¿Entran los bancos en el mismo saco que el resto de empresas? Sí y no. En teoría (y en mi opinión) sí pero en la práctica las entidades financieras, gracias al poder otorgado por los políticos, tienen una capacidad de creación de dinero (por el mínimo coeficiente de caja, por la facilidad en la que los bancos centrales les prestan dinero a corto plazo para que ellos los puedan invertir a largo etc.) tan grande que la quiebra de un banco puede tener consecuencias muy traumáticas para la economía de un país (o incluso del planeta entero como pasó con Lehman Brothers) y esto los coloca en un status diferente. Y como también nos han enseñado en los EUA, no hay que ser dogmáticos. Por ejemplo, Obama destinó dinero público para salvar a las empresas automotrices con la excusa de salvaguardar empleados y, contrariamente a lo que yo pensaba cuando ocurrió, le salió muy bien. Del mismo modo, allí han dejado cerrar cientos de bancos regionales pero han utilizado fondos del erario para salvar a bancos grandes como el Citibank (eso sí, con condiciones) y han ganado dinero, demostrando que hay que ser flexibles. Y es que auto-encasillarnos (o que nos encasillen) en una ideología determinada es muy respetable pero desde un puesto ejecutivo, sea político o empresarial, hay que ser prácticos, dejar a un lado los supuestos teóricos y mirar por el bien común a la hora de resolver un problema grave.
En el caso español lo hicimos todo mal, en lugar de ir cerrando las cajas pequeñas en cuanto se vio que su modelo de negocio estaba acabado y que cuando con el aval de un mismo activo –una vivienda inflada de precio- se conceden créditos a constructora, promotora y cliente final, no hay solución posible, lo que se hizo fue hacerlas más y más grandes, inyectarles fondos públicos que todos sabíamos no serían reembolsables (y aquí lo dije en cuanto el FROB nació), se acabó con unas cajas de gran tamaño y nacionalizadas con lo que su solvencia de algún modo se ligaba a la del país (como vimos en 2012 con la prima de riesgo por encima de 600). Lo curioso es que somos de los países que menos han invertido en solventar problemas de entidades financieras puesto que los bancos privados se las supieron apañar mejor que en otros lugares, pero también somos de los que menos retorno hemos obtenido de esa inversión. Es decir, los que más dinero hemos tirado ya que otros –como Holanda con ING- hasta ganaron prestando fondos públicos a bancos privados. Deberíamos reservarnos algo de la rabia que nos provocan las tarjetas black, que apenas es una malversación de unos pocos millones de €, y destinarla para los que han dilapidado miles de millones con la pésima gestión de la crisis financiera española.
Y llegamos a la situación del Deutsche, un banco rentable, con unos activos tangibles, que tiene un problema de confianza y de capital (esto último en gran parte por una enorme multa) y cuya caída hundiría a Europa entera en la recesión, ¿Estoy yo de acuerdo en que el estado alemán, que tiene superávit, que se financia en los mercados a tipos negativos, evite esa situación entrando, con condiciones como por ejemplo que se suspendan los dividendos y se destine todo el beneficio a recapitalización, en el accionariado del banco? Pues en teoría no pero en la práctica, si yo fuera Ángela Merkel, desde luego no me arriesgaría a una debacle económica por unos pocos miles de millones de inversión que seguramente proporcionen beneficios en el futuro a la hacienda pública alemana. Otro caso es el portugués… ¿aceptaría por salvar a una banca zombie que lleva años sin ser rentable, un rescate con fondos europeos que llevará implícito un fuerte recorte de gastos y una pérdida de autonomía del gobierno nacional? Quizás entonces sí merezca la pena el riesgo…
En cuanto a la actualidad de la semana, el comienzo del mes de octubre ha sido más tranquilo de lo esperado a la espera del dato de empleo USA de hoy que puede mover los mercados ya que cada cifra se interpreta como un sí o un no a una subida de tipos de la FED en diciembre. Como apunté el lunes la exageración por los problemas de Deutsche Bank ha menguado –ha habido un espectacular rebote desde mínimos de sus acciones también- pero ha aumentado la de las consecuencias del Bréxit con la noticia de los mínimos de más de 3 décadas de la libra porque se confirma que el proceso de salida de la UE empieza en unos meses pero tampoco eso ha disminuido el optimismo de los mercados. Resaltable el mínimo de rentabilidad del bono a 10 años español, el precio del crudo que se estabiliza muy cerca de los máximos anuales y poco más. Como imagen, no sólo hemos entrado en el trimestre más alcista para Wall Street
Es que además en los últimos 20 años (a pesar de su mala fama debida a los crashes de 1929 y 1987) Octubre es el mejor mes del año
Esperemos que tanta evidencia estadística no conduzca a una excesiva complacencia.
Links.
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Los cinco escenarios que enfrenta el Deutsche Bank http://dlvr.it/MPcCwS
otro gobierno de izquierdas que aprueba una anmistía fiscal pero como pasó con la de Grecia, no será tan criticada como la de Rajoy
http://www.lavanguardia.com/politica/20161006/41827416008/el-gobierno-portugues-anuncia-un-nuevo-perdon-fiscal-hasta-final-de-ano.html
Carmena estudia cerrar el centro de Madrid al tráfico a partir de 2018 http://www.elespanol.com/espana/20161006/160984547_0.html …
La 'memoria' de Cebrián convierte en "fugaz" su paso por los informativos franquistas http://www.libertaddigital.com/espana/2016-10-04/la-memoria-de-cebrian-convierte-en-fugaz-su-paso-por-los-informativos-franquistas-1276583833/ …
España tiene motivos para ser más chula que nadie en este momento de populismos de derechas y de izquierdas, de miedos y xenofobias, de proteccionismos y exaltaciones nacionalistas. Es lo que vienen a decir este jueves algunos organismos y analistas internacionales. No, España no es como la Francia de Marine Le Pen. Ni como la Holanda de Geert Wilders. Ni como la Alemania de Alternativa para ídem. Ni como la Hungría de Viktor Orban. Ni como la Polonia de Jaroslaw Kaczynski y Beata Szydio.
Y mucho menos como la Gran Bretaña de la primera ministra Theresa May, la última en llegar a esta carrera de populismos casposos y que se ha colocado en cabeza en estos dos últimos días. Apoyada en su ministra del Interior Amber Rudd, ha dado la nota en la Conferencia del Partido Conservador con tres latigazos, dos a derecha y uno a izquierda.
A derecha. Uno: el Brexit será a lo bestia. Dos: se pondrá tope a la inmigración y las empresas harán un listado de empleados extranjeros. A izquierda: aviso a las élites del capitalismo, que se acabó la que se daba y hay que acordarse del trabajador normal.
Con este doble populismo y unas cuantas frases demagógicas, Theresa May ha hecho el más difícil todavía y se ha puesto al frente de lo que llama ‘revolución tranquila’ con la que pretende ovaciones de las masas. Entre otras cosas, promete que el Reino Unido volverá a ser por su cuenta, sin necesidad de la UE ni de nadie, una gran potencia para ponerse a la altura de las dos o tres más grandes.
Pero ya hay empresarios y expertos que advierten: su populismo no es bueno para los negocios, los aplausos del respetable no van a durar y los tics de xenofobia tiene un tic como de ‘Mein Kampf’ de Hitler, según el conocido locutor de radio James O’Brien.
En cambio, España no tiene Gobierno propiamente dicho desde hace casi diez meses y todo parece funcionar, aunque empieza a notarse el cansancio. Los españoles están ‘exhaustos’, decía The New York Times esta semana, y el CIS acaba de confirmar que se ha duplicado el porcentaje de ciudadanos preocupados por el bloqueo institucional.
Pero con todo y eso, el FMI ha avalado casi con sobresaliente la marcha de la economía española. En sus informes para la Asamblea anual en Washington, ha mejorado en medio punto las perspectivas de crecimiento del PIB, del 2,6% al 3,1%, y ha llevado la contraria a casi todo el mundo al afirmar que se cumplirá el déficit este año y en 2017. Por el lado negativo, la deuda no bajará del 100% del PIB hasta 2019, el paro seguirá en tasas insoportables y hay que espabilar y acometer reformas sin demora.
El mismo pronóstico positivo acaba de realizar el gigante de los estudios económicos y sectoriales IHS Markit: efectivamente, España crecerá este año un 3,1% y no un mero 2,6%. Y no sólo eso, sino que de las cuatro grandes economías de la eurozona, ‘continúa siendo el chico destacado’, como a su vez subraya Pan Pylas, de la agencia Associated Press. Igual que el FMI, Markit señala los riesgos de la incertidumbre política.
En sus informes, el FMI ha llamado la atención sobre esos populismos y nacionalismos que amenazan la globalización, el comercio internacional y el crecimiento mundial. Y ahí es donde entra este jueves David Gardner con un artículo en el que dice que en medio de todo el follón internacional, ‘es mérito eterno de los españoles el que no hayan cedido a la xenofobia populista’. Gardner es redactor-jefe de Internacional de Financial Times, donde lleva algún tiempo, tanto como 38 años.
En su columna en FT, Gardner analiza los ‘días dramáticos’ que ha pasado España: la dimisión o ‘defenestración’ de Pedro Sánchez; los juicios de la trama Gürtel y las tarjetas black; y la pérdida de un escaño del PNV a favor de Bildu, que hace más difícil la gobernabilidad tanto desde Ajuria Enea como desde Moncloa porque alejan potenciales alianzas. Su tesis es que con todas esas tensiones, el ‘país real’ responde con serenidad y sensatez.
Pone como ejemplo al lendakari Íñigo Urkullu con su denuncia del ‘infantilismo político’ de los abertzales más radicales y de los independentistas catalanes en su maximalismo de ‘o todo o nada’. Los que se empeñan en esa vía ‘acaban sin nada’. Esa postura de calma y estabilidad es ‘muy buena para España’.
La exposición a derivados d Deutsche Bank es 14 veces el PIB d Alemania http://www.invertia.com/noticias/articulo-final.asp?idNoticia=3156170&strGoo=exposicion-derivados-deutsche-bank-pib-alemania …
Las cifras de la Seguridad Social apuntan a un déficit histórico de 16․000 millones en 2016 http://www.eleconomista.es/economia/noticias/7874326/10/16/Las-cifras-de-la-Seguridad-Social-apuntan-a-un-deficit-historico-de-16000-millones-en-2016.html …
El BdE se meterá en las tripas de los bancos para acabar con los enjuagues contables http://www.elconfidencial.com/empresas/2016-10-05/bde-fin-enjuagues-contables-bancos-solvencia-capital-modelos-internos_1270312/?utm_source=twitter&utm_medium=social&utm_campaign=BotoneraWeb …
Aunque se va clarificando el calendario del Brexit, no ocurre lo mismo con el modelo que Gran Bretaña adoptará para su salida de la Unión Europea. Se prevé un proceso complicado, costoso y largo, debido no sólo a la complejidad del intento, sino también a que el gobierno y sus apoyos parlamentarios apenas habían contemplado la posibilidad de perder el referéndum del 23 de junio.
El pasado domingo, en la conferencia del partido conservador, la primera ministra, Theresa May, anunció que en marzo próximo notificará a la Unión la voluntad de su gobierno, de retirarse del bloque continental europeo, según el art. 50 del tratado de la Unión (Lisboa), y pedirá abrir negociaciones tanto para poner fin a las obligaciones mutuas como para establecer un nuevo modelo de relación. El anuncio ha sido un gran alivio para las instituciones europeas, pues el RU alega que no hay establecido un procedimiento legal que le obligue a pedir su salida; así que anunciar la voluntad de negociarla es una graciosa concesión de Londres a Bruselas. El cese de las obligaciones del Reino Unido necesita, si embargo, la aprobación, por mayoría cualificada, de los otros socios de la Unión; aunque no así para el caso del cese de las obligaciones de la Unión con el Reino Unido.
Con ocasión del próximo discurso de la Reina, el parlamento votará lo que se ha dado en llamar el Great Repeal Bill, que abolirá la European Communities Act de 1972, que ha dado fuerza de ley a los acuerdos del gobierno con las instituciones europeas. La separación y el modelo de nueva relación serán negociados durante los siguientes dos años, anunció May, y se espera que el proceso se culmine a primeros de 2019.
La elección del nuevo tipo de relación con la UE será una tarea tan compleja como la de ejecutar el Brexit, dado que los modelos que han sido barajados por los diversos grupos de interés económico, social y político, son en gran parte incompatibles.
En su discurso ante el congreso del partido, May desechó los modelos suizo y noruego de asociación con la UE. El primero supone libre comercio con la Unión, libre movimiento de trabajadores, pero limitaciones en el mercado bancario. El modelo noruego consiste en la pertenencia de Oslo al Área Económica Europea (AEE), pertenencia plena al área de libre comercio, derechos de ‘pasaporte’ para la banca y libertad de movimientos, pero también obligación de contribuir al presupuesto comunitario.
¿Qué va a hacer el Reino Unido de sí mismo?
Un modelo favorecido en el pasado por el hoy ministro de Exteriores, Boris Johnson, es un tratado de libre comercio, similar al que se está negociando entre la UE y Canadá. Éste elimina la mayor parte de las tarifas sobre bienes, pero excluye los servicios, y no obliga a Canadá al libre movimiento de trabajadores.
El ideal, desde el punto de vista británico, parece ser el ‘traje a medida’, que se cortaría sobre la plantilla de la AEE menos el libre movimiento de trabajadores, sobre el supuesto de que a la UE le interesan las más fluidas relaciones con el ‘país tercero’ (Reino Unido) que hoy constituye el principal mercado nacional para las exportaciones del bloque europeo.
Un modelo interesante, pero con no muchas probabilidades de éxito, por pedir transformaciones importantes de la estructura de la Unión, es el del Bruegel Institute, que propone “una nueva forma de colaboración, una Asociación Continental (AC)”, consistente en la colaboración del bloque europeo con un grupo de países firmemente unidos a la economía comunitaria (Islandia, Noruega, Liechtenstein) pero que apenas disponen de poder institucional ante la UE. Su poder de negociación, sigue el argumento, se potenciaría por la entrada del Reino Unido en el grupo. La AC compartiría con la UE la libertad de intercambios en bienes, servicios y capitales, incluso un cierto grado de movilidad laboral, pero sin participación de los países de aquel grupo en los mecanismos de decisión supranacionales y en las instituciones comunes europeas.
El problema con la selección del modelo de asociación con la UE no es sólo adoptarlo, ya que obliga al gobierno a arbitrar entre intereses internos y externos contrapuestos, sino sobre todo negociarlo con la UE. El movimiento político que ganó el referéndum del Brexit no propuso ningún modelo en particular, ya que su interés era romper los lazos con la Unión más que el de redefinir la relación. El gobierno, seguro como estaba de que ganaría el ‘no’ al Brexit (su opción preferida) no quiso especular con modelos alternativos por temor a estimular el ‘sí’.
La tarea que ahora le queda por delante a Whitehall es impresionante. Primero ha de elegir entre diversos modelos de vinculación con la UE, y a continuación negociarlo internamente desde Westminster. A seguido, acordar con los socios comerciales del RU en todo el mundo los reajustes resultantes de convertir las relaciones multilaterales del bloque europeo con países ‘Otros’, a relaciones bilaterales. Esto será especialmente significativo en el caso del proyectado Tratado de Comercio e Inversiones de la UE con los Estados Unidos. Y lo más intimidatorio de todo: trasponer las más de 12.000 leyes y reglamentos que unen el RU y la UE, y trasladarlos a las relaciones bilaterales de Londres con cada uno de los países miembros de la Unión.
Es lo que tienen los referéndums: que frecuentemente les sale el tiro por la culata.
Tres señales para perder la esperanza en la banca http://www.elespanol.com/economia/20161004/160613950_13.html …