirse o morir ya en 2008 y con ello nos hubiéramos ahorrado mucho dinero público ya que todas las empresas deberían haber hecho como Apple o los inventores de las cafeteras en cápsulas que, incluso ofreciendo productos más caros que la media, han conseguido vender más que nunca justo en la peor crisis en 80 años. Evidentemente sin el apoyo del estado y los bancos centrales 2008 y 2009 hubieran sido años más duros pero, ¿estaríamos mejor en 2013 si hubiéramos dejado que se estabilizara por sí sola la relación entre el productor y el consumidor?

De nuevo imposible saberlo pero mi opinión es que en un mundo sin deuda seguramente sí pero en el actual lo veo muy difícil porque la imposibilidad de devolver tanto dinero inexistente hubiera sido posiblemente un golpe mortal para el sistema económico global. Es decir, creo que esta crisis viene provocada por un abuso de las políticas keynesianas durante la época de expansión que provocó un exceso de crédito barato que disparó la deuda de muchos estados, familias, empresas y bancos hasta niveles insostenibles. Ante ese panorama la auto-regulación entre los actores económicos se me antoja utópica y es probable que sólo medidas mixtas fueran posibles. El caso es que se aplicaron sólo medidas keynesianas que, con mucha lentitud y mucho coste social como estamos viendo, han evitado el cataclismo que esas mismas políticas crearon. Pero una vez más, como ya ocurrió tras la crisis de 2001, el mantenerlas y no enmendarlas será el germen, a mi juicio, de la próxima gran recesión. Yo creo que debemos cambiar el modelo económico, dejar de intentar crecer a toda costa y reducir la deuda. Hay que luchar contra esa aceptación de que las crisis son cíclicas e inevitables. Pueden acabarse si hacemos las cosas de forma diferente pero si las hacemos igual está claro que pasará lo mismo. O peor.

Como decía Mafalda, nadie es un buen Sherlock Holmes de sí mismo pero yo prefiero pensar que me guía el sentido común y la coherencia por encima de las ideologías y por eso critico igual las subidas de impuestos del PSOE y las del PP ¡faltaría más!. Y en cuanto a las corrientes económicas, pues depende, por poner 2 sencillos ejemplos: no entiendo por qué es buena la inflación, no entiendo por qué el simple paso del tiempo hace perder dinero al ahorrador y en eso estoy en contra de la corriente keynesiana, creo que los precios se deben mover en función del coste y de la oferta y la demanda, sin intromisión del banco central. Pero tampoco estoy a favor de los liberales cuando confunden la defensa  del individualismo -algo que comparto- con la indefensión del ciudadano: hace falta supervisión y más en temas financieros que son tan desconocidos por el gran público. Personalmente odio las etiquetas, estoy de acuerdo y en desacuerdo con pensamientos y reflexiones de gente de lo más variada y creo sinceramente que hasta criminales como Hitler o Stalin tomaron algunas decisiones acertadas. Detesto el blanco o negro y la descalificación del que no piensa como nosotros, creo en la versatilidad y en coger sin rubor lo que consideremos mejor de cada ideología para crear una opinión propia lo más coherente y razonada posible… quizás por eso en estos últimos 5 años en el foro y dependiendo del artículo o de algún comentario sobre algún tema me han llegado a llamar facha, neoliberal y comunista… entre otras cosas.

Droblo

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  • El PP reconoce que el cuñado de Bárcenas apenas visita la sede y recibe su sueldo en casa http://ow.ly/pIFPI 

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  • El PP se resiste a que los diputados paguen impuestos por el 100% de su sueldo http://j.mp/1ee7tl9 

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  • "A partir de ahora, la economía será la ciencia que administrará la escasez. A España la metieron en el euro para hacer negocio con ella a través de los megacréditos que se concedieron. Según un estudio, los nacidos después del 58 no van a tener pensión".
    Economista, catedrático en la Universidad Ramón Llull, Santiago Niño Becerra, el cortázar de la predicción macroeconómica, lanza su libro 'Diario del Crash', un análisis donde relata la génesis de esta crisis y explica las peculiaridades que han hecho de España una víctima especial de esta débil coyuntura. La conclusión central: aquello que llamábamos bonanza económica ya no volverá tal cual la conocimos.
    ¿Es tiempo de abandonar el catastrofismo?
    La tasa de paro baja milésimas, la de pobreza sube, los salarios medios están bajando, las rentas caen, el modelo de protección social merma, las pensiones están recortadas, no hay crédito. ¿España va bien?
    ¿Y para cuándo el optimismo?
    La clave es la auditoría de los principales bancos europeos en el primer trimestre de 2014. En el segundo trimestre, se sabrán las conclusiones y el momento cero será el tercer trimestre de 2014. Hasta entonces, no podremos saber dónde estamos. Y mientras, los Gobiernos estarán ganando tiempo. A partir de ahí puede llegar a crecerse algo, pero no a ritmos precrisis.
    ¿No volverá el crédito hasta el tercer trimestre de 2014? ¿Seguiremos hasta esa fecha con ilusionismo en los balances?
    La banca es la llave que abre la puerta para empezar a salir de donde estamos. Mientras esa llave no aparezca, nada de nada. Me preocupa cuando el Banco de España dice cosas como "no sabemos el estado real de los créditos refinanciados", o cuando el BCE dice que ahora sí van en serio los tests. Entonces, las otras veces, ¿cómo fue? Y sí, hasta ese trimestre seguiremos con ilusionismo en los balances, y escucharemos algún globo sonda mientras los Gobiernos ganan tiempo, con mensajes referentes a que el modelo de protección social no es sostenible. Y para entonces, el crédito fluirá a la demanda solvente.
    Se acaban de presentar los Presupuestos para 2014 y sabemos que se ha errado en más de 2.000 millones la previsión de ingresos anterior. ¿Cree que los ciudadanos perciben que se les ha exigido un esfuerzo estéril?
    Los Presupuestos de 2014 son los de un país pobre y sin expectativas. ¿Cómo, bajando los ingresos, se va a reducir déficit? Con más tijera, pero eso tiene consecuencias pavorosas. El problema de España es que no genera cash flow: tenemos un problema de ingresos, no de gastos. El tope de déficit está firmado y la Constitución ha sacralizado el pago de intereses de la deuda.
    ¿Cómo valora a la recién reelegida Angela Merkel, que tanto ha apretado a los llamados periféricos?
    Si hubiera estado en su puesto, el líder del SPD hubiese hecho exactamente lo mismo que Merkel. Si apretó a los países llamados periféricos fue porque una vez que se escoge una variable, la única vía es ésa y no otra, y se eligió el déficit.
    ¿España cumplirá el déficit?
    De momento ya nos han dado dos años más. El horizonte definitivo es 2020: para entonces el déficit estructural tendrá que ser del 0,5 por ciento. Mientras, a todos les irán dejando jugar. Si España necesita un par de décimas más este año, vale, aunque no será gratis. Pero en 2020, el 0,5. Por eso tenía que haberse hecho una planificación a 2020 y adecuar a ella los pasos intermedios.
    ¿Se trataba entonces de haber propiciado un cambio de conducta de carácter estructural más que un objetivo de décimas a corto plazo?
    Una vez que se adopta la premisa de que el déficit es sagrado, no nos fijemos en el déficit a dos años; proyectemos un objetivo a largo plazo, y a partir de ahí reduzcamos y coordinemos a los distintos países.
    ¿Se logrará ese 0,5 en 2020?
    Desde luego. Se llegará al precio que sea en términos de recortes.
    ¿Y con la deuda en el cien por cien, qué le va a pasar a España?
    Nadie puede pagar lo que debe. Ni en España, ni en ningún lado. Ni el sector público, ni el privado. La salida es hacer quitas. Y esto a los banqueros les pone muy nerviosos, pero es la única vía. El gran lastre de la economía mundial es la deuda, es el dogal que nos esclaviza. De entrada, hay que empezar con compensaciones de deudas. La única forma de limpiar esto es el modelo Pescanova. Señores acreedores, elijan: o el 30 por ciento de algo o el cien por cien de nada. Entre 1950 y 2007 la economía administró la abundancia, fuera real o no. A partir de ahora, la economía será la ciencia que administrará la escasez. Estamos ya en ello: el puesto estrella de una empresa es ahora el controller.
    Las comunidades autónomas van cumpliendo sus objetivos de déficit este año. ¿Se han embridado ya?
    Las autonomías cumplen de forma artificial. Es ficticio. La Lofca es un bodrio que no se sostiene. Hay que cambiarla. Cuando una región está recibiendo un porcentaje de su PIB de fuera, significa que no puede financiar las transferencias que tiene concedidas. Lo hemos visto: Aragón cuando le transfirieron la sanidad no la quería, porque una sanidad con una población inferior a 2,5 millones de personas no es sostenible.
    ¿Hay que romper el 'café para todos' autonómico? ¿Es oportuna una financiación diferenciada?
    No se puede seguir con el café para todos, porque ya no hay café. Hay que hacer una lista de competencias sostenibles y abordables.
    ¿Y un sistema como el concierto?
    Si le das el concierto a Extremadura, muere. Para Cataluña sí sería viable, para otras no. Pasado el tercer trimestre de 2014, caminaremos hacia la Europa de los clusters, y las divisiones actuales de los Estados en regiones o provincias se diluirán.
    España tiene un problema con el fraude y la economía sumergida.
    Hay tecnología para perseguir la economía sumergida, pero no es posible: el paro se iría al 40 por ciento.
    'Diario del Crash' deja clara la vorágine del crédito que nos ha traído hasta aquí. ¿Por qué no se detuvo?
    Porque era negocio. El megaboom español se basó en dos cosas. Una, gracias o debido al euro los riesgos-país se igualan. Dos, en el centro de Europa había un exceso de liquidez monstruoso parado. España fue el lugar para hacer negocio. A España la metieron en el euro para hacer negocio con ella a través de los megacréditos que se concedieron. Nadie detuvo la vorágine de crédito porque se partía de la base de que un banco no va a quebrar. Lehman cayó, pero fue un experimento. Igual que Chipre. Se ha ensayado con ellos.
    ¿Las generaciones más jóvenes van a tener pensión cuando se jubilen?
    Según un estudio, los nacidos después del 58 no van a tener pensión. Cuando el Gobierno dice "hay que reformar las pensiones para garantizar su supervivencia", yo traduzco: "Hay que recortarlas, para que sobrevivan, para seguir pagando algo. ¿Cuánto? Muy poco". Hay factores que jugarán a favor: la esperanza de vida va a caer a medida que se recorte el modelo de protección social. Acabaremos viendo una ley que obligue a jubilarse. En EEUU ya hay gente que se está desjubilando porque la pensión no le alcanza.
    ¿Y nuestra compañera de fatigas, la prima de riesgo?
    La prima de riesgo no depende de nosotros, y eso es muy peligroso. Afecta algo que no controlas. ¿Cómo es posible que estando España casi como hace año y medio la prima de riesgo esté mucho más baja? Alguien vio que España no podía pagar y decidió bajar el pistón.
    Se habla mucho de la recuperación sin empleo.
     
    Porque estamos pensando en personas, no en horas de trabajo. Para el PIB de un país hace falta un número de horas de trabajo. El alza de la productividad provoca que basten menos horas y éstas se pueden repartir de muchas maneras. La única salida es el contrato a tiempo parcial. Cada vez se necesitan menos personas que trabajen ocho horas al día cinco días a la semana. Aquel pleno empleo del pasado no volverá jamás.

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  • Al Ingeniero del Titanic le preguntan, oiga y ¿Porqué se hundió el barco?... no señoría, no se confunda, el problema no es que se hundiera el barco poruqe era una mierdx de barco, no... el problema es que no vinieron los extraterrestres a rescatarnos a tiempo... sentencia.. absuelto y candidato al premio nobel.

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  • La revista probablemente más famosa en el mundo de la economía y las finanzas internacionales apuesta por España en su próximo número, que se pone a la venta este fin de semana. Pero con matices, reservas y un montón de acotaciones condicionales. Un artículo de fondo sobre la economía española se cura en salud ya desde el mismo título: 'Puede que haya pasado lo peor'. Es decir, que no se moja como han hecho los empresarios españoles en su refrescante inyección de optmismo. Con todo, The Economist sorprende con frases como ésta: 'El caso de España es ahora una historia de esperanza'. O con esta otra: 'En lo más hondo de la economía están ocurriendo cosas fascinantes'.
    El posicionamiento de The Economist se resume en una tercera frase: 'Mariano Rajoy vaticina alegrías económicas, pero España todavía tiene mucho por delante'. Y sigue: 'A medida que España emerge de una virulenta doble recesión que ha rebañado el 7% del PIB en los últimos cinco años, los que buscan empleo están desesperados. El paro se ha acomodado en el 26% y la emigración está aumentando'. A continuación se hace la gran pregunta del millón: '¿Va a crear empleo la recuperación y llevar a España a un plácido ciclo de aumento de consumo interno, más recaudación tributaria, saludables cuentas públicas y más empleo?'.
    El artículo examina y analiza las previsiones de Montoro, el huella de las reformas y los recortes, los datos macroeconómicos de deuda, déficit, paro y la imposibilidad de dedicar fondos para el estímulo de la economía. Junto a ello, dibuja una economía con fortalezas: 'Las fábricas de coches están echando humo y se llevan el trabajo de otras factorías europeas menos competitivas. Las cifras de ventas minoristas están mejorando en todas partes. Incluso el crédito al consumo ha remontado en los últimos meses. La recesión ha infligido un brutal sacrificio a las empresas, pero las que quedan en pie son más eficientes y productivas que nunca. Las exportaciones, espoleadas por la nueva competitividad de España, deben crecer más del 5% este año y el próximo, duplicando el peso en la economía en comparación con el que tenía antes de la recesión. Con el boom de las exportaciones, la actual cuenta por cuenta corriente ha dado un vuelco al superávit'. Y la Bolsa 'está disparada' y ha subido un 11% en septiembre.
     
    Entre los peros, advertencias y consejos, The Economist incluye la dificultad para crer empleo neto y la endeblez del crecimiento, que no recuperará hasta 2021 el nivel de antes de la crisis. Además, el hecho de que dentro de poco comience un periodo de dos años de elecciones europeas, autonómicas y generales hará que se encaja 'la valentía política' para tomar más medidas. Y sin embargo, más medidas es lo que le pide la revista a Rajoy, empezando por las pensiones dada la alta esperanza de vida de la población española, y siguiendo por el mercado laboral, que necesita otra vuelta de tuerca 'si es que se quiere crear empleo'.

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