¿Se acuerdan de aquello de “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”? Pues bien, parece que gran parte de los principales estados del mundo desarrollado también han decidido costearse su nivel de vida de los últimos años a través de desequilibrios presupuestarios basados en sucesivas emisiones de bonos. Según los últimos datos que nos ofrece el FMI, la deuda pública mundial se sitúa alrededor de 60 billones de dólares, más concretamente 59,7 billones de dólares. La siguiente infografía es muy detallada sobre las ponderaciones de cada uno de los países frente a esta deuda pública global.
La economía estadounidense tiene un peso del 23,3% en la economía mundial, no obstante supone el 29,1% de la deuda mundial, la relación deuda-PIB es 103,4%. China, la segunda economía mayor del mundo que representa el 13,9% de la producción mundial, sólo tienen 6,25% de la deuda mundial y una relación deuda-PIB del 39,4%. Japón representa sólo el 6,18% de la producción económica total, pero ha ascendido 19,99% de la deuda global, con una relación deuda PIB del 246%. Siete de los quince países con mayor deuda total de son europeos, con exclusión de Rusia, el continente europeo tiene más del 26% de la deuda total del mundo.
Japón es la nación más endeudada del mundo en relación a su PIB y está luchando por salir de más de dos décadas de estancamiento, actualmente ostenta una deuda pública sobre PIB del 246,14%. Desde principios de los años 1990 Japón ha experimentado un estancamiento continuo. Recientemente, las políticas puestas en marcha por el Gobierno para hacer frente a la crisis han tendido a impulsar los niveles de deuda aún mayor. Actualmente, el Gobierno japonés está gastando casi la mitad de sus ingresos fiscales totales en la lucha contra la enorme deuda. A pesar de ello, el rendimiento de los bonos japoneses a 10 años se mantiene en un nivel sorprendentemente bajo, menos del 1%, gracias a la manipulación que del BoJ.
Grecia en la actualidad es el segundo país que ostenta mayor deuda pública en relación a su PIB del mundo, con una deuda sobre PIB del 172,73%. A diferencia de Japón no tiene la posibilidad de financiarse en los mercados y aguanta su gasto público a través de la cooperación de los socios europeos… Sin el apoyo de éstos, el Estado no sería solvente, la banca tampoco y no tendría acceso a la liquidez del BCE.
Si seguimos con la Eurozona, llama la atención grandes economías como Italia y Portugal, ocupando el tercer y séptimo lugar entre los países que más cargan soportan en relación a su PIB con unos pesos relativos del 133,76% y un 128,35%. Mientras tanto por debajo del umbral 100% tenemos a Francia, la segunda economía de la Eurozona, y España, la cuarta economía, que muestran una deuda frente a PIB del 97,01% y del 99,44% respectivamente.
¿Cómo resolverán la abultada deuda?
Este entorno económico es muy complejo y dado que hay que pagar esta factura se puede hacer por dos vías, una es mediante el incremento de la presión fiscal al contribuyente y la otra mediante la inflación, ambos incrementos es un saqueo a los ciudadanos. Si tenemos en cuenta como operan los estados optarán por la vía de la inflación para resolver el problema de deuda pública ¿Por qué? La explicación es muy sencilla, desde el punto de vista de un gobierno siempre se le puede echar la culpa a los malvados comerciantes por incrementar los precios, mientras que una subida de impuestos crea mala imagen al propio gobierno ante sus ciudadanos (y cada cuatro años hay que pasar por las urnas).
Es más, el robo al contribuyente mediante la inflación, el impuesto silencioso, ya se ha organizado otras veces en la historia económica ya que por un lado devalúas la deuda y por otra, los contribuyentes acceden a mayores bases imponibles y se les puede saquear de un modo más agresivo. En el siguiente gráfico de la economía estadounidense desde 1966 hasta 1981 podemos observar tres líneas: En verde el porcentaje de deuda pública sobre PIB, en rojo la evolución del IPC y en azul los sucesivos déficits públicos.
Como se puede observar a medida que se incrementó la inflación, el peso de la deuda sobre el PIB se va reduciendo progresivamente y para más inri, el Estado puede seguir manteniendo continuos déficits públicos en sus finanzas. Si dejamos de lado que el incremento de precios empobrece a los trabajadores, a los ahorradores, a los pensionistas y anula la rentabilidad real de los inversores… Es la medida perfecta para solucionar el inmenso problema de deuda pública que acumulamos en la actualidad.
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