El TER es un parámetro que examina, como media, el porcentaje de los gastos totales que soporta el fondo durante el ejercicio sobre el patrimonio. Estos gastos repercuten finalmente al valor liquidativo del fondo, es decir, a la rentabilidad del fondo de inversión. Por ese motivo, cuanto mayor sea el TER, menor beneficio tendrá el partícipe sobre el fondo de inversión.
El TER no sólo mide las comisiones anuales de gestión, depósito, suscripción o bien reembolso, que son las comisiones que las gestoras están obligadas a publicar, sino que también implica aquellos gastos no visibles para el inversor, por ejemplo los gastos de operativa, es decir, los gastos de compra y venta de los títulos que figuran en el fondo de inversión y otros gastos del fondo de inversión debe afrontar son los gastos de la auditoría, los gastos de publicación de folletos, y demás, que terminarán afectando a la rentabilidad del fondo.
Este parámetro es importante, sin embargo, no hay que aislarlo del resto de indicadores del fondo de inversión. Y es que una atractiva relación entre la rentabilidad y el riesgo, podría justificar perfectamente un TER elevado. No obstante, en aquellos fondos de gestión pasiva o fondos indexados normalmente el TER será bajo.
Según un estudio realizado por Inverco en base al informe publicado por la Asociación Europea de Fondos y Gestión de Activos (EFAMA), en el caso de España, los fondos de inversión españoles soportan un TER de un 1,07%, mientras que en los fondos europeos el TER es un 43% superior, hasta el 1,53%.
Asimismo, si descomponemos las comisiones, las gestoras españolas imputan a los partícipes algo más de la mitad de gastos que la media europea por la gestión (33 puntos básicos frente a los 64 puntos básicos de la media europea, que suponen el 31% del TER), mientras que los gastos repercutidos por comercialización están equilibrados con la media europea.
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El rápido aumento de las exportaciones españolas durante los años de crisis, con tasas ligeramente superiores a las de Alemania, no podía sino causar una sorpresa general, sobre todo habida cuenta de lo extendida que se encuentra entre la población y los analistas la idea de que nuestra economía, y nuestra industria en particular, son débiles y poco competitivas. Algunos economistas han buscado la principal explicación del hecho comentado en la profunda debilidad de la demanda interna, que habría empujado a las empresas españolas hacia los mercados exteriores. Esta explicación tiene relación con otra idea también con cierto arraigo, que las empresas españolas sólo se han dirigido a los mercados exteriores en los momentos de crisis, obligadas por la mala situación del mercado interior.
Sin embargo, la realidad es bien diferente. Las empresas españolas, lideradas por las de mayor dimensión, pusieron en marcha una estrategia firme y decidida de orientación hacia los mercados internacionales ya hace muchos años, y en especial, desde la incorporación de España a la Comunidad Económica Europea en 1986. Fue sin duda una estrategia forzada por la apertura del mercado español a la competencia exterior, que obligó a la búsqueda de nuevos mercados en los que establecerse de forma permanente. Es la respuesta habitual a la integración económica, que socava las bases de apoyo que las empresas poseen en el mercado nacional.
Tal estrategia cubrió una primera etapa en los años ochenta, con la radical reorientación de las exportaciones españolas hacia los países comunitarios, protagonizada por las grandes empresas, más capaces de afrontar los costes fijos y variables que la exportación conlleva. La segunda etapa se desarrolló en la década de 1990, con un aumento vertiginoso de las ventas exteriores, a una tasa anual del 10% (en los bienes, 11%), que destacó a España entre todos los países comunitarios, y se basó en la ampliación del número de empresas exportadoras y en el aumento de la proporción exportada por cada una.
Una tercera etapa se inició con el cambio de siglo, y hasta el comienzo de la crisis. Las empresas buscaron entonces diversificar sus mercados, reduciendo la concentración que tenían en los comunitarios desde 1990 (absorbían el 70% del comercio de bienes). Esta nueva etapa recibió un impulso de la expansión de las importaciones de los países emergentes, guiada por China. La reducida presencia de España en estos mercados nuevos ralentizó la expansión de sus ventas exteriores, que aun así crecieron más que las de Italia o Francia, aunque sin alcanzar a las de Alemania, un país bien posicionado en ellos y con un moderado avance de los costes laborales en la industrial, al contrario que España.
Esta década fue también testigo del espectacular despliegue por las empresas de mayor dimensión, con protagonismo de las encuadradas en el sector servicios, de una nueva estrategia de internacionalización: la inversión productiva en el exterior, a través de la creación de filiales en otros países. El stock de inversiones acumuladas en el exterior se dobló entre el año 2000 y el 2007 en relación al PIB, pasando del 22,3% al 40,3%. Si exportación e inversión exterior son partes de un mismo objetivo, penetrar en nuevos mercados, esta sería una cuarta etapa.
La última etapa es el ascenso de las exportaciones en los años de crisis, orientado sobre todo a los mercados emergentes, los de mayor crecimiento hasta 2013. Esta respuesta a la crisis no habría sido posible sin la trayectoria anterior. Como a lo largo de toda ella, las exportaciones no sólo se basaron en la expansión del margen intensivo (las mismas empresas, productos y mercados), sino también del extensivo (nuevas empresas productos y mercados).
Detrás de esta impresionante evolución, indicativa de una fortaleza competitiva indudable de la industria española, a la que se añade la no menor de los servicios turísticos y no turísticos, se encuentran los siguientes factores:
Una composición de la oferta de productos adaptada a la estructura de la demanda mundial, con especialización en un mix de tecnologías alta, media y baja. En alta, los medicamentos, en media, los automóviles, la química y la maquinaria mecánica, y en baja, las metálicas básicas, y sobre todo, el sector agroalimentario.
Una calidad apreciable de los bienes ofrecidos, sobre todo medida con relación al precio, y un buen número de productos diferenciados de los competidores.
Una buena combinación de viejos y nuevos mercados, maduros y emergentes, que tiende a hacerse aún más equilibrada.
Un nutrido grupo de empresas exportadoras grandes y medianas con elevada eficiencia comparada.
La creciente habilidad y capacidad de las empresas españolas para incorporarse a cadenas globales de valor, que favorecido una estabilidad mayor a sus ventas exteriores.
Sobre esta base, puede apostarse por un elevado crecimiento sostenido de la economía española en los próximos años, cercano al 3%, siempre que el marco internacional o el político no lo dificulten y se actúe para armar a las empresas con más capital humano e innovación.
http://www.elconfidencial.com/economia/2016-06-08/el-bde-calcula-bolsa-espanola-caera-otro-14-hasta-final-de-ano_1213250/
http://www.abc.es/elecciones/elecciones-generales/abci-partido-amenaza-bipartidismo-estados-unidos-concurre-tambien-26-j-201606080221_noticia.html
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Continúa el goteo de sentencias judiciales contra los abusos bancarios que se convirtieron en norma durante los años de la burbuja inmobiliaria. El pasado 7 de junio, se conoció una sentencia del Tribunal Supremo (TS) en la que declaraba nulo, por abusivo, un interés de demora del 19% incluido en un préstamo hipotecario.
El fallo trasciende el caso concreto al establecer la nulidad de todo aquel interés de demora (el que abona el cliente cuando han vencido los plazos) que supere en más de dos puntos el interés remuneratorio, esto es, el vigente cuando se está al corriente de los pagos.
La sala de lo Civil del Alto Tribunal resolvía así una demanda contra el BBVA a causa de una hipoteca a la que se había impuesto un interés de demora del 19%.
El banco concedió el préstamo en el año 2004 para la adquisición de una vivienda habitual, pero en 2005 el crédito fue ampliado para destinarlo a otras finalidades.
No obstante, la legislación vigente sobre protección de los consumidores continúa siendo aplicable pese a esta transformación, señala el Supremo. Además, la cláusula que imponía la tasa de demora del 19% no fue negociada de forma individual con el afectado.
El fallo, en cualquier caso, no supone la supresión del interés de demora, pero limita su cuantía a dos puntos por encima del interés firmado en el contrato.
Antecedentes
El pasado año, el TS ya había aplicado la misma restricción a la cuantía de los intereses de demora en los créditos sin garantía hipotecaria con los consumidores, llamados créditos al al consumo. Por consiguiente, la sentencia sigue los criterios fijados por el mismo Alto Tribunal.
En este caso, los fundamentos jurídicos se basaron en la Directiva 1993/13/CEE del Tribunal de Justicia de la UE, en virtud de la cual los Estados miembros “no vincularán al consumidor las cláusulas abusivas que figuren en un contrato celebrado entre éste y un profesional”.
Normal: Commerzbank evalúa guardar dinero en efectivo en bóvedas en vez de pagar al BCE http://www.expansion.com/empresas/banca/2016/06/08/5758394eca47415b248b4651.html?cid=SMBOSO22801&s_kw=twitter …
La remuneración de los depósitos en España sigue en plena cuesta abajo. Las rentabilidades, que ya terminaron el año es unos niveles muy discretos, empiezan a mostrar cifras sencillamente insignificantes. El rendimiento medio de los depósitos hasta 12 meses se ha desplomado en abril hasta el 0,23% (frente al 0,35% al que terminó el ejercicio 2015), el de los productos entre uno y dos años cae hasta el 0,31% y el de los depósitos por encima de los dos años se ha desplomado hasta el 0,19%, por primera vez en el decenio por debajo del listón del 0,2%.
El resultado es que para los ahorradores el escaparate de depósitos con rentabilidades medianamente significativas se ha reducido hasta la mínima expresión. "Con los tipos de interés en el 0%, para los bancos el negocio de los depósitos a plazo fijo no tiene interés apenas. Sólo puede tener algo de sentido para quienes no tienen una posición potente en España y necesitan captar clientes rápidamente", señalan fuentes bancarias.
El movimiento que empezaron los dos grandes bancos tras la limitación de los extratipos establecida por el Banco de España en enero de 2013 se ha extendido como un reguero de polvora al conjunto del sector, que en líneas generales ofrece rentabilidades que cada vez se acercan más al 0%. A cambio, estos grupos están potenciando las cuentas remuneradas, que les permiten captar clientes vinculados a los que a cambio de rendimientos significativos endosan otros productos.
En las últimas semanas, el gran tijeretazo a las rentabilidades está afectando a algunos de los mejores productos del mercado. Es el caso del Depósito Bienvenida de Self Bank, que con una rentabilidad del 3% se había convertido (lo seguirá siendo hasta nuevo aviso) en el más rentable del mercado. A partir del próximo 15 de junio, reducirá el tipo de interés que ofrece hasta el 2,5% para ajustarse al nuevo escenario de tipo de interés en Europa.
Es el último movimiento en un sector, el bancario, cada vez más incapaz de sostener la política de extratipos a la vista de que la política de interés cero amenaza con mantenerse durante mucho tiempo todavía. Las rebajas y cancelaciones han sido incesantes y se amplían también a las entidades extranjeras que operan en España. Algunas de las más generosas como la maltesa Easisave o la italiana Banca Farmafactoring han reducido en los últimos días la rentabilidad de sus depósitos más atractivos. Aunque sigue siendo muy superiores a los de los bancos españoles (Easisave paga el 2,30% a 36 meses frente a 2,50% anterior y Farmafactoring el 2,10% a cinco años frente al 2,65% anterior), el mordisco ha sido importante.
Antes, habían sido cancelados depósitos de alta rentabilidad como el IN de CaixaBank al 1% o el Depósito Bienvenida de Tookam que ofrecía un 1,85%. Y otro banco tan imbricado en el negocio del ahorro español como ING Direct redujo en abril el interés de su Depósito Bienvenida desde el 1,90% hasta el 1,50% TAE y bajó el plazo desde los tres hasta los dos meses. Un movimiento este último que encaja con la estrategia del conjunto del sector, que ha rebajado -cuando no directamente suprimido- los depósitos con una duración superior a los 18 ó 24 meses.
Para encontrar plazos más altos hay que acudir a los bancos extranjeros que en los tres últimos años han desembarcado en suelo español con ofertas muy competitivas y que ofrecen depósitos con duraciones que alcanzan hasta los 60 meses que en muchas ocasiones no tienen límite máximo de aportación. En cualquier caso, los expertos creen que los extratipos actuales son insostenibles a medio plazo y pronostican una nueva avalancha de rebajas en la segunda mitad del año.
"Hay que olvidarse de una remuneración atractiva de los depósitos por mucho tiempo. Los bancos sólo remuneran el pasivo si pueden vincular clientes, y eso lo están haciendo a través de las cuentas. Lo que vamos a ver en los próximos meses es que el plazo de los productos sigue bajando y también las cantidades máximas que se remuneran. El sector no tiene un solo incentivo para hacer lo contrario", señalan en una de las principales entidades financieras extranjeras que operan en España.
No entiendo a los gobiernos que hacen estas cosas. El Gobierno de Baleares vota una moratoria para grandes superficies http://politica.elpais.com/politica/2015/08/03/actualidad/1438599914_534479.html?id_externo_rsoc=TW_CC …