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Actualizado: 20 de Septiembre de 2024
Categorías: Articulos

La semana en los mercados

preguntas¿La promesa de ZP de apoyar el estatut que saliera del Parlament llevó a muchos catalanes a la decepción cuando el Tribunal Constitucional echó atrás algunos artículos? Es posible. ¿La crisis ha llevado a que muchos catalanes miren con peores ojos las balanzas fiscales aceptadas durante décadas? Es posible. ¿Dolió a muchos catalanes la insensibilidad de Rajoy no haciendo nada ante una mayoría de votos que eligió unas opciones políticas en el Parlament que tenían en su programa electoral la convocatoria de una consulta? Es posible. ¿Las opciones independentistas han conseguido crear una campaña de márketing victimista con la que muchos catalanes se han visto identificados? Es posible. Todas esas posibilidades o alguna de ellas -o lo mismo ninguna- son causantes de la situación actual pero poco importa ya quién sea el culpable o el responsable. Lo cierto es que en 1977 un millón y medio de catalanes (y entonces eran muchos menos que ahora) salieron a la calle en la Diada del 11-S a pedir el estatuto de autonomía y tras conseguirlo en 1979 y hasta 2010 la convocatoria de las manifestaciones apenas superaba las 10 mil personas… ahora de nuevo el 11-S se congregan más de un millón de personas y no precisamente para pedir un estatuto. Algo pasó estos últimos años y según esta encuesta el principal motivo por el que muchos catalanes se han vuelto independentistas es claro:

Es decir, aquellos que se han pasado al bando independentista dicen que la causa es la actitud del gobierno español (o al menos esa es la percepción que tienen) pero, repito, ya da igual buscar culpables: ahora hay que encontrar soluciones. El 9N de poco servirá porque cada bando tendrá argumentos para descalificar lo que ocurra, lo preocupante es que ERC saldrá aún más reforzado y ganará las próximas autonómicas. Hay un cierto paralelismo con el auge de Podemos y es que llevo muchos meses avisando que la actitud de no hacer nada y dejar pasar el tiempo de Rajoy es un suicidio para su partido, su pasividad está relanzado los radicalismos en todos los ámbitos. ¿Será también un suicidio para España? Pronto para saberlo, Podemos lo tiene difícil para gobernar y aunque lo haga, todavía me queda la esperanza de que cambie su programa económico que es lo único -a mi juicio- peligroso de su discurso. En cuanto a que España pierda a Cataluña, también es muy complicado porque la única forma de hacer viable una separación es a las buenas y no me parece que haya voluntad política para ello. Eso sí, a mí me parece claro que el proceso ya es imparable y que Cataluña en unos años aunque nominalmente sea parte de España (por motivos económicos como asegurarse la pertenencia a la UE y la Eurozona y especialmente el auxilio financiero del BCE, es decir, para no ser como Kosovo), en la práctica acabará funcionando –con el beneplácito del gobierno español al que no le quedará más remedio- casi como un estado independiente.

Ese será el gran balance del área no económica que dejará esta legislatura de Rajoy: una Cataluña con mayoría de catalanes votando a un partido que propugna la separación con España y una España con millones de votantes dispuestos a arriesgarse con una incógnita con unos pocos meses de vida antes que continuar con los mismos, ¡y eso que los datos macro mejoran!. ¿Va a influir esto en el ánimo de los inversores hacia España? A corto plazo –salvo que alguien con cierto poder haga algo estúpido el 9N- no parece: las generales aún tardarán un año y las autonómicas catalanas aún no han sido convocadas. Según se acerquen las fechas y España pueda convertirse en sinónimo de inestabilidad política, lo más probable es que el dinero, que es muy cobarde, se asuste pero no adelantemos acontecimientos.

Los mercados han comenzado noviembre con desplomes en el precio del oro y la plata –y en general en todas las materias primas empezando por el crudo- y con las bolsas tratando de digerir las fuertes subidas de las últimas sesiones de octubre. Pero mientras Wall Street ha marcado nuevos máximos históricos y Japón de 7 años, las bolsas europeas han estado más débiles -de hecho, JP Morgan aconseja sobreponderar EEUU y Japón e infraponderar Europa-, especialmente el Ibex que no ha digerido bien los resultados de los bancos –bastante pobres en lo que respecta a los beneficios obtenidos en España- si bien la noticia negativa la ha protagonizado Indra, empresa semi-pública cuyas cuentas no están nada claras. Estamos en una época estacionalmente alcista y la victoria republicana en las elecciones de medio mandato de los EUA han gustado por lo que a corto plazo allí siguen en subida libre aunque personalmente creo que sin la liquidez extra, con un $ tan fuerte y con una posible subida de tipos de interés en 2015, la bolsa norteamericana está cara y hay que olvidarse de ella y aunque las eurozoneras puedan parecer más atractivas, no se podrán sustraer a lo que haga Wall Street. En cuanto al Ibex, si no pasa nada raro este fin de semana con el lío del 9N, creo debería volver a comportarse en línea con el resto de bolsas eurozoneras pero no hay que olvidar que está en marcha el tercer rescate a Grecia y me temo que aún hay quien en los mercados nos mete si no en el mismo saco, sí en uno parecido.

Por último, el pasado viernes comentábamos de lo sesgadas que son a veces las informaciones de los medios pero también es reseñable lo que no dicen. Por ejemplo, en junio Bulgaria intervino dos bancos –KTB y VCB- y los clientes aún no han recibido el dinero que en teoría le aseguraba el “Fondo de Garantía de Depósitos” búlgaro y de hecho, la UE ha criticado abiertamente al gobierno de allí por el retraso. Ya sé que no es algo extrapolable y que nuestros bancos son muy seguros –al menos algo más que los de Chipre, otro tema “olvidado”- pero ni siquiera comentarlo….

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Droblo

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  • El mismo día que Podemos se convirtió en las encuestas en la tercera fuerza política del país, Alfonso Guerra anunciaba su retirada de la política. El ex vicepresidente del Gobierno se marcha con un prestigio casi incólume, en medio de los requiebros de sus correligionarios, pese a que fue el cooperador necesario de una de las primeras grandes tropelías políticas de la Democracia: la asignación de un despacho oficial en la Delegación del Gobierno en Sevilla a su hermano Juan Guerra. ¿Era Juan acaso funcionario o interino? No, simplemente era hermano del vicepresidente.
    Esta mala práctica demostró que el abuso y la corrupción no tenían unas siglas determinadas. Felipe González ordenó al fiscal general del Estado que intentara acallar legalmente a este periódico por el escándalo, pero no lo logró. Mas lo peor no fueron los intentos de silenciarnos, sino las declaraciones del presidente en el pleno del 1 de febrero de 1990 en el que advirtió a la oposición que «si el vicepresidente del Gobierno sintiera la tentación de presentar su dimisión por el cuestionamiento que se hace de su honradez o le forzaran a ello, habrán ganado dos batallas por el esfuerzo de una, la dimisión de Alfonso Guerra y la de Felipe González». Fue el famoso «dos por el precio de uno».
    Este mensaje tuvo el efecto de actuar como el pistoletazo de salida de una carrera de 100 metros lisos para los corruptos emboscados en la Administración y sus alrededores. Desde ese momento Luis Roldán, Aída Álvarez, Oliveró, Navarro, Flores o el propio Mariano Rubio sabían que Felipe se dejaría la piel por protegerlos. También lo sabían Barrionuevo, Vera y Galindo, aunque sus crímenes fueran de otro tipo.
    Más de 20 años después, y cuando aún no era presidente del Gobierno, Mariano Rajoy mandó un mensaje similar a sus huestes en febrero de 2011 cuando aceptó la designación de Francisco Camps como candidato a la presidencia de la Comunidad Valenciana estando imputado. Rajoy argumentó que imputado no equivalía a condenado, ni siquiera a acusado, y ese razonamiento llevó al PP a actuar con una manga ancha indiscriminada en todos los casos de imputación. De hecho, en esas autonómicas, llevó a cinco imputados y seis implicados en casos de corrupción en sus listas valencianas.
    A Rajoy no le importó borrar con el codo lo que había escrito en la primera página del Código de Buenas Práctica del PP, redactado a finales de 2009 para neutralizar el caso Gürtel. El código decía: «El PP entiende que no es posible exigir regeneración a los demás si previamente no asume un compromiso de autoexigencia, tanto como partido como a sus dirigentes y militantes que puedan ostentar tareas públicas».
    johnmuller

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  • Tres equívocos rodean a Podemos: creer que se trata de un partido nuevo, del único partido populista, y de un partido cuya aversión a los derechos de los ciudadanos está fundamentalmente oculta.
    Lejos de ser nuevo, Podemos es un partido antiliberal más, como los que componen la “casta” política. No es, por ello, la amenaza para nuestra libertad sino una amenaza más. Las otras amenazas son los demás partidos, como han podido comprobar incluso quienes confiaron en la variante española del “read my lips, no more taxes”, y votaron esperanzados a Rajoy.
    No digo que todos los partidos sean idénticos. Digo que las declaraciones y propuestas de Podemos no permiten concluir que nos encontramos frente a una opción nueva: es la misma de siempre que descansa sobre el quebrantamiento de derechos y libertades, presentado de tal forma que pueda conseguir un amplio respaldo entre los votantes.
    Podemos no es nuevo, y se parece mucho a la izquierda. El profuso intervencionismo de su Programa Colaborativo coincide con las agresiones a la libertad que anhelan o practican socialistas y comunistas, y cultiva clásicos de la izquierda, desde la inquina a la Iglesia Católica (punto 2.9) hasta el rechazo a la propiedad privada (pássim), pasando por buenismos más recientes como los “derechos animales” (sic punto 2.9, titulado: “Protección animal, nueva exigencia social”). No es, así, casual la inquietud sembrada por esta formación en los partidos de izquierda, en particular IU.
    Ahora bien, la derecha no sólo ha probado ser también antiliberal, sino que los sistemas aparentemente más opuestos, fascismo y socialismo, están unidos por su antiliberalismo. Además, socialistas y comunistas han solido recurrir al nacionalismo, igual que la derecha. El mismo Pablo Iglesias declaró: “Como patriota, a mí no me gusta que en mi país haya bases militares de otro”. El nacionalismo de Podemos, por cierto, no se entiende como defensa de las naciones ya establecidas con un Estado, sino de las que pudieran llegar a tenerlo. El punto 2.2. del Programa gustará a los secesionistas por su referencia al “referéndum vinculante” y el “derecho de autodeterminación”.
    Podemos, en conclusión, no es un partido nuevo sino un partido antiliberal más, cuya oposición a los derechos de los ciudadanos se asemeja en líneas generales a la presentada por la izquierda.
    La exitosa irrupción de Podemos en el panorama político ha puesto sobre el tapete una categoría poco utilizada en nuestro país: el populismo. No había hasta ahora ningún partido con esa etiqueta, reservada a algunos regímenes latinoamericanos.
    Pero no es sencillo precisar qué es el populismo, al que le pasa como a la pornografía: no la sabemos definir con claridad pero la reconocemos cuando la vemos. Además, es tan dudoso que el populismo sea exclusivamente latinoamericano como que en España esté monopolizado por Podemos.
    Paraíso en la Tierra
    Los populistas prometen el paraíso en la Tierra, lo prometen a corto plazo, y lo prometen a costa del sacrificio sólo de una minoría. Podemos sin duda es así, pero también es indudable que no es así en solitario. Variopintos políticos nos encantan con promesas de cumplimiento cercano y cuyos costes serán descargados sobre un grupito de indeseables: ricos empresarios, evasores fiscales, etcétera.
    Es clave de la democracia que votemos creyendo que vamos a obtener de la política más de lo que deberemos pagarle, y los que reclaman nuestro voto lo hacen de alguna manera recurriendo a ese antiguo disfraz de la justicia que estriba en que todos pagamos, pero unos más que otros y, claro está, esperamos que no nos tocará ser de los primeros. Que no se diga que la derecha está exenta de estas máculas: en más de una ocasión los políticos del PP han justificado sus incursiones punitivas contra los bienes de los ciudadanos alegando que no castigaban a todos por igual, sino proporcionalmente más a los ricos.
    Podemos sí es populista en su culto a la personalidad. Aunque no es un vicio del que estén libres los demás partidos, Podemos hace tanto uso y abuso de él que resultó enternecedor que el propio Pablo Iglesias se sintiese obligado a aclarar: “Yo no soy imprescindible, soy un militante, no un macho alfa”, como si la campaña de Podemos no hubiese girado en torno a la atractiva imagen personal de este nuevo héroe de la mitología progresista, que va a limpiar los sucios establos políticos de Augías, y a cambio va a imponer… ¿qué?
    El tercer equívoco en torno a Podemos ha lanzado a muchos a escudriñar aspectos desconocidos de las biografías de sus líderes para ver si encontraban allí las pruebas de que las nuevas estrellas del firmamento político son opuestas a los derechos del pueblo. Empeño a la postre contraproducente, al dar por sentado que lo que Podemos dice abiertamente es plausible. La realidad es la contraria: el ogro filantrópico, como diría Octavio Paz, no está emboscado en Podemos.
    Ningún enemigo de la libertad se ha presentado como tal. Tampoco Podemos. Su programa repite machaconamente la palabra “democracia”, igual a lo que han hecho los comunistas siempre –recordemos cómo se llamaba la Alemania que no era democrática–. Para ellos, como para otros antiliberales, la democracia no significa que el pueblo pueda elegir, sino que a los individuos se les impongan por la fuerza elecciones colectivas. No es casual que el partido se llame “Podemos” y no “Podéis”.
    El uso de la fuerza es importante para comprender la amenaza que representa Podemos, o, más exactamente, que representa también Podemos. No tiene mucho sentido criticarlos por el carácter utópico de sus propuestas, como si el realismo les hubiese alguna vez importado a los enemigos de la libertad. Lo notable son esas mismas propuestas porque, en el habitual lenguaje vaporoso de los “derechos”, constituyen un catálogo de agresiones frente a la propiedad de los ciudadanos. De hecho, la única propiedad que para Podemos es digna de protección es la intelectual (punto 3.10). En todo lo demás la propiedad de los ciudadanos estará en el alero, aunque sólo se hable explícitamente de un viejo tema socialista, la “expropiación de las grandes fincas” (6.3).

    Coacción política
    La enorme expansión del gasto público que el Programa Colaborativo contempla exigirá un claro incremento de los impuestos, y es imposible, por ejemplo, leer el punto 1.10 y concluir que sólo pagarán los ricos. También exigirá una vasta expansión discriminadora de la coacción política y legislativa en la vida de los ciudadanos, sus bienes y sus contratos.
    En Podemos parecen ser conscientes de esto, y de ahí que resulte esperable la moderación de su discurso hasta las elecciones, igual que Hugo Chávez aseguró que él no era socialista y que Cuba sí era una dictadura antes de hacerse con el poder.
    Podemos, por tanto, procurará endulzar sus mensajes con mucha demagogia. En este sentido, conviene tener presente sus proclamas antiliberales. Y no olvidar que en su programa se repite una y otra vez la idea de castigo, sanción y persecución. No lo pudo expresar más claramente el propio Pablo Iglesias en una de sus confesiones paladinas de totalitarismo: “A mí me gustaría utilizar el Código Penal para hacer política”.

    Carlos Rodríguez Braun

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  • La comisión de Hacienda del Senado transaccionó ayer nueve enmiendas e incorporó todas las que introdujo el PP el pasado viernes. A falta de que pueda haber alguna novedad en el Pleno del próximo jueves 13 de noviembre, en el que la Cámara Alta aprobará la reforma fiscal, entre las enmiendas transaccionadas ayer destacan tres. En primer lugar, se endurece la compensación de créditos fiscales con efectos desde el 1 de enero de 2014. Estos créditos fiscales, que en su mayoría acumula la banca pero que también poseen otras empresas, podían compensarse sin límites hasta 2015, en que quedan sujetos a los topes de las bases imponibles negativas. La enmienda amplía el golpe a 2014 para empresas cuyo volumen de operaciones supere los 6 millones de euros durante los 12 meses anteriores a la fecha en que se inicien los períodos impositivos. La limitación será del 50% de la base imponible positiva previa a su integración y a la compensación de bases imponibles negativas, cuando en esos 12 meses el importe neto de la cifra de negocios sea al menos de 20 millones de euros pero inferior a 60 millones de euros. Y del 25% de la base imponible positiva previa a su integración y a la compensación de bases imponibles negativas, cuando en esos 12 meses el importe neto de la cifra de negocios sea al menos de 60 millones de euros.
    Otra enmienda elimina la exención de IVA para entregas de bienes y prestaciones de servicios por parte de entidades públicas empresariales estatales y organismos asimilados dependientes de comunidades autónomas y ayuntamientos.
    Además, una tercera aportación de las que se transaccionaron ayer establece un régimen sancionador para quienes vendan tabaco o cigarrillos sin marcas fiscales o de reconocimiento. Será de 150 euros por cada 1.000 cigarrillos con un tope mínimo de 600 euros por infracción y de 10 euros por cada litro de bebidas con el mismo mínimo. Estas sanciones se incrementarán un 25% en caso de que se repita la infracción.
    La comisión de Hacienda del Senado rechazó ayer las cinco propuestas de veto presentadas por la oposición (PSOE, ERC, IU –ambos dentro del Grupo Mixto–, ICV y PSC) a los tres proyectos de ley de la reforma fiscal.

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  • El auge de Podemos se coló ayer en una conferencia sobre el mercado único de capitales en Bruselas, en la que participó Ana Botín, presidenta de Banco Santander. Al ser preguntada por la encuesta que sitúa al partido de Pablo Iglesias como tercera fuerza política en España, Botín respondió que el objetivo de cualquier partido, banco o ciudadano de forma individual debe ser que el “crecimiento” vuelva y que este llegue “a todo el mundo”.
    “Yo diría que en términos de cómo conseguimos crecimiento [...] el objetivo de todos los partidos políticos, de los bancos y de nosotros individualmente debe ser volver a crecer juntos de nuevo. Un crecimiento que sea sostenible y que llegue a todo el mundo. Todos tenemos ese interés común, sin importar en qué lado estás o para quién trabajas [...] Estamos todos juntos en esto”, afirmó Botín ante una audiencia formada por banqueros, lobbistas y funcionarios y políticos europeos.
    La presidenta de Banco Santander respondió así a una pregunta sobre si el éxito de Podemos en las encuestas puede poner en peligro la recuperación de la economía española y en la que se pedía opinión sobre su programa político, que incluye auditorías de la deuda pública y nacionalizaciones de sectores clave de la economía.
    “Es muy importante que los bancos sean capaces de prestar de nuevo y en este sentido ayudar al crecimiento [...] Tenemos un objetivo muy claro: ayudar a las personas y a las empresas a prosperar. Sin una unión bancaria y sin un mercado único de capitales, esto será un trabajo más difícil”, dijo la ejecutiva española.
    La conferencia “Finanzas para el Crecimiento: hacia un mercado único de capitales” se celebró ayer en Bruselas con el objetivo de recoger e intercambiar opiniones sobre el diagnóstico y el tratamiento de la falta de financiación a largo plazo en Europa.
    En el panel en el que participó Botín también se encontraban Danièle Nouy, presidenta del Mecanismo Único de Supervisión (MUS) del BCE; Vincenzo La Via, director general del Tesoro italiano; Elisa Ferreira, eurodiputada socialista portuguesa especializada en economía.
    Las jornadas fueron inauguradas por Jonathan Hill, comisario de servicios Financieros de la Comisión Europea, quien aprovechó la ocasión para anunciar que a mediados del año que viene presentará su plan para crear un mercado de capitales paneuropeo para mejorar la capacidad de financiación de las pymes.

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