Emociona, indigna, sorprende. Y que te haga pensar en los amigos, en la novia o en tu madre. “Esto lo tienen que ver”. Son los ingredientes de la viralidad en Internet. Una receta muy similar al marketing emocional. Un buen anuncio comercial que apele a los sentimientos, como aquel de Apple de Navidad, maneja los mismos recursos. No vemos un iPhone, sino una familia emocionada ante el gesto del hijo, ya compraremos el iPhone después…
Gatitos
“Este es el video sobre gatitos que no quieres ver”. Este titular leído recientemente en la red contiene tres claves de un título que aspira a la viralidad: video, gato, no quieres ver. El gato es una herramienta central del contenido viral. Nuestros queridos felinos domésticos se han multiplicado en la red a través de fotos y videos más o menos graciosos. O indignantes. El maltrato de un animal es ese contenido que “no quieres ver”. Psicología inversa.
Si todavía veis las noticias en televisión seguro que os habréis dado cuenta de que siempre suelen empezar con una noticia impactante aunque generalmente intrascendente. “Autobús en Yakarta está a punto de atropellar el carrito de un bebé que se salva milagrosamente”. “Un tiburón aterroriza la playa de Bondi Beach en Australia”.
Y luego, para cerrar el noticiario, el denominado “chin-pum”, un chascarrillo que nos deje con una sonrisa en la boca. Se baja el telón. Nos hemos emocionado, sorprendido e indignado. Pero ahora somos más felices. El telediario ya no se dirige a nuestro cerebro, apela a nuestro corazón. Un producto milimétricamente estudiado.
En internet, la línea a seguir es similar. De hecho, la televisión se fija en cómo funcionan las cosas en la red, y no al revés. Empresas como Buzzfeed se han especializado en facturar información para ser compartida en redes sociales. A través de complejos programas de análisis, detectan casi en tiempo real cuál es la tendencia en esos instantes a nivel mundial o en determinadas zonas geográficas. Un buen titular, una foto impactante. Casi todo el trabajo está hecho.
No es una locura pensar que un ordenador facture las noticias sociales del futuro sin pasar por un redactor, solamente traduciendo instántaneamente en palabras, imágenes y videos la tendencia del momento.
Escotes
¿Para qué poner un escote si podemos poner 10? Diez es el número mágico y la lista el recurso ideal. Todo puede ser enlistado. Las mejores frases de amor, los peores vestidos de la New York Fashion Week, las chilenas fallidas de Cristiano Ronaldo, las operaciones a corazón abierto más geniales de la historia.
Por supuesto, el sexo vende. Esto no es nuevo. Una lista con los 10 mejores culos de la historia del cine, será más viral que las 10 apostillas más brillantes de Immanuel Kant. Pero este último supuesto post será más visitado que otro denominado “Crítica a la Crítica de la razón pura de Kant”.
Y de nuevo nos topamos con los influencers: mejor que un post, aunque sea sobre Kant, sea retuiteado por Pelayo Díaz que por un aburrido profesor de la Universidad de Cádiz.
Enlista, emocione, indigna, sorprende.
Pablo Iglesias
El tipo de la coleta está perdiendo viralidad en la red. Hubo un tiempo en que buena parte de los españoles sentían una especie de morbo por conocer hasta el más mínimo detalle de la vida del fundador de Podemos. ¿Dónde compra la ropa? ¿Qué champú usa? ¿Quién es su novia? ¿Sabrá hacerse un huevo frito?
A buen seguro que en la dirección de Podemos no ven con buenos ojos que Iglesias ya no sea tan viral. ¿Y si Albert Rivera se vuelve el rey de los memes? Que hablen de ti, aunque sea mal. Pero que hablen.
Otro de los secretos de la viralidad en internet es explotar al máximo la tendencia en cualquier área. Iglesias fue tendencia y cualquier titular que llevase su nombre era devorado, sin importar la trascendencia de la información. No es el contenido, es el contacto. Es compartir. “Esto de Pablo Iglesias lo tienen que ver en mi grupo de WhatsApp”.
Indigna, sorprende, emociona, enlista, comparte.
Siguiendo estas teorías podríamos elaborar el siguiente titular: “Pablo Iglesias: sus diez fotos de gatitos preferidas que no quieres ver”, al lado de una imagen ilustrativa del escote de Tania Sánchez.
En la dictadura del meme, no hay sitio para héroes.
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Merece la pena que la gente lea el libro con reposo, como las gallinas beben agua, repensando cada frase y párrafo. Nos ayudará mucho a conocer la inmediatez de todo lo que nos rodea.
Vais a ver cómo en sólo dos meses se van a hundir las expectativas que muchos tenían sobre el líder de Podemos.
Como no se llegue en el momento y se rentabilice de forma inmediata los vientos a favor, todo se puede difuminar en un soplo de tiempo. Son los tiempos que nos están tocando vivir. Lo que hoy es una ilusión, al día siguiente se pasa de ello o se agrede. Seguramente que los filósofos tienen un campo amplio por delante para explicar la sociología de los tiempos actuales.