Podríamos realizar un listado que contuviera mil y una razones para comprar una acción y otro listado que contuviera otras mil y una para vender esa misma acción. Estas razones podrían ser del tipo técnico como por ejemplo “el precio ha superado la resistencia anterior con fuerte volumen de negociación”, del tipo fundamental como por ejemplo “la cotización de las acciones se encuentran por debajo del valor contable” o con un criterio algo más dudoso y emocional como por ejemplo “Mi hijo, que se dedica a esto de la informática, me ha dicho que compre Terra que es toda una revolución en el sector tecnológico” o bien “El vecino se ha comprado un coche nuevo gracias a unas acciones de Astroc”. Cualesquiera que sean las razones, más o menos válidas, consecuentemente se crea una expectativa de mercado sobre el sujeto que se posicionará en el mercado como alcista, bajista o neutral.
Cuando hablamos de la evolución de la bolsa es inevitable que hablemos de la euforia, la incertidumbre o el miedo como emociones que constituyen la fuerza del mercado. La euforia, anteriormente optimismo, es el gran motor alcista de los mercados es un sentimiento “in crescendo” en el que queremos más y más y compramos todo aquello que nos ofrezca aparentemente una rentabilidad atractiva. Por contra la incertidumbre, es un sentimiento que aparece cuando la posición que tenemos adoptada es desfavorable pero tenemos una luz interna que nos dice que “esto cambiará en breve”. Por último el miedo, precedente al pánico, aparece cuando el nivel de precios de un activo se está desplomando y estamos perdiendo hasta la camisa.
Todo este preámbulo anterior, es imprescindible para hablar sobre “La Teoría de la Opinión Contraria”, para identifica extremos de mercado partiendo de la psicología de la masa.
Por lo descrito anteriormente, el mercado lo moverá la lucha de las fuerzas alcistas, neutrales y bajistas. Imaginemos un mercado alcista, ¿por qué está subiendo? cada vez se están incorporando nuevos adeptos al sentimiento alcista, éstos convertidos, tenían anteriormente una expectativa bajista o neutral sobre el mercado. A través de las compras de “los nuevos fieles”, hay una demanda que empujará el precio de las acciones hacia nuevos máximos. Este proceso cada vez se acentúa más y obviamente la masa está está clamorosa porque la bolsa esta subiendo y están ganando!! En el momento de mayor euforia es porque todo el mundo es alcista, los medios de comunicación están desbordantes de optimismo la bolsa es una fiesta y el mercado regala dinero… pero si todo el mundo ha posicionado sus expectativas en el lado de los compradores ¿cómo seguirá subiendo la bolsa? ¿quién comprará? A partir de ese instante, contrariamente al sentimiento generalizado, la bolsa no sube.
Obviamente aquellos activos que eran los lideres del mercado alcista no están ofreciendo los buenos resultados anteriores y aparece una nube de incertidumbre… algunos alcistas empiezan a cambiar su sentimiento y se convierten en bajistas por lo que deshacen sus posiciones, mediante las ventas. Esas ventas generan una caída de las cotizaciones, que generan pérdidas y un aumento del sentimiento bajista. Al ser el miedo es un sentimiento muy volátil y es por ello que se expande como la pólvora y aparecen nuevas ventas. De este modo, cada vez son más los que están sacándose los títulos como alma que lleva el diablo y consecuentemente la bolsa se desploma, hasta que el sentimiento generalizado es puro pánico… pero si todo el mundo ha posicionado sus expectativas en el lado de los vendedores ¿cómo seguirá bajando la bolsa? ¿quién venderá? A partir de ese instante, contrariamente al sentimiento generalizado, la bolsa detiene el mercado bajista.
Como ejemplo, aunque sea más informal que técnico, recuerdo a principios del verano del año 2012 entrar en un bar de un pueblo que principalmente dedica su actividad a la agricultura. En ese determinado ambiente el tema central no era el fútbol, tampoco era el precio de la pera limonera, sino la prima de riesgo. Estaba fascinado porque aparentemente todo el mundo se había titulado en económicas. El Ibex 35 estaba en junio de 2012 en los 6.000 puntos, y en el semestre del año había perdido un 30% desde los 8.500 puntos del inicio del año. Si recordamos, los medios de comunicación hablaban de la ruptura del euro, del rescate a España, hasta algunos mencionaron un posible corralito. El pánico era palpable en el ambiente y tan acusado que estábamos ante un extremo de mercado, concretamente ante un suelo de mercado. La Teoría de la Opinión Contraria reflejaba una señal de compra. Si en ese determinado escenario, hubiéramos sido capaces de desvincularnos de las emociones generalizadas y comprar el Ibex 35, en apenas dos años gozaríamos de una rentabilidad del 80% ya que en la actualidad el selectivo español se ubica en los 10.800 puntos, no esta nada mal.
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Muchas gracias por su artículo.
Saludos
Gracias por hacer visible lo evidente..xd