En los últimos cinco años, la ratio deuda privada sobre el PIB de China se ha disparado un 60%, hasta llegar al 200% del PIB. Entendemos por deuda privada, por el sumatorio de deuda empresarial y deuda de los consumidores, aunque algunos expertos la nombran deuda no gubernamental. Como curiosidad, en España en los cinco años anteriores a 2008 el crecimiento de la deuda privada fue de un 49%, luego la burbuja abrió los ojos a muchos españoles que aún hoy sufren las consecuencias.
¿Dónde se ha destinado tanto crédito? China tiene a día de hoy un problema de sobrecapacidad, derivada de una inversión excesiva en las empresas de acero y cemento, la base de una burbuja inmobiliaria. Para hacernos una idea de la magnitud de este proceso, en el período 2011 – 2013 China utilizó más cemento (6,6 gigatoneladas) que en todo Estados Unidos en el siglo XX (4,5 gigatoneladas).
Para entender cómo se ha llegado a este punto, China tuvo un elevado modelo exportador entre los años 1999 y 2006, sus exportaciones se habían visto incrementadas en un 95%. Pero la base de su elevado crecimiento, estaba en la deuda de Occidente que origino la crisis en 2008. A raíz de ese momento, la demanda exterior se dió un batacazo, por lo que el modelo exportador del país se vió dañado. Como China había mantenido unas elevadas tasas de crecimiento y su modelo exportador estaba en jaque, el modelo “bienes raíces” entró en juego, financiado por el crédito privado, aunque no hubiera detrás una demanda real.
La Agencia de planificación estatal China comunicó que China ha perdido 6,8 billones de dólares en inversiones por el excesos de capacidad y que se necesitará un largo periodo de tiempo para ser absorbida por una demanda real. Paradójicamente a este dato, el problema se agrava si un país mantiene elevadas tasas de crecimiento porque el exceso de capacidad sigue aumentando.
El sistema bancario chino tiene de capital 1,5 billones de dólares pero según los analistas, se estima que los préstamos problemáticos estarían entre 1,75 billones de dólares y 3,5 billones de dólares. Dejando de lado la amplitud de la horquilla de los préstamos problemáticos, lo importante es que en cualquiera de los casos, los préstamos problemáticos son superiores al capital del sistema financiero, por lo que los cimientos del sistema financiero chino se estarían tambaleándose desde ya.
Comparación con la crisis de Japón en 1991
El gráfico que hemos repasado anteriormente ya lo hemos visto en anteriores burbujas, uno de los casos más sonados fue la burbuja inmobiliaria de Japón, cuyo volumen de activos inmobiliarios llegó a alcanzar el 20% de la riqueza mundial, una burbuja sin precedentes. ¿Qué sucedió antes de la gran crisis? Pues tal y como podemos ver en el gráfico, en los años previos a la crisis, la deuda privada de Japón se disparó por encima de los 1.000 billones de yenes.
Desde entonces, el crecimiento del PIB japonés se ha sumergido en su particular “noche negra” y no ha conseguido avanzar en las últimas dos décadas. Sin embargo, la deuda pública si ha conseguido avanzar y en la actualidad se sitúa en el 245% sobre el PIB, otorgándose en deshonroso título de ser el Estado más endeudado del mundo en relación a su PIB. Para sostener este aumento de deuda pública ha sido necesaria la intervención en los mercados del BoJ, de otra manera hubiera sido muy complicado colocar bonos japoneses.
El elevado crecimiento de la deuda privada, causó en Japón la crisis en 1991, y en Estados Unidos y Europa en 2008 y probablemente China sea la próxima potencia económica en sufrir las desventajas de elevar el crédito privado hasta límites nunca vistos. En todos estos casos de burbuja inmobiliaria, la deuda pública no era la culpable pero si sufre las consecuencias de manera inmediata porque el los años “burbujeros” el gasto público se fue disparando y cuando desaparecen los ingresos fiscales de la burbuja y el boom económico, queda el gasto público que se convierte inmediatamente en deuda pública.
Conclusión:
El horizonte de la economía global existe una espesa niebla, por un lado los Estados Unidos con una burbuja bursátil, cuyas valoraciones actuales son un insulto a la racionalidad humana y lo sorprendente es que van a más. Aquí en la Eurozona, vemos como la burbuja que tenemos encima es de bonos soberanos, una evidencia clara es que Alemania tiene rentabilidades negativas en sus bonos hasta seis años. En Japón, el país del sol naciente, la deuda pública actual es insostenible y además tiene un problema estructural de envejecimiento de su población, por lo que sus sistema de pensiones se dará con la puerta en las narices más tarde o más temprano. Y a todo este escenario, debemos incorporar China por su elevado riesgo relacionado con su burbuja inmobiliaria.
La pregunta que deberemos hacernos más pronto que tarde es: ¿Cómo la economía global seguirá creciendo?
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