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La semana en los mercados

conversacionHace unos días estuve charlando con una alemana que conozco hace años pero que también hacía años que no veía. Es casi medio española porque vive entre Berlín y la Costa del Sol y no pude evitar preguntarle por la situación económica de su país de origen. Su respuesta puede parecer sorprendente pero me dijo que en Alemania las estaban pasando canutas, que los sueldos son tan bajos que muchas personas pasan apuros y que la mayoría se queja de esa visión de ricos que los alemanes tienen en el exterior. Como era un tema de actualidad ya que la noticia había salido el mismo día, me comentó que no podía entender que el nuevo gobierno griego decida dar luz a 300 mil griegos que no abonan la factura, que si ella no paga le cortan la luz y no es justo que el dinero alemán se destine a que en otros países quien no paga pueda tener luz. Dijo que muchos compatriotas suyos piensan parecido y que ya en 2010 cuando se aprobó dar dinero a Grecia un camarero le dijo que por qué iba su gobierno a subvencionar a un país donde un camarero se jubila a los 55 años cuando él lo tenía que hacer a los 65. Luego lo cierto es que en las elecciones los alemanes votan masivamente al partido de Merkel y a los socialdemócratas que en este tema están de acuerdo con ella por lo que imagino serán quejas puntuales pero está bien palpar un poco la opinión de la calle. Con todo, lo más interesante fue cuando se sumó a la conversación un amigo de la alemana que es italiano que expuso un punto de vista con menos tópicos: él se quejaba de que Italia, por miedo a estar entre los rescatados en un futuro, siempre había apoyado todo lo que fuera ayudar a otros socios pero que en la actualidad, y tras gastarse miles de millones debido a ser la 3ª economía de la Eurozona muchos allí –según él- empiezan a estar hartos de tener que comportarse con el reto de periféricos como un hermano rico cuando no lo son y que si en Alemania se quejan de los minijobs, en Italia la tasa de paro del país está en máximos históricos.

 

Yo les expuse mi punto de vista, que ojalá viviéramos en un mundo tan solidario que el primer mundo garantizara –y puede hacerlo- que todos los humanos tuvieran un mínimo económico al nacer –sea donde sea- que les garantizara una buena nutrición (y ya puestos, también unos derechos humanos básicos que incluyan educación en libertad) y que ya que hay cientos de millones de personas en este planeta que pasan hambre y opresión, personalmente prefiero que si los españoles tenemos que dar dinero –y quitarnos por ello de algunos “lujos”- para mejorar el bienestar de un grupo de extranjeros, se lo demos a los humanos que más lo necesitan que para mi no están en Europa precisamente.  Pero por desgracia esto no ha pasado por solidaridad internacional como quisieron hacernos creer en 2010, no le dimos dinero al Chad para aliviar el hambre de millones de personas sino a Grecia, Portugal, Irlanda… para salvar el sistema financiero europeo. Tristemente los rescates fueron negocios y unos han salido bien y otros mal y por desgracia las relaciones internacionales son así, Obama se supone es el líder de la mayor democracia mundial pero rápido va a honrar al dictador saudí fallecido. De todos modos yo, estando totalmente en contra de la política de rescates, también estoy convencido que ningún alemán vive peor en 2015 por el dinero que su gobierno prestó a Grecia. Sin embargo, reconozco que el italiano tiene bastante razón y es un caso similar al español: no estamos tan bien como para que nuestro dinero se use en servicios sociales en otros países que nosotros mismos no tenemos ni para que perdonemos deudas de otros mientras aquí desahuciamos viviendas por falta de pago. Pero también es cierto que la lógica económica muchas veces no es justa como pasa con el Plan PIVE en España, que con los impuestos del que no tiene coche se subvenciona al que se lo compra. Les expliqué que en España hay un debate muy fuerte respecto a la solidaridad interregional y les dije que conozco a catalanes muy críticos con que la escuela pública extremeña tenga más medios -según ellos, yo no lo sé- que la catalana aportando Cataluña más a la caja común pero que dentro de una misma unión política eso puede resultar más comprensible que en la Eurozona donde cada país vela por sus propios intereses.

 

En resumen, al final el europeo de a pie, el que no es responsable de las grandes decisiones políticas que se llevan tomando en la Eurozona desde que existe, creo llega a la conclusión obvia: que el que un grupo de países sean socios comerciales no implica que unos tengamos que pagar los excesos que ha cometido otro y mucho menos pagar para que en otro país tengan servicios públicos que en el propio no disfrutamos por falta de fondos suficientes. Al final, al igual que con la libertad de cada uno, la libertad de un país acaba donde empieza la frontera del otro y podemos respetar mucho la decisión democrática de los 2.2 millones de griegos que votaron a Syriza pero en la Eurozona somos 340 millones. Todos queremos tener los mejores servicios públicos pero -aveces lo obvio debe repetirse porque a la mayoría se nos olvida- el gobierno no tiene dinero, lo que hace es administrar el estado que es el que posee la riqueza o la capacidad de endeudamiento para obtener esos fondos. Esto es clave porque cuando pedimos un gasto al gobierno de turno, sea para organizar unos Juegos Olímpicos, para subir las pensiones o para dárselo a fondo perdido a otro país, quien realmente lo paga es la ciudadanía. Nuestro “estado del bienestar” funciona porque hay un componente solidario con el que se supone estamos de acuerdo, pero que por si acaso no es voluntario ya que a cada uno nos aplican obligatoriamente retenciones e impuestos. Pedir a los ciudadanos europeos, que tampoco es que estén muy boyantes, que paguen las facturas de los europeos de otro país… parece excesivo.

 

El problema no es que Syriza quiera renegociar la deuda, eso es lógico y habitual (ya lo hizo el gobierno de Samaras y consiguió importantes mejoras en las condiciones), el problema es que quiere más dinero para justificar sus medidas de mayor gasto público y el conflicto se ha enconado. La postura de “voy a hacer mi programa con vuestro dinero, dádmelo bajo mis condiciones” es absurdamente desafiante y el resto de gobiernos europeos, también elegidos democráticamente –no lo olvidemos, no son “los mercados” como en 2010- y por tanto tan legítimos como el gobierno griego, es lógico que no acepten esas condiciones. La Grexit sería un desastre, aún más si no se hace ordenadamente, pero no parece posible otra salida viendo la postura tomada por Syriza. Y creo Tsiripas lo sabe y quizás es lo que esté buscando, ese papel de víctima que puede garantizarle el apoyo popular en su país a pesar del crash económico que se avecina en el corto plazo si hay quiebra y vuelta al dracma… o quizás es un negociador fabuloso que quiere dar esa impresión para que al final aceptemos sus condiciones; quién sabe, tampoco hay que olvidar que Syriza es una coalición y es difícil poner de acuerdo a varios partidos. Lo peor es que si hay Grexit los 26 mil millones de € que perderá España –desembolsados hay 6.600 millones (que yo daría casi por perdidos tanto si hay acuerdo como si no) y 19.400 millones son avales que sólo perderíamos si hacen default- son sólo una parte, el coste sería mayor porque hay que sopesar también las pérdidas privadas –de empresas y del sector financiero- y el efecto contagio que, como ya vimos en 2010 cuando se despreciaba el problema griego por lo pequeño del país, puede ser imprevisible tanto por nuestro carácter “periférico” como porque se haría palpable la posibilidad real de una ruptura de la Eurozona.

 

En los mercados eurozoneros no sólo existe el problema de Grecia, a la que se le acaba el tiempo si no recibe más fondos, también la guerra civil ucraniana que se supone se recrudecerá en cuanto pase lo más duro del invierno. Ayer mismo se firmó un alto el fuego pero no soy muy optimista al respecto. Y no hay que olvidar que hasta marzo no empiezan las compras masivas de BCE por lo que estamos en un periodo sin alicientes positivos y varios muy negativos. Sin embargo, hay una extraña tranquilidad, seguimos en la estela de la extrema complacencia, en la percepción generalizada de que en realidad no pasará nada grave y los bancos centrales –esta semana el de Suecia se sumó a los tipos de interés negativos temerosos, como Dinamarca y Suiza, del aluvión de fondos que pueden venir de la Eurozona cuando ésta empiece su QE- lo arreglarán todo. Y eso que ya no hay la euforia de 2014 en Wall Street donde, a pesar de una buena temporada de resultados, pesa la ausencia de la QE de la FED y el temor a subidas de tipos y está plana en rentabilidad en lo que llevamos de año si bien, eso sí, en zona de máximos históricos. Como imagen, la muestra más evidente del des-apalancamiento financiero privado en España (en contraste al aumento de endeudamiento público)

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  • Lo de presentar a la Troika como el poli malo y amenazar con marcharse y buscar financiación en China es de risa. Si la Merkel es dura, los chinos se los van a comer con patatas.

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  • Resumen.
    Griegos, pasar de dar por culx a pelo a condonados.

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  • A mi me gusta ir de vacaciones, preferentemente a lugares paradisíacos. Me gusta comer bien, comidas exquisitas, bien elaboradas, bien servidas, en lugares agradables, relajados, amplios, acogedores. Me gusta tener una casa grande, bien amueblada, bien decorada, bien situada, con buenas vistas, con un entorno también paradisíaco, y por supuesto me gusta tenerla exquisitamente limpia, para lo cual me gusta tener servicio doméstico que la mantenga. Me gusta divertirme, irme con mis amigos al bar y pagar yo lo mejor de lo mejor. Me gusta el teatro, pero en primera fila, que si no, me tapan. Me gustan los conciertos, pero solo en el centro de la sala. Me gusta disfrutar de buena salud, para lo cual quiero tener a mi disposición los mejores médicos y asistentes, centros sanitarios con las mejores y más modernas instalaciones dotadas de las últimas tecnologías, y por supuesto no me gusta esperar a que atiendan a otro. Me gusta tener el televisor mejor y más grande, el equipo musical más sofisticado, el coche más molón, y la mujer más guapa del mundo (esa ya la tengo). Me gusta que el chófer me recoja de casa y me lleve a donde yo quiera, y me espere a la salida.

    Y por supuesto, me gustaría que todo eso que no tengo y me gustaría tener lo pague otro (ya que yo no puedo).

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  • Una alemana que las pasa canutas pero que vive entre Alemania y la costa del sol. Pobrecicos boches. De las ventajas de que el euro y la política económica y monetaria europea esten hechos a su medida no dicen nada. De que los rescates no han sido a los paises sino al sistema financiero alemán tampoco. Lo bueno es ganar como 3 veces un español o un portugues con la misma cualificación y luego venir a aquí a tomar el sol, a llamarte pig y ponerse la cadera cuando la propia está reventa de comer salchichas, col podría y ese brebaje que hacen que dicen que es cerveza. Y luego a votar a la bruja para seguir así pa siempre porque ellos lo valen. Lo que hay que hacer es romper el euro de una vez y dejarlos solos a ellos con los ustriacos y fineses que ya verán el pelo que van a echar sin el mercado de los otros paises y con su moneda revalorizada. Van a exportar a su abuela.

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  • El caso Bankia puede re­sultar mucho más one­roso de lo cal­cu­lado por Luis de Guindos hace unos días, si al final los in­ver­sores ins­ti­tu­cio­nales re­claman las pér­didas que les ori­ginó la sa­lida a bolsa de la ahora en­tidad na­cio­na­li­zada. El pre­si­dente de Mapfre ha sido el pri­mero que ha re­co­no­cido esa po­si­bi­li­dad, frente al des­carte ta­jante de la vía civil por parte de Santander y Banco Sabadell. Además, el caso de las tar­jetas opacas se asoma a una se­mana clave con la de­cla­ra­ción de 27 ex­con­se­jeros impu­tados y como tes­tigos aque­llos que no usaron los po­lé­micos plás­ti­cos

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