¿Pero cómo funcionaba este entramado? Parece ser que más fácil de lo que podría parecer, ya que todo se debe a la manera en cómo se determina el Euribor y a la falta de control por parte de la autoridad europea. El Euribor se determina a diario con los reportes del tipo de interés al que prestan los 44 bancos más importantes que operan en la CE. Las entidades reportan al organismo competente (Reuters) el tipo de interés al que prestan, se elimina el 15% mayor y menor (las cinco mayores y las cinco menores), y del resto se hace la media, obteniéndose así el Euribor; su valor mensual es muy utilizado para los préstamos bancarios y el anual es el que determina el valor de buena parte de las hipotecas.
La primera parte del problema viene cuando varios de los “traders” vinculados a los bancos multados empezaron a conceder préstamos a intereses bien demasiado altos, con el fin de obtener beneficios a corto plazo, o bien, como sucedió por el 2008, a intereses demasiados bajos, con el fin de ocultar la debilidad financiera de su entidad. Sólo entonces saltó la alarma en Estados Unidos, tras la oportuna investigación, se observó que esta práctica se había llevado a cabo con el Libor, el Euribor y el Tibor (el tipo de referencia japonés); ahora además se están investigando posibles irregularidades en el mercado de divisas, en productos en francos suizos,…
Se ha comprobado que las operaciones de estos “brokers” estuvo en muchos casos dirigida desde las propias entidades, por lo que no eran casos aislados (de ahí las sanciones a estos bancos) y que se pactaban con simples correos o llamadas telefónicas entre ellos. En ellos primaba más el corporativismo y el beneficio mutuo de la colaboración antes que el principio de la competencia que por pertenecer a entidades distintas se les presuponía.
La segunda parte del problema ha estado en que la autoridad europea no ha supervisado en ningún momento los datos aportados, por lo que la colaboración de estos grandes operadores, junto con el efecto de arrastre que sus movimientos generaban, bastaban para situar el Euribor a la cotización que les conviniese.
¿Cómo afectaron al consumidor de productos financieros estas prácticas abusivas? Según la autoridad europea, de ninguna manera relevante. No se puede determinar que el consumidor se viese perjudicado porque variaban el Euribor al alza o a la baja indistintamente dependiendo de las circunstancias que les adecuasen. Según el comisario de Competencia Almunia “el dictamen contra los bancos que participaron en el cártel no abre la vía para que los particulares reclamen daños y perjuicios por la manipulación del tipo de interés de su hipoteca, dado que no les afectó directamente”. Ya se verá si la propuesta de directiva sobre compensaciones a las víctimas de infracciones del derecho de la Competencia, a la que sólo le falta su aprobación por el Parlamento Europeo, aporta una solución, ya que ahí sí que se abre una puerta judicial ventajosa para aquellos que se sientan perjudicados por estas prácticas.
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De nuevo los datos del paro registrado en las oficinas públicas de empleo volvieron a sorprender positivamente en noviembre. Este mes es estacionalmente desfavorable para el mercado laboral, de forma que incluso cuando la economía crece se producen aumentos del paro. Entre 2001 y 2007 el aumento medio en este mes fue de 44.000 personas y entre 2008 y 2012, de 78.000. Sin embargo, este año se ha producido un descenso de 2.500. En términos desestacionalizados el descenso alcanza unos 40.000.
¿Qué hay detrás de estas cifras? En primer lugar, se está produciendo una disminución de la oferta de trabajo, es decir de las personas que quieren trabajar y buscan trabajo. Muchos emigrantes abandonan España y muchos jóvenes prolongan su etapa escolar ante la casi imposibilidad para ellos de encontrar un empleo. En segundo lugar, la poca eficacia de las oficinas de empleo hace que muchas personas dejen de utilizar estos servicios para buscar trabajo, sobre todo si no reúnen las condiciones para optar por alguna prestación o ayuda. Y en tercer lugar, es posible que ya se esté creando empleo, algo que la mayoría de las previsiones no contemplan hasta la segunda mitad del próximo año. Al menos, eso es lo que nos dicen las cifras de afiliados a la Seguridad Social.
En efecto, si corregimos la estacionalidad, en noviembre se produjo un aumento de unas 15.000 afiliaciones en la serie depurada de cuidadores de personas dependientes no profesionales y de empleados del hogar, la más significativa como indicador de la evolución del empleo. Esta cifra hay que tomarla con cautela y dentro de unos márgenes de error más o menos amplios, ya que en los últimos dos años se han producido diversos fenómenos que han podido cambiar significativamente el patrón estacional y, por consiguiente, los coeficientes con que se corrige la serie original. Pero lo relevante y que permite hablar de creación de empleo es que se trata del tercer mes consecutivo en el que aumenta la afiliación en estos términos, es decir, que no se trata de un mes aislado en el que han podido influir factores irregulares transitorios o que se haya visto afectado por incertidumbres en la corrección de la estacionalidad. La media de afiliados en alta laboral de los tres últimos meses aumentó un 0,6% en tasa anualizada sobre la media de los tres meses precedentes. Esta tasa no era positiva desde febrero de 2008 [gráfico superior derecho].
¿Qué puede explicar este crecimiento? En los últimos meses se observan mejoras notables (la mayor parte todavía en forma de menores caídas que las de un año antes) en muchos sectores económicos, destacando la industria manufacturera, la construcción, el comercio, los transportes y comunicaciones, las actividades profesionales y administrativas e incluso la agricultura. Pero donde se nota el mayor impulso es en las actividades donde predomina el sector público, como administración pública y defensa, educación y actividades sanitarias, sectores que reúnen a unos tres millones de afiliados. En los tres últimos meses este colectivo aumentó a un ritmo anualizado del 5% respecto a los tres anteriores y en noviembre ya suponía un 1,4% más que en el mismo mes del pasado año. Las tres cuartas partes del aumento de afiliados totales en los tres últimos meses se deben a estos tres sectores. Es decir, las administraciones públicas, que los analistas preveíamos que continuarían reduciendo empleo mientras durase el proceso de ajuste del déficit público, vuelven a contratar en términos netos y eso explica en su mayor parte que, según el indicador de afiliados a la Seguridad Social, ya se esté creando empleo, mucho antes de lo previsto.
En la semana también conocíamos otra estadística relativa a la evolución del empleo, el de los perceptores de rendimientos del trabajo que las grandes empresas (las que facturan más de seis millones de euros al año) declaran a la Agencia Tributaria, cuyo último dato es de octubre. Este colectivo, que supera los cuatro millones de personas, todavía no aumenta, pero la media de los tres últimos meses, corregidos de estacionalidad, sólo ha descendido un 0,2% en tasa anualizada sobre los tres precedentes [gráfico inferior izquierdo]. Habrá que esperar a la EPA del cuarto trimestre para tener una visión completa del comportamiento del mercado laboral en estos meses, pero a la vista de la información disponible, parece que el año acaba mejor de lo que se preveía.
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Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).
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El pasado 15 de noviembre la Comisión Europea (CE) publicó el informe anual de desequilibrios macroeconómicos, en el cual se estudia la evolución de diez indicadores económicos en los países de la Unión Europea con el fin de alertar sobre posibles desequilibrios que puedan afectar al crecimiento a medio plazo. A partir de estos indicadores, se decidirá si es necesaria una revisión en profundidad de la economía del país. Si el país no toma medidas para corregir los desequilibrios, la CE puede imponer penalizaciones económicas. La CE ha determinado que realizará esta revisión a dieciséis países, en trece de los cuales ya la había llevado a cabo este año. Los nuevos países son Croacia, Luxemburgo y... Alemania. La inclusión de Alemania puede parecer sorprendente, ya que su crecimiento está siendo el motor de la incipiente recuperación de la eurozona.
Alemania ha sido incluida en el grupo por dos motivos aparentemente contradictorios: (i) un superávit por cuenta corriente excesivo y (ii) una pérdida de cuota de mercado exterior. La pérdida de cuota de mercado es resultado, sobre todo, del fuerte crecimiento de las exportaciones por parte de los países emergentes y no del hecho de que las exportaciones alemanas estén cayendo. Nos centramos, por tanto, en el superávit por cuenta corriente. Durante los últimos tres años, este ha sido del 6,5% del PIB en promedio, superior al 6,0% que la CE marca como límite. La idea de que un superávit por cuenta corriente sea perjudicial para la economía parece contraintuitiva. ¿Cuál es el problema de vender más productos al extranjero que los que se compran al exterior?
En parte, el superávit por cuenta corriente refleja una virtud de los productores alemanes, que han sabido aprovechar la aparición de una clase media-alta en los países emergentes para aumentar sus exportaciones. Además, el hecho de que comparta moneda única con países más débiles le permite acceder a los mercados internacionales con una moneda más barata. Es decir, si la divisa de Alemania fuera el marco, su valor sería superior al actual euro. Esto representa un subsidio a los bienes alemanes. El saldo corriente entre Alemania y los países periféricos (por ejemplo, España, Grecia y Portugal) era cercano a cero en 2000, llegó a máximos en 2008 y se está cerrando desde la Gran Recesión. La diferencia es que mientras que antes de la crisis la divergencia fue simétrica, aumentaba el superávit en Alemania y el déficit en los países periféricos, ahora es asimétrica. La cuenta corriente de Alemania entre 2008 y 2012 se ha mantenido constante, mientras que los periféricos han ajustado casi 10 p. p. de su PIB. Mirado de esta forma parecería que no se ha producido ningún ajuste en Alemania vis a vis con la eurozona. Nada más lejos de la realidad, el superávit de Alemania se ha mantenido constante gracias a un aumento del superávit respecto a los países de fuera de la eurozona y a una disminución del superávit respecto a los países de la eurozona.
No obstante, un superávit de la cuenta corriente relevante y persistente puede ser un reflejo de la gestación de desequilibrios económicos internos en la economía alemana. El superávit puede ser causado por una caída de la inversión o por niveles de consumo relativamente bajos. En Alemania, la inversión en el año 2000 fue del 22,3% del PIB, mientras que en el 2012 fue del 17,3%, ligeramente por debajo del 18,6% de la eurozona o del 19,0% de EE. UU. La tendencia negativa de la inversión (que explica el 57,4% del aumento del superávit) puede reducir el output potencial de la economía alemana. Además, también los salarios se han mantenido muy contenidos durante la última década. Entre 2000 y 2007 crecieron el 2,0% (variación anualizada promedio) y desde 2007 a 2012 crecieron el 1,5%. Si bien es cierto que esto ha ayudado a la economía germánica a ganar competitividad, también ha frenado la capacidad de crecimiento del consumo. De hecho, una de las primeras medidas que el nuevo Gobierno Merkel quiere tomar es introducir un salario mínimo, pero el efecto que ello pueda tener sobre el consumo depende de su diseño final. Si el salario mínimo se fija a nivel nacional, en lugar de regional, podría generar un aumento del paro, ya que la disparidad de salarios entre la Alemania del este y del oeste es todavía considerable.
En definitiva, el estudio en profundidad sobre la economía alemana que la CE llevará a cabo debería centrarse en determinar si los niveles de consumo e inversión pueden acabar dañando el crecimiento a medio plazo. Una alerta aparentemente sorprendente ahora que la economía alemana está liderando el crecimiento europeo, pero que debe seguirse con atención.
Geopolítica rusa http://dlvr.it/4TJ2Jt
El euro 'pasa de todo' y avanza sin obstáculos http://dlvr.it/4TP0rb
Los datos de los últimos meses han sido esperanzadores para la economía española. Se han registrado las primeras cifras positivas de crecimiento intertrimestral y el impulso, que inicialmente provenía solo del sector exterior, se empieza incluso a notar en algunos componentes de la demanda interna.
Entre los analistas, nacionales e internacionales, estos indicadores positivos plantean diversos interrogantes: ¿A qué velocidad se podrá reducir la tasa de paro? ¿Cuán frágil es el proceso de recuperación? Y, finalmente, ¿se trata de una recuperación suficientemente sólida para corregir los desequilibrios de deuda que aún atenazan al sistema económico español?
La cuestión del vigor de la salida de la recesión se debe abordar desde dos perspectivas. En primer lugar, el crecimiento del PIB que es plausible esperar y, a continuación, en qué medida dicho crecimiento puede ser generador de puestos de trabajo. Con relación al ritmo de expansión del PIB, la experiencia nos dice que, tras recesiones de deuda como la que hemos sufrido, las reactivaciones son muy débiles. En el caso que nos ocupa esperamos una expansión muy moderada, que para 2014 se cifra en el 0,8% interanual. A pesar de su moderación, este crecimiento debería ser suficiente para cambiar el tono del mercado de trabajo español. Tras la reforma laboral introducida en 2012, el mercado ha ganado en flexibilidad. Las nuevas reglamentaciones laborales han permitido a las empresas acomodarse mejor al ciclo económico con un uso más eficiente de sus plantillas. Si el cambio de ciclo se consolida, a mediados del año que viene ya se podría registrar una tasa de crecimiento interanual positiva de la ocupación.
La segunda gran cuestión es la fragilidad del proceso de recuperación. Y ahí, claramente, las noticias son menos esperanzadoras. La reactivación española se fundamenta en los ajustes de precios, costes y presupuestos que se han llevado a cabo, pero es también el resultado en gran medida de la intervención del Sr. Draghi el año 2012, asegurando a los inversores internacionales que haría todo lo que estuviera en su mano para garantizar la integridad de la zona euro. La política europea está, en parte, detrás de la reactivación y explica el retorno a España de flujos de capitales muy relevantes, tanto en inversión directa como financiera y de cartera. Estos flujos, sin embargo, pueden ser volátiles y a lo largo de los próximos meses la evolución de los mercados financieros internacionales será determinante. Si se mantiene una situación de calma y baja volatilidad, la creciente liberación de la restricción de liquidez puede incluso llevar a la economía a tasas de crecimiento en torno al 1%. Si por el contrario las turbulencias, tal vez originadas por la política monetaria norteamericana, asolan los mercados e incrementan la aversión al riesgo será difícil que una economía vulnerable como la española evite los efectos adversos. El crecimiento, entonces, sería prácticamente nulo.
Finalmente, algunos analistas cuestionan que la recuperación económica española pueda ser suficiente para sobrellevar la pesada carga de deuda acumulada durante los últimos diez años. Sobre esta cuestión es preciso advertir que la deuda más relevante es la exterior, es decir, aquella en manos de no residentes. Si bien la deuda bruta es importante en términos de liquidez, cuando hablamos de capacidad de devolución, el concepto más importante es la deuda neta, es decir, descontando los activos que los residentes poseen en el exterior. Para España, esta deuda se sitúa en aproximadamente el 90% del PIB. Su reducción hasta cifras cercanas al 30% del PIB, más sostenibles a largo plazo, va a exigir durante bastantes años elevados saldos positivos por cuenta corriente, del orden del 2% en media. ¿Es esto posible? Algunos pensamos que sí, que el cambio del sector exterior es estructural, que permanecerá en el tiempo, puesto que se ha logrado sin recurrir como antaño al mecanismo artificial de la devaluación nominal. Pero conforme la reactivación económica se vaya consolidando existe el riesgo de que se produzca un nuevo deterioro del saldo exterior debido al crecimiento de las importaciones. Por ello, para culminar con éxito el proceso de restablecimiento del equilibrio externo, será necesario persistir en las mejoras de competitividad exterior que se basan en el control de costes y precios y las mejoras de productividad.
Jordi Gual