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La semana en los mercados

eleccionesDesde la Transición ha habido pocas elecciones generales reñidas. En general, el vencedor siempre estaba bastante claro, como excepciones la de 1993 en la que muchos esperaban que ganara Aznar (que no lo hizo hasta el ´96) y la de 2004 en la que ZP salió vencedor contra el pronóstico general. Las del 20D parecían también claras: victoria del PP con el PSOE cerca y C´s y Podemos luchando por la tercera plaza pero a falta de mes y medio la cosa no está tan clara y C´s podría dar la sorpresa superando al PSOE pero ¿podría quedar por delante del PP? Hace mucho que comprendí que no entiendo a la mayoría de los votantes pero aunque todas las encuestas marcan una clara tendencia al alza de C´s y hay mucho voto indeciso aún, si conozco algo nuestro sistema electoral me parece que C´s podría –como mucho- superar en votos al PSOE pero no en escaños –para ello es vital ser el más votado en circunscripciones grandes como Andalucía- por lo que veo muy complicado que pudiera superar al PP. Sin embargo, que C´s desbancara a PP y PSOE me parecería una buenísima noticia porque España necesita caras nuevas que no hayan sido complacientes con la corrupción que impregna la vida política española desde hace tantos años. Dicho esto, y considerándolos la opción menos mala entre las que tienen posibilidad de gobernar, no me acaban de convencer (y además no trago a Garicano -aunque me encanta Conthe- que se supone sería su ministro de economía): C´s tiene algunas medidas diferentes y parecen honestos pero es constitucionalista a tope, sus cambios podrán ser buenos o malos pero no son sustanciales ya que sin cambiar la Constitución no eliminaremos el Senado, los problemas de estructura del estado, la falta de separación real entre los poderes judicial, legislativo y ejecutivo etc. Es decir, que el supuesto “cambio” creo se quedaría corto con ellos.

Podemos creo que nos tiene despistados a todos. Es de aplaudir que Pablo Iglesias, una vez que las encuestas le dieran opciones de gobernar, repasara el programa y eliminara la mayoría de las disparatadas promesas que defendía en mayo de 2014 y que algunos ya denunciamos en su momento (resulta curioso leer las encendidas defensas que algunos hacían de aquellas propuestas que a día de hoy han abandonado incluso los que las propusieron originalmente) y el discurso anti-casta y anti-sistema pero ahora los votantes no sabemos si el traje de “socialdemócrata del norte de Europa” que ahora luce (aunque allí el IVA es más alto y hay copago sanitario cuando en su programa aboga por bajar el IVA y se muestra contrario a los copagos por ejemplo) es un disfraz y si no lo es, se parece mucho al PSOE cuando está en la oposición, nada nuevo. Y respecto a IU, que sí supondría algo distinto a lo visto las últimas 4 décadas en lo económico (en corrupción tampoco están muy limpios), sus ideas ya han demostrado su fracaso y por eso, incluso en China que oficialmente siguen considerándose comunistas, las han abandonado y por algo será que ningún país desarrollado aplica una política económica como la que promueven.

No digo que la ideología considerada “de izquierdas” en algunos temas no tenga atractivo (por ejemplo para mi lo tienen la ecología, el laicismo, la igualdad hombre/mujer, la mayor tolerancia con la emigración, la lucha contra el maltrato animal…) o que no haya sido importante en la Historia (a saber cuántas horas a la semana estaríamos trabajando sin los movimientos sindicales) pero en la economía, que es la base de todo y de lo que trata este blog, lo que defiende la izquierda radical no funciona. Por eso cuando Felipe González, figura muy criticable pero de la que pocos dudan de su inteligencia,  llegó al poder con mayoría absoluta en 1982 con un montón de medidas de índole social –muchas de ellas las implantó si bien con la gran ayuda de los fondos de cohesión europeos post-entrada en la UE a partir de 1986- y un vicepresidente casi marxista (Guerra) que hablaba –ya entonces- de poner límites a los beneficios de las empresas, resulta que eligió como ministro de economía (Boyer) a una persona con ideas tan poco revolucionarias que años después simpatizaba con el PP. Y así lo entendieron hace décadas el Partido Laborista inglés o la socialdemocracia alemana o los socialistas franceses e italianos, en economía no hay que virar demasiado a la izquierda, quizás porque está demostrado que lo que mejor funciona para que crezca el PIB y se cree empleo es facilitar lo más posible la inversión privada. Cualquier medida que se tome contra eso resulta dañina y en los países más desarrollados eso lo entendieron hace decenios, Syriza lo ha entendido hace unos meses y Podemos, por el giro de sus propuestas, parece que ya lo está asimilando. El caso es que hay tanto ejemplos históricos como actuales de lo mismo: gobernar contra el capital privado es suicida (lo que no significa que por no hacerlo no se pueda tener un sector público fuerte, no son contrapuestos).

En resumen, que hay 5 posibilidades para las generales, 2 serán más de lo mismo; una, si cumple, reformará lo que hay sin cambiarlo demasiado, otra no sabemos realmente qué hará -aunque lo sospechemos- y la única que ofrece abiertamente algo distinto, a mi juicio empeorará la economía. Así que por eso entiendo que en España haya desánimo por un lado y conformismo por otro ya que realmente no hay una alternativa que quiera reformar España para que sea un país mejor para sus ciudadanos sin dañar nuestra calidad de vida que, incluso a pesar de tantos años de crisis, sigue estando entre las mejores del mundo y por lo tanto, conviene preservarla. Como llevo diciendo hace años, en el fondo en Europa somos unos privilegiados y lo sabemos y por eso nos da miedo perder lo mucho que tenemos, por muy críticos que seamos y por muy decepcionados que estemos por lo que hemos retrocedido estos años. Incluso en Grecia, el país desarrollado donde la calidad de vida más se ha deteriorado desde 2007 a la hora de la verdad tuvieron pánico a probar un camino diferente y cuando se vieron con pie y medio fuera de la Eurozona, recularon.

Pocas novedades en la actualidad de los mercados (otra cosa hubiera sido si el avión ruso que se sospecha cayó por una bomba del ISIS fuera norteamericano, triste contradicción): las bolsas siguen obviando los malos datos y miran hacia arriba (Wall Street vuelve a acercarse a sus máximos históricos al calor de los grandes valores tecnológicos y Europa ha vuelto al positivo en el año) tras el espectacular octubre vivido, el € sigue a la baja y las materias primas no acaban de recuperar. Como imagen, algo preocupante para la economía real y es que todas las recesiones en los EUA salvo en un caso han venido precedidas por una caída en el margen de los beneficios empresariales de los componentes del S&P500 similar a la que ocurre ahora (también llama la atención que dicho margen –beneficios respecto al PIB- hayan marcado máximos históricos hace tan poco, algo que puede esté relacionado con la recompra de acciones propias de las compañías y la subida del precio de las cotizaciones –aumentando con ello el beneficio- que también marcaron máximos en las mismas fechas):

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Droblo

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  • De nuevo un artículo tendencioso. En realidad hoy va más allá de lo tendencioso. Es simplemente propaganda. Aún así hay mucha chicha. Empezemos por el partido menos malo según el articulista. Su gurú económico ha salido de FAES y es más de derechas que Aznar. Pretenden subir el IVA de todos los productos básicos y dejar menos tramos de IRPF bajando los tipos máximos, es decir, beneficiando a las rentas más altas y disminuyendo la progresividad del impuesto. No quieren tocar nada en la Constitución. Es un continuismo del régimen actual al que se está animando desde todos los sectores más ultraconservadores para poder formar un gobierno con el PP todavía más lesivo para los ciudadanitos de a pie.
    A Podemos cada día es más difícil ponerle la etiqueta antisistema y eso jode pero aún así se le vende como el radical malo cuando lo que está proponiendo (el único) es un cambio hacia un Estado más decente en el que se mire menos los intereses de la casta y más los de los ciudadanitos. Así en cuanto al IVA es todo lo contrario a Cs metiendo más productos de primera necesidad en el IVA superreducido e imponiendo un IVA de lujo para estos productos. Y no se le puede calificar de radical porque se queda en un solo en un 25% . En cuanto al IRPF lo mismo, habría más tramos y unos tipos más altos para las rentas mayores, es decir mayor progresividad, frente a una menor de Cs. Recientemente han fichado a todo un general exjefe del Estado Mayor que ha vuelto a escocer mucho y son los únicos que abordan los problemas de la carestía artificial de la energía para mayor gloria de la casta y plantean una posible medida de expropiación por causa de utilidad pública o interés social que oh radicalismos aparece perfectamente contemplada como causa del artículo 33 de la constitución española. También son los que han propuesto de una forma serie unas rentas mínimas para evitar el desarraigo social de familias enteras. A mi entender su % de voto actual debe estar en más de un 50 0 60% de lo que les adjudican las encuestas actuales.
    En cuanto al PSOE decir que podemos se parece a ellos cuando están en la oposición es cuando menos una broma. El PSOE está podrido, son los inventores de las puertas giratorias y los creadores del modelo del pelotazo. Felipe Gonzalez no dijo nada claro en su vida. Nunca defendió realmente las posiciones que se suponía representaba. Era monarquicano (tocátelos), la otan de entrada no pero luego si, Maastricht es bueno, hay que desmantelar todo el sector industrial español. Ministros de economía como Boyer y Solchaga. Decir que Guerra era marxista es de cachondeo. En todo caso de Groucho, por lo de los hermanos y ya quisiera. Sus reformas laborales fueron siempre para quitar derechos a los trabajadores y él mismo vive como un gran lacayo de la hipercasta. Sus votantes solo están entre los mayores que no se han querido quitar la venda y que se conforman con su pensión ante su corta expectativa vital dándole igual o no queriendo mirar el futuro de los que vienen detrás.
    El PP es la derecha más ultrarancia de Europa. Tiene matices ultraliberales por una lado, rasgos franquistas e inquisitoriales y lo suyo con la corrupción es un idilio permanente (en el PP siempre hay fiesta, Costa dixit). Aplican el 3% tanto o mas que los de la convergencia o que los psoe y además ya no se cortan en disimularlo.
    Han llevado el tema de la electricidad junto a los anteriores a una situación límite y encima con un pufo de régiment tarifario. No han solucionado el problema del paro salvo que precarizar y repartir miseria lo consideremos animal acuático. Hay menos trabajadores que cuando empezaron la legislatura por no hablar de la disminución de las rentas salariales. Han hecho recaer el peso de la crisis en las clases más bajas subiéndoles los impuestos y cambiando su programa al día siguiente de ganar traicionando a su electorado que en gran parte parece que les da lo mismo (?????). Han dejado los derechos laborales por los suelos y todavía les parece poco. Si ganan que nadie dude de que le darán otra vuelta de tuerca a la reforma laboral. Su modelo ladrillil nos ha estallado en la cara y nos ha dejado un Estado roto sin un modelo productivo que pueda tirar de esto y con la geografía llena de obras zurullas y deudas en muchos casos que impiden hacer otras políticas sociales.
    Esto más o menos es la realidad actual frente a las próximas elecciones y no lo que nos ha vendido el señor de San Blás.

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  • España es diferente. En las elecciones de diciembre no competirán, como en otros países, un partido conservador o liberal contra otro socialdemócrata. No, hombre, no. En las próximas elecciones concurrirán dos partidos socialdemócratas, un partido socialista, otro populista-leninista, un partido comunista y al menos cinco partidos independentistas. En solitario o en alegre combinación, esta panda no augura nada prometedor.
    Comienzo por los menos representativos. Los comunistas de siempre parecen estar resurgiendo después de haber sido despreciados con sadismo por los siniestros populistas-leninistas. Éstos últimos, en un giro de los acontecimientos, aparentan estar cayendo con fuerza afectados de envejecimiento prematuro, abandonados por sus traicionadas bases. El partido populista-leninista, plagado de personajes bien raritos admiradores del régimen más corrupto del mundo (donde, además, la Policía dispara a los manifestantes, los opositores son encarcelados mediante pantomimas de procesos legales y el desabastecimiento y la escasez son habituales), es una amenaza real para el sistema de libertades de España, único país de Europa donde el populismo rebusca en el estercolero de la Historia para recuperar, entre los excrementos, la hoz y el martillo, oxidada y aún pringosa por la sangre reseca de todas sus víctimas.
    El partido naranja, liderado por el campeón juvenil de debate, ha tenido un gran éxito en las elecciones catalanas y es justo agradecerle que haya sabido aglutinar el legítimo voto descontento alrededor de una opción pacífica, civilizada y normal, evitando el monopolio que hasta entonces, a falta de otra cosa, ejercía el partido leninista. Sin embargo, da la sensación de que como raspemos o lijemos un poquito nos quedamos sin madera; esto es, de que nos encontramos ante un soplo de aire fresco que es poco más que eso. El campeón juvenil, además, se ha rodeado de personas procedentes de la academia y la administración tan sobrados de ambición como faltos de modestia y, cómo no, socialdemócratas impenitentes que no comprenden el proceso generador de riqueza, se creen con derecho a indicar a los ciudadanos qué tienen que hacer con su dinero honradamente ganado y sólo piensan en subir aún más los impuestos.
    El único partido socialista que abiertamente reconoce serlo es el del puño, la rosa y las espinas; el de los 100 años de mala memoria. Después del destrozo causado por el expresidente sonriente, de infausto recuerdo, el actual candidato novato está frustrando las expectativas de quienes creían que abordaría con seriedad la tarea reformadora que la inacción del actual Gobierno había dejado huérfana (una Justicia independiente y rápida, cirugía para el cáncer autonómico que nos devora, lucha seria contra la corrupción, seguridad jurídica, etc…). O que prometería liberar a las instituciones del Estado de la destructiva esclavitud de la injerencia política. Pues no. Al candidato novato le ha faltado tiempo para subir al desván de los recuerdos y abrir el herrumbroso baúl de los extraños odios que su partido conserva desde hace un siglo y que, al parecer, atrae fatal y patológicamente a una parte de la izquierda española. Arrodillado ante este fetiche, ha desempolvado una vez más el odio a la religión católica (al Islam, en cambio, carta blanca), a la familia y al rico, y vomita de nuevo los fantasmas de la Guerra Civil. ¡Qué vergüenza! En vez de aprovechar las personas sensatas, serias y de peso que aún militan en su partido, ha escogido el sendero de la más insufrible de las levedades. En un año como sonriente candidato (un inquietante déjà vu), no le hemos oído una sola idea reformadora que merezca tal nombre, habiendo perdido por el momento una oportunidad de oro de convertirse en una alternativa mínimamente seria.
    Por último, nos encontramos con el partido en el Gobierno, socialdemócrata en todo salvo en sus siglas, el mismo que ha desaprovechado de forma escandalosa la mayor oportunidad en décadas de transformar y regenerar nuestro país. Su candidato, el actual presidente ausente, es la única persona de su partido, del país e incluso de la galaxia que no tiene la absoluta certeza de ser el peor candidato posible. Con escaso carisma y muy mediocre historial de resultados electorales, ha destruido toda su credibilidad tras haber incumplido sistemáticamente todas y cada una de sus promesas y haber mandado fuertes abrazos a quien no debía. Además, ha dejado su partido como un páramo de Soria, eliminando a los posibles competidores y vaciándolo de contenido ideológico hasta transformarlo en una amorfa amalgama de personas que sólo se agrupan con el objeto de poder satisfacer sus ambiciones políticas bajo unas siglas vacías ya de sentido, marca o identidad. Una pena. ¡Con lo fácil que lo tenía este partido con cualquier otro candidato!
    Oportuno enfrentamiento
    Con todo, el presidente ausente espera ahora su última oportunidad; esto es, que los independentistas catalanes le regalen la “guerra” (en sentido figurado) que en vísperas electorales desea todo gobernante que quiera distraer a su pueblo de las miserias cotidianas. En su búsqueda de un enemigo exterior, el partido en el Gobierno y los insurrectos entran en simbiosis en un enfrentamiento que conviene a ambos: cuanto mayor dureza tenga la respuesta del Gobierno central al órdago catalán, mejor les irá a los dos. Convertido en Cataluña en una opción residual sin nada que perder, el partido en el Gobierno puede sacar rédito en el resto de España a una posición de tardía firmeza frente a un problema que ha generado, con razón, hartazgo generalizado. Pase lo que pase en las elecciones, parece claro que el presidente ausente se mantendrá aferrado a su cargo: siempre he sospechado que quiere extender la edad de jubilación para poder mantenerse más años al frente de su partido.
    Este Gobierno heredó una situación muy complicada que posiblemente le venía grande, pero también ha contado con valiosas ayudas: el rescate financiero, la caída de la prima de riesgo lograda por el Banco Central Europeo (en España, Italia, Portugal, etcétera), el reciente abaratamiento del petróleo o el empuje de un tímido ciclo alcista mundial. Con todo ello, el Ejecutivo ha incumplido los objetivos de déficit todos los años de la legislatura y ha aumentado la deuda pública en más de un 30% del PIB, llevándola a un récord histórico. Y a pesar de la propaganda, a fecha de hoy sigue habiendo menos afiliados a la Seguridad Social de los que había hace cuatro años.
    Muchas medidas de este Gobierno han apuntado en la dirección correcta, pero han sido realizadas con tanta tibieza como escasa convicción. Así, se han hecho expertos en realizar minireformitas que cumplieran estéticamente con las demandas europeas sin abordar los grandes problemas estructurales del país (minireformita laboral, minireformita de la Administración, nanoreformita de transparencia… y macrosubida de impuestos). Ahora, descompuestos y sin pudor, organizan peleas de gallos en público, se sienten incomprendidos y se lamentan amargamente porque, según ellos, el país no ha valorado su labor, lo que generalmente suele ser síntoma de la pérdida de realidad atribuible a la típica enajenación causada por el poder político. Vaya panorama.

    http://www.fpcs.es

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  • 1, Anónimo pues yo no veo que digáis cosas tan diferentes, a él tampoco el gusta Garicano y también dice que no queiren cambiar demasiado.
    Y estoy de acuerdo en que Podemos es como el PSOE en la oposición, muchas promesas pero cuando llega la verdad se derechiza, además que son ellos los que se definen socialdemócratas.
    Y si, Guerra era el más izquierdista dentro del PSOE, quizás eres muy joven y no te acuerdas

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  • Creer que una región autonómica, digamos Cataluña, puede desconectarse de las leyes por las que se gobierna España es tan fantástico como creer que un día la Península Ibérica se desprenderá del continente europeo y se pondrá a navegar por el Atlántico, tal como lo cuenta José Saramago en “La Balsa de piedra”. Es un buen relato para niños, para ser contado al amor de la lumbre, dentro de un ‘mas’, mientras fuera ruge, tormentoso y amenazante, el Tribunal Constitucional. Pero no más que eso.

    Son tan tu­pidas las redes de sis­temas le­gales y de las fuentes de le­gi­ti­midad por las que cual­quier es­tado eu­ropeo queda atado a los otros, y éstos al sis­tema in­ter­na­cio­nal, que cual­quier des­co­ne­xión con res­pecto a un cuerpo de leyes po­si­ti­vas, por ejem­plo, romper con las del es­tado al que se per­te­nece, su­pone un con­flicto con todo el sis­tema de leyes al que ese es­tado se ha su­je­tado de modo vo­lun­tario en su evo­lu­ción his­tó­rica, por lo que prác­ti­ca­mente la pre­ten­sión de sa­lirse de un es­tado es im­prac­ti­cable si no media el con­sen­ti­miento de éste úl­timo, re­qui­riendo además ne­go­cia­ciones con todos los otros agentes es­ta­tales con los que el es­tado ce­dente se ha man­te­nido li­gado por leyes y tra­ta­dos, en sen­tido ver­tical y ho­ri­zon­tal.

    Naturalmente, esto lo saben los in­de­pen­den­tistas ca­ta­lanes que el 27 de no­viembre apro­ba­ron, como primer acto de su ma­yoría en la nueva cá­mara le­gis­la­tiva, una re­so­lu­ción por la que se com­pro­meten a ini­ciar un pro­ceso para hacer de Cataluña una re­pú­blica in­de­pen­diente. Por eso, la re­so­lu­ción “declara la vo­luntad de ini­ciar ne­go­cia­ciones con España, la Unión Europea y el con­junto de la co­mu­nidad in­ter­na­cional para llegar a la crea­ción de un es­tado ca­talán in­de­pen­diente” (punto no­ve­no). Para llegar ahí, se adop­tarán “las me­didas ne­ce­sa­rias para abrir este pro­ceso de des­co­ne­xión de­mo­crá­tico, sos­te­nido y pa­cí­fico con el Estado es­pañol” (punto sép­ti­mo).

    Blindarse ante el go­bierno es­pañol

    La pre­ten­sión de que el pro­ceso sea “democrático, sos­te­nido y pa­cí­fico” re­sulta, sin em­bargo, ne­gada cuando el do­cu­mento insta “al go­bierno ca­talán a acatar sólo las normas ema­nadas del Parlament para ‘blindarse’ de las de­ci­siones del Gobierno es­pañol”. Como es in­con­ce­bible que el es­tado es­pañol asista de modo pa­cí­fico a esta pre­ten­sión de ig­norar sus pro­pias le­yes, y haga como que no ve el in­tento de des­obe­de­cer­las, cabe pre­gun­tarse cuáles son los puntos fuertes de la po­si­ción po­lí­tica de los in­de­pen­den­tistas que les per­miten lanzar tal desafío a la le­ga­li­dad. Lejos de mos­trar puntos fuer­tes, sin em­bargo, la po­si­ción po­lí­tica de los in­de­pen­den­tistas muestra grie­tas. Una de ellas quedó de ma­ni­fiesto el martes 3, cuando seis con­se­jeros del go­bierno en fun­ciones ma­ni­fes­taron su dis­con­for­midad con la de­cla­ra­ción. Ésta había sido po­sible por un pacto entre la coa­li­ción ga­na­dora en las elec­ciones pa­sa­das, Junts pel Sí (JpS) y la Candidatura de Unidad Popular (CUP). JpS ob­tuvo 62 dipu­tados, pero ne­ce­sita al menos 6 de los 10 ga­nados por la CUP para poder formar go­bierno.

    La CUP, una or­ga­ni­za­ción de ex­trema iz­quierda, con­si­de­rada por mu­chos como ‘antisistema’ por su opo­si­ción a las leyes es­paño­las, a la Unión Europea, a la OTAN, al orden eco­nó­mico li­be­ra­l-­ca­pi­ta­lista, etc., exige, para prestar sus vo­tos, que el go­bierno ca­talán no quede pre­si­dido por Artur Mas.

    Esta sú­bita ex­hi­bi­ción de fuerza de la CUP alarma a los re­pre­sen­tantes de CDC, a gran parte de sus afi­liados y, desde luego, al es­ta­mento so­cial que le ha dado apoyo his­tó­ri­ca­mente. El pa­sado mar­tes, seis ‘consellers’ ma­ni­fes­ta­ron, en una reunión del go­bierno en fun­cio­nes, su alarma y dis­con­for­midad con la de­cla­ra­ción, y ad­vir­tieron a Mas que la pro­puesta de ig­norar la le­gis­la­ción es­pañola era inacep­ta­ble. Igual po­dían haber dicho que era im­po­si­ble, no sólo desde un punto de vista teó­ri­co…, sino sobre todo prác­tico.

    Se da por se­guro que el ‘cabecilla’ de la ad­ver­tencia a Mas fue Andreu Mas-Colell, con­se­jero de Hacienda, per­fecto co­no­cedor de la im­po­si­bi­lidad de que Cataluña ig­nore las leyes fis­cales es­pañolas que le con­cier­nen, así como el sis­tema mo­ne­tario eu­ropeo y el poder del BCE de Mario Draghi, en unos mo­mentos en que la Generalidad no tiene di­nero ni para pagar su deuda con las far­ma­cias ca­ta­la­nas.

    La lista de las con­se­je­rías cuyos ti­tu­lares se unieron a las re­servas de Mas-Colell re­vela a qué clases de im­po­si­bles po­lí­ticos ten­drían que en­fren­tarse los nuevos ‘consellers’, si tu­vieran que cum­plir el com­pro­miso de romper con la le­gis­la­ción es­pañola en el ám­bito de sus com­pe­ten­cias: Esas car­teras son, además de la de Hacienda, las de Interior, Territorio, Empresa y Ocupación, Enseñanza, y Justicia, ocu­padas res­pec­ti­va­mente en la ac­tua­lidad por Jordi Jané, Santi Vila, Felip Puig, Irene Rigau y Germá Gordó.

    ¿Se re­vi­sará el Plan Hidrológico Nacional?

    Cartera por car­tera, las con­se­cuen­cias que la teó­rica in­su­mi­sión del nuevo go­bierno po­dría tener son al menos las in­di­cadas en los si­guientes pá­rra­fos, aunque se­guro que un abo­gado del es­tado o un ad­mi­nis­tra­ti­vista haría una lista mucho más larga. De modo ten­ta­tivo, pues, va la si­guiente:

    Hacienda: im­po­si­bi­lidad de emitir deuda, pér­dida de ope­ra­ti­vidad del sis­tema ban­ca­rio, fuga de ca­pi­ta­les, cese de las trans­fe­ren­cias desde la Hacienda del es­tado y de las ins­ti­tu­ciones eu­ro­peas a la ca­ta­lana, in­se­gu­ridad ju­rí­dica de los de­po­si­tantes de deuda, in­cer­ti­dumbre sobre el pago de los sueldos a los fun­cio­na­rios de la Generalidad, así como de al­gunos com­ple­mentos de sus pen­sio­nes, etc.

    En este orden de ideas, el mi­nistro de Hacienda, Cristóbal Montoro, de­claró este miér­coles que “los ser­vi­cios pú­blicos (de Cataluña) no se han po­dido fi­nan­ciar sin el es­ta­do”.

    Interior: los mossos d’es­quadra son puestos bajo el mando de la Guardia

    Civil, re­fuerzo del con­trol de fron­teras y aduanas por el es­tado, no re­co­no­ci­miento de cual­quier do­cu­mento emi­tido por las au­to­ri­dades ca­ta­la­nas.

    Territorio: pér­dida de con­trol sobre cuencas hi­dro­grá­fi­cas, medio am­biente, trans­portes y or­de­na­ción te­rri­to­rial, y re­vi­sión del Trasvase del Ebro, blo­queado en su día por exi­gen­cias ca­ta­la­nas, etc.

    Empresa y Ocupación: re­duc­ción o cese de in­ver­siones ex­ter­nas, tanto na­cio­nales como ex­tran­je­ras, fin de los in­cen­tivos y ayudas a la em­presa, crisis de los sub­si­dios al des­em­pleo, crisis del pago de pen­sio­nes, etc.

    Enseñanza: im­po­si­bi­lidad de otorgar el re­co­no­ci­miento de ti­tu­la­ciones y gra­dos,

    Justicia: pér­dida de com­pe­ten­cias sobre el sis­tema pe­ni­ten­cia­rio, pér­dida del de­recho de su­fragio en el nom­bra­miento de jueces del Poder Judicial, y Etc., etc., etc.

    La alarma de los con­se­jeros di­si­dentes fue tal que ame­na­zaba con­ta­giarse a todo el en­tra­mado par­ti­dista del go­bierno sa­liente y de la propia coa­li­ción. Artur Mas y sus alle­gados lle­garon a acu­sarlos de poca fe en la causa, y de dé­bi­les. La in­tran­qui­lidad se trans­mitió a otros sec­tores del par­tido, que se han visto des­pla­zados por las con­ve­nien­cias de la alianza elec­toral con fuerzas ajenas a Convergencia, y en favor de Esquerra Republicana e in­de­pen­dien­tes, como la ex­pre­si­denta de la Asamblea Nacional ca­ta­lana, Carme Forcadell, ele­gida pre­si­denta de la cá­mara.

    Este miér­coles se supo que CDC vol­verá a sa­cri­ficar sus si­glas en favor de una apa­riencia de so­li­da­ridad in­de­pen­den­tista y como ejemplo de in­mo­la­ción por la causa. En efecto, CDC acu­dirá a las elec­ciones ge­ne­rales del 20 de di­ciembre con dos agru­pa­ciones po­lí­ticas poco más que mar­gi­na­les, bajo una de­no­mi­na­ción aún no co­no­cida pero que no será la de Convergencia.

    Pero sobre todo, que se pueda se­guir di­ciendo: “… y la balsa va”.

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