Durante estos años atrás nos hemos hartado de oír hablar de la globalización de la economía y de los mercados como una tendencia imparable de la que ninguno de nosotros lograríamos permanecer sin sufrir alguna consecuencia.
Era una evolución lógica de los mercados que acarrearía ventajas, como más y mejores flujos de capital, de trabajadores y de bienes y servicios. Y también de inconvenientes, como la creación de bolsas de pobreza de aquellos sectores de la población que no lograsen adaptarse a las nuevas tendencias globales de los mercados. Digamos que estaba de moda hablar de globalización y de que ésta sirviera como explicación a buena parte de los efectos devastadores que la crisis ha generado durante los últimos años.
Sin embargo, parece que la última moda podría ser dar por finiquitado el proceso de globalización de la economía. De hecho, cada vez más instituciones, desde el IESE, hasta el FMI, que alerta de “los efectos negativos” de la globalización, avanzan en la dirección de que la misma, no ha muerto, pero ha ralentizado su crecimiento.
La Organización Mundial del Comercio (OMC) prevé que los intercambios mundiales solo crezcan un 1,7% este año, y entre un 1,8% y un 3,7% en 2017. Siendo una cifra baja, aunque acorde con la tónica desde que se dio por terminada la crisis.
El flujo internacional de bienes se está paralizando, pese a los esfuerzos de los países del G20 por reanimarlo. Su debilidad es sólo uno de los síntomas del auge del nacionalismo económico, que desde el inicio de la crisis financiera internacional está resurgiendo con fuerza, no sólo en las propuestas de Donald Trump, que pretende revertir o renegociar buena parte de los acuerdos de libre comercio firmados por Estados Unidos, sino en los debates abiertos en una de las principales potencias comerciales del mundo, la Unión Europea, que ha estado a punto de descarrilar el acuerdo con Canadá (CETA) y ha paralizado las negociaciones de la Asociación Transatlántico para el Comercio y las Inversiones, (TTIP), al tiempo que se enfrenta a un notable incremento de las posiciones nacionalistas y proteccionistas entre sus estados miembros.
La globalización empezó oficialmente en mayo de 1983, cuando la revista Harvard Business Review publicaba un artículo de su director, Theodore Levitt, titulado La Globalización de los Mercados. Hacía más dos décadas que se había generalizado el uso de ese término en Ciencias Sociales. Pero, con ese artículo se le dio el aldabonazo de la popularidad.
Ahora, tras la victoria de Donald Trump y a falta de 100 días para que Gran Bretaña inicie las negociaciones para salir de la UE, se habla del comienzo del fin de la globalización. El resultado es un cierre al comercio, a la emigración y a la inversión internacional. Ni el capital ni el trabajo, que son los dos factores de producción de la economía, se podrán mover de un país a otro: el pilar de la globalización.
El futuro que se dibujaba con la apertura sin límite de mercados nacionales para facilitar el flujo de capitales, talento y bienes y servicios se encuentra viviendo sus momentos más bajos desde el final de la guerra fría. La falta de crecimiento de las economías desarrolladas y la bajada de los precios de las materias primas está debilitando el ritmo de crecimiento económico mundial y generando efectos perniciosos en las economías en vías de desarrollo. De manera paralela, el Fondo Monetario Internacional habla ya abiertamente de la conveniencia de restablecer los controles sobre las transacciones financieras internacionales, a fin de ofrecer “cortafuegos” a la propagación de nuevos episodios de contagio en caso de nuevas crisis financieras internacionales, además de servir de control a fuga de capitales o a la financiación de actividades ilegales, como el terrorismo internacional.
Lo que es evidente es que muchas de las cosas que se han hecho bajo la bandera de la globalización han sido un grave error. Los grandes beneficiados de la misma han sido las grandes corporaciones transnacionales, que, al fin y al cabo, fueron las impulsoras, y que empezaron a globalizarse aun antes de que se inventase tal palabra. Las bondades que se vendieron a los países en vías de desarrollo no han sido tales, siendo así que las diferencias entre los países han aumentado, al igual que las diferencias entre los diferentes estratos de la población.
Pero, además, es que buena parte de la mala fama que acarrean los acuerdos de libre comercio está legítimamente fundada: estos acuerdos han situado los derechos sociales y las legislaciones ambientales en el cajón del olvido, y algunos han pretendido someter la soberanía nacional a cortes de arbitraje internacional cuya legitimidad es dudosa. Lo que puede haber motivado el aumento de las pretensiones soberanistas que de un tiempo a esta parte sacude a todos los países en mayor o menor medida.
Como decía es la nueva moda: de la “globalización imparable” de hace muy poco tiempo a la globalización “parable” y hasta reversible.
Felices Fiestas
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Parece que no tiene mucha relación pero al Euríbor no le gusta que suban demasiado…
Hola ¿Qué tal? Yo bien, gracias por preguntar. Pues ya está, me quedo sin patrocinadores…
El presidente electo Donald Trump ha sugerido que podría tener derecho a opinar sobre la…
El precio medio del día 20 de noviembre de 2024 es de 0.174 €/kWh, lo…
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Ver comentarios
PSOE, impuestos y progreso. http://bit.ly/2hMyVhC
El TTIP: ¿héroe o villano? http://www.realinstitutoelcano.org/wps/portal/rielcano_es/contenido?WCM_GLOBAL_CONTEXT=/elcano/elcano_es/zonas_es/comentario-steinberg-ttip-heroe-villano …
Los impuestos del Estado y las CCAA pasan de 68 a 97 en sólo tres años http://www.elmundo.es/economia/2016/12/27/58616baae5fdea0b5b8b466e.html …
El coste de prestar el servicio universal de telecomunicaciones ha caído hasta una cuarta parte de lo que se pagaba hace diez años. Si en 2005 sufragar este servicio público suponía un desembolso de unos 80 millones de euros, en 2014 la factura ascendió a apenas 18,8 millones de euros. Este servicio garantiza que todos los usuarios puedan tener acceso a la red telefónica pública fija desde cualquier ubicación geográfica y a un precio asequible, entre otros elementos
Motivos para ser optimistas en 2017 http://blogs.elconfidencial.com/mercados/perlas-de-kike/2016-12-27/motivos-para-ser-optimistas-en-2017_1309400/?utm_campaign=BotoneraWebapp&utm_source=twitter&utm_medium=social …
vaya artículo más malo, parece una inocentada, la historia demuestra que primero viene el crecimiento económico y luego la democracia y la mejora de los derechos sociales, nunca al revés. El mejor ejemplo es España, nadie nos hubiera podido imponer en pleno franquismo una democracia a cambio de inversiones pero las inversiones y la apertura acabaron haciendo llegar una democracia.
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/espana/2016/12/28/campana-pro-sanchez-logra-apoyo-ningun-baron-lider-relevante/0003_201612G28P16991.htm?
Si tiene un piso vacío en Madrid, prepárese para pagar... http://www.libremercado.com/2016-11-30/ahora-madrid-y-psoe-siguen-los-pasos-de-colau-declaran-la-guerra-a-los-pisos-vacios-1276587735/ …
Como un chiquillo caprichoso, Donald Trump ha vuelto a pillar otra rabieta y se ha desquitado como más le gusta: a tuitazo limpio. Casi no había acabado la entrevista de Obama con la CNN cuando el presidente electo ha saltado. No le había gustado nada, pero que nada, que el actual inquilino de la Casa Blanca afirmara que podía haber ganado un tercer mandato. Trump replicó: ‘De eso nada’. Y demostró así lo que piensa de él el senador Jeff Merkley, de Oregon.
Esto es lo que dice el demócrata Merkley del presidente electo republicano: ‘Tenemos un presidente entrante que tiene una especie de madurez como de un niño de cinco años, envuelta en un ego masivo. Y tener eso a sólo un segundo del botón nuclear es muy, muy escalofriante’. Lo dijo en la cadena MSNBC. Toda una definición y todo una declaración de principios sobre el miedo de muchos ante lo que pueda hacer Trump cuando se instale en la Oficina Oval.
Paul J. Davies también teme las consecuencias de la presidencia de Trump. Y lanza una llamada de atención sobre lo que le pueda pasar a España, especialmente a los bancos. Y más en concreto, a BBVA. En un comentario este martes en The Wall Street Journal, Davies advierte de que ‘El comercio de Trump causa dolor en España’. Es la traducción más o menos literal del título con la expresión un tanto tópica de ‘pain in Spain’. Ahora en claro: la política comercial y bancaria de Trump puede perjudicar a España.
De hecho, como recuerda el WSJ, la victoria electoral de Trump ya ‘ha dañado a algunos bancos europeos, y los españoles en particular han caído por la preocupación por la actitud del presidente electo sobre el comercio y el perjuicio que ocasionará a México y América del Sur’. Luego se han recuperado, ‘pero van detrás en el índice Stoxx 600 y bastante detrás de bancos de inversión como Barclays, Credit Suisse y Deutsche Bank, que han cotizado al alza ante las expectativas de desregulación’.
En efecto, Ttrump ha prometido que va aligerar la regulación financiera y que va a desarrollar una política comercial proteccionista y antiglobalización. Como escribe el WSJ, ‘para el BBVA, el presidente Trump plantea auténticos problemas reales’. El diario explica per qué: ‘La entidad obtiene su mayor segmento de beneficios en México, alrededor del 40% en los primeros nueve meses de 2016’. Lo malo es que el mercado mexicano ‘es el más amenazado por la postura del presidente electo contra la globalización y la inmigración’.
De entrada, la cotización del peso mexicano ha caído, de manera que los ingresos de BBVA en el país ‘valen menos’. En segundo lugar, se espera que las inversiones y el crédito no se comporten de la mejor manera. Y ‘si México pierde industria y exportaciones, debilitando realmente la economía, los fallidos también aumentarán’. Por último, BBVA tiene otro problema personal que no se llama Trump: se llama Erdogan. Turquía es su otro gran mercado, pero tras el golpe o autogolpe de Estado los inversores se están volatilizando.
Davies reconoce que para el Santander hay menos peligro, porque ‘depende menos de México’. Su gran mercado sudamericano es Brasil, que contribuye con un 20% a sus ingresos. Aunque Brasil podría sufrir también si el comercio con EEUU afloja, por ahora el país esta resistiendo y la moneda se ha revalorizado. Y aunque ‘el pesimismo comercial con Trump de presidente puede ser exagerado’, en todo caso ‘el Santander parece una mejor apuesta que BBVA’
lo verdaderamente importante es en quien te conviertes y el impacto positivo que produces en la vida de los demás http://www.expansion.com/blogs/quemada/2016/12/24/si-quieres-ser-feliz.html …