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Pateando la lata

kickKick the can es un juego infantil anglosajón en el que se basa la expresión “kick the can down the road ” para expresar demora en una decisión con la esperanza de que el problema desaparecerá solo o que otro tomará la decisión más adelante para solucionarlo, sería el equivalente a nuestra “patada para adelante”. El método científico no funciona así, siempre el objetivo es resolver los problemas y a veces para ello se cambia la forma de abordarlos buscando el mejor objetivo incluso cuestionando principios arraigados pero por desgracia el mantra imperante en el mundo económico y político es “patear la lata” como por ejemplo hacen una y otra vez con el techo de deuda en los EUA.

Lo peor es que no es algo exclusivo de aquel país. Si bien es una locura tener un techo para saltárselo constantemente y que haya tan poco entendimiento entre los dos grandes partidos para tomar una decisión que no puede ser otra que impedir que el gobierno cierre y el país entre en suspensión de pagos, no es muy diferente a lo que ocurre en España con la imposibilidad de PP y PSOE para ponerse de acuerdo en algo tan básico como la Ley de Educación ya que hemos visto 13 reformas en 53 años. ¿Os imagináis al PP o al PSOE en la oposición pudiendo boicotear con su veto la política económica del otro? No creo se diferenciara mucho con el Washington actual. Pero tampoco es un problema sólo español, ni la crisis económica y financiera tan grave de estos últimos años ha conseguido provocar en los dirigentes mundiales el anhelo por cambiar este sistema lo suficiente como para evitar que se vuelva a repetir algo así, de hecho en nada se diferencian las soluciones actuales a las aplicadas en 2001 y que fueron el germen de la recesión de 2008 y para mi es evidente que hacen falta medidas políticas valientes.

Veamos por ejemplo el caso de la €zona: BCE saltándose sus propias normas que le prohíben financiar a estados (y que nadie ha cambiado aún) salvó con sus compras de deuda pública y sobre todo con sus avisos de futuras compras ilimitadas, la Unión y ahora hay menos dudas sobre si la €zona sobrevivirá a esta crisis pero ¿cambio algo? No, nadie sabe qué hubiera pasado con el dinero que BCE le tenía prestado a los bancos de Chipre si en lugar de aceptar el corralito el país hubiera decidido salirse del €, tampoco se sabe qué hubiera ocurrido –o qué ocurrirá- si un partido político gana las elecciones en un país miembro y decide hacer una quita de deuda como la que hizo Grecia pero implicando también a BCE y no sólo a inversores privados. Que en España tras siglos de unión no haya un mecanismo preparado para una posible secesión de una autonomía tiene sentido pero que en la €zona naciones soberanas diferentes que llevan poco más de un decenio juntas no hayan decidido cómo se haría la separación de un miembro es de una improvisación absurda porque además ha estado a punto de suceder y el riesgo de que ocurra sigue ahí.

Si a finales de 2012 François Baroin ex ministro de Economía de Sarkozy, en su libro titulado “Diario de una crisis” confesaba que en 2011 dirigió un grupo llamado “Cisne Negro” en el que trataron las implicaciones económicas tanto de la salida de Grecia como de la implosión de la €zona mientras oficialmente se negaba esa posibilidad, en el nuevo libro del  ex-miembro del BCE Lorenzo Bini-Smaghi “Morir de austeridad” ha dejado caer que Silvio Berlusconi fue derrocado como primer ministro italiano en noviembre de 2011 porque empezó a decir que Italia saldría de la eurozona. Es evidente que la presión política de los acreedores y la valiente intervención de BCE salvó a la €zona pero eso no significa que no siga siendo vulnerable ya que lo único que se ha hecho es aumentar aún más la dependencia económica de unos países con otros para así “atar” la unión alegando que cualquier salida supondría una quiebra inmediata y un apocalipsis financiero para la nación que quisiera desertar. La semana pasada, sin ir más lejos, Van Rompuy aseguró que el problema existencial de la Unión Europea había quedado detrás nuestro. No lo creo ya que sigue sin resolverse la estructura fallida de la €zona por lo que sigue siendo tan vulnerable como el más débil de sus socios. Y si mañana gana las elecciones un partido anti-€zonero en algún país miembro ya la tenemos liada otra vez. Y no es tan difícil que eso pase, podría ocurrir incluso en Francia.

Puede haber dudas sobre si la crisis actual se acabó ya pero de lo que no hay ninguna duda es que no será la última: antes o después será la siguiente. Así pues, el que todos estén “pateando la lata”, el que nada sustancial cambie nos perjudica en el presente y lo hará en el futuro: la deuda de los EUA va a seguir siendo un problema global, la €zona va a continuar siendo inestable, una nueva crisis financiera es tan probable como siempre, no sólo no se ha inventado una vacuna contra las burbujas especulativas sino que se alimentan desde los bancos centrales sin ningún pudor… y mientras se justifica esta inacción, incluso en plena salida de la actual recesión según las cifras macro y a pesar de la euforia bursátil, llevamos desde 2010 creciendo cada vez menos:

Pasa a nivel mundial y tanto en las economías emergentes como en las desarrolladas. Ignoro si las buenas perspectivas para 2014 en la €zona podrán cambiar al menos la tendencia de estas últimas pero no me queda claro el por qué se empeñan en que las actuales políticas son las mejores posibles con tan escaso resultado. Y eso sin hablar del aumento de la deuda pública, del paro, de la desigualdad social y de tantos otros temas que no son el PIB y que claramente no mejoran. Creo que merece la pena dejar de darle patadas a la lata.

Droblo

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  • El cerebro me dice que la independencia de Cataluña no es conveniente ni viable. También me dice que este proceso causará, en el mejor de los casos, frustración, desconfianza, dificultades para convivir y un poco más de pobreza. Aunque admite que el independentismo catalán es ahora el fenómeno popular más notable de Europa, mi cerebro insiste en que mantenga la calma ante los furores patrióticos rojigualdos, en raya gorda o en raya fina, y de momento me arreglo. Estoy acostumbrado. Sigo escuchando de vez en cuando eso tan gracioso de «no pareces catalán», y me pregunto a qué ha de parecerse un catalán. Yo los veo muy distintos entre sí. Da igual, son tonterías. Otra cosa: cuando me considero robado y oprimido, lo hago como ciudadano y como trabajador autónomo, no como catalán. 
    El que causa algún problema, lo reconozco, es mi estómago. A él si le importan las minucias, como mi incurable necesidad de recurrir al catalán para hacer cálculos mentales o memorizar números, o la prohibición (eran otros tiempos) de hablar catalán en el colegio, recreo incluido. Mi estómago se acuerda de esas tonterías y de muchas otras. Incluso se pone tontorronamente patriotero, y eso me avergüenza, ante un plato de cap i pota. Llevo tiempo vigilándolo y no me cabe ya ninguna duda: mi estómago es independentista. Ahí escondido, entre vísceras, puede permitirse una completa irracionalidad. ¿Qué le importan a él la solidaridad, la lealtad, la convivencia y el sentido común? 
    Sólo espero, y de momento soy optimista, que no haya violencia y que las cosas no se pongan tan mal como para obligarme a elegir, sin que exista ya la opción de ser catalán y español. Porque entre un reino decadente administrado por corruptos, y una pequeña república administrada por corruptos, la razón enmudecería. Ya sólo hablarían las vísceras.
     
     
    Enric González

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  • Antes del plazo Siria remite a la OPCW el plan de destrucción de armas químicas http://dlvr.it/4CnYZK 

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  • la hora está mal

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  • Casi la totalidad de la banca española, como ya ocurriera en las pruebas europeas de 2010 y 2011, se someterá al escrutinio de sus balances por parte del Banco Central Europeo (BCE) en la evaluación global que se inicia el próximo mes y que concluirá antes de que asuma las funciones de supervisión único. Las 16 entidades nacionales que serán examinadas en los próximos doce meses se corresponden, salvo caso de fusiones o integraciones como la del Banco de Valencia en Caixabank, a las que ya valoró la consultora Oliver Wyman durante el pasado ejercicio como consecuencia de los dos reales decretos del Ministerio de Economía para obtener el rescate europeo. La única novedad es la inclusión del grupo de las Cajas Rurales, que tampoco se sometió a las pruebas europeas en 2010 y 2011. En cambio, no estarán ni las dos únicas cajas existentes, Ontinyent y Pollença, ni Banca March, que obtuvo el ratio de capital más alto (27,8%) en el escenario más adverso de las autoridades europeas.
     
    La profunda reforma del sistema financiero español en los últimos años y la mejor percepción de las entidades nacionales en el exterior parecen motivos suficientes para que la banca española se someta casi al completo a las primeras pruebas de resistencia que va a coordinar el Banco Central Europeo (BCE) como primer paso en su aprendizaje para ser dentro de un año el supervisor único de la eurozona.
     
    Un total de 16 entidades bancarias españolas se someten a unas pruebas en las que figura como asesor independiente Oliver Wyman. Esta consultora es la que ya realizó el examen en profundidad del sistema financiero español en 2012 y el panel de bancos es casi el mismo, con la única excepción del grupo de Cajas Rurales, que quedó al margen de dichas pruebas y que tampoco se sometió a las que se realizaron en el conjunto de la Unión Europea en 2010 y 2011.
     
    En aquellos polémicos tests de resistencia, en los que algunos países como Alemania evitaron el examen de sus entidades más débiles, también fueron examinados las dos únicas cajas de ahorros existentes en la actualidad, Ontinyent y Pollença, y Banca March, que en las última pruebas realizadas en 2011 se erigió como la entidad europea con mayor ratio de capital (27,8%) en el escenario más adverso, entonces dibujado por la Autoridad Bancaria Europea (EBA, según sus siglas en inglés).
     
    Las dos pequeñas cajas supervivientes tampoco salieron mal paradas en aquel examen. Ontinyent lograba un ratio de capital del 7,2% y Pollença del 8%, cuando el umbral mínimo se fijaba en el 5%. El Banco Central Europeo (BCE) ha fijado ahora en el 8% el valor de referencia de capital en las nuevas pruebas de resistencia, aunque todos los detalles sobre los escenarios adversos aún no se han precisado.
     
    La mayoría de las 16 entidades españolas que serán analizadas durante los próximos meses no deberá tener problemas para cumplir con ese mínimo exigido de capital del 8%, que se dividiría en un 4,5% de capital básico, un 2,5% de colchón anticíclico y el 1% para los considerados bancos sistémicos. Entre estos últimos, estarían Santander, BBVA, Caixabank y Banco Popular, ya que Bankia (por su proceso de reestructuración al haber sido nacionalizada) se queda al margen.
     
    El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, considera que "una evaluación global única, realizada con criterios uniformes a todas las entidades significativas, que representan aproximadamente el 85% del sistema bancario de la zona euro, representa un avance importante para Europa y para el futuro de la economía de la zona euro", según el comunicado difundido por el organismo con sede en Frankfurt.
     
    Uno de los objetivos de estas nuevas pruebas de resistencia, tras el fracaso de las realizadas en años anteriores, es el de mejorar la transparencia del conjunto de la banca de la zona euro y disipar, de esa manera, las reticencias existentes sobre la solvencia de las entidades de crédito y en "la calidad de sus balances", según se indica desde el BCE.
     
    Sin embargo, las mayores dudas planean en la actualidad sobre los bancos alemanes, italianos y franceses. Alemania es el país que más entidades aporta a los exámenes, un total de 24, aunque entre ellas no figuran todas sus cajas de ahorros ni los bancos regionales (Landesbank) existentes. Es decir, la representación es inferior a la que puede mostrar el sistema financiero español (más del 90%).
     
    Italia se sitúa poco por detrás de España, ya que 15 de sus bancos se someten a las pruebas de resistencia del BCE y, en algunos círculos, se teme que tengan una mejor consideración por la nacionalidad del propio Draghi. Mientras tanto, Francia pondrá al descubierto la realidad de los balances de 13 de sus entidades.
     
     
    Pese a todo, el Banco Central Europeo parece confiado en que no vayan a producirse enormes sorpresas con estas pruebas que se iniciarán en noviembre con la colaboración de los distintos supervisores nacionales. Según los cálculos del BCE, las entidades de la Unión Europea han logrado, pese a los cierres de los mercados mayoristas en numerosos momentos, levantar unos 225.000 millones de euros de nuevo capital. Mientras tanto, aquellos bancos con mayores dificultades para financiarse o recapitalizarse por sus propios medios han contado con una inyección de 275.000 millones de euros por parte de sus respectivos Estados.

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