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Una sencilla pregunta que vas a fallar

Una sencilla pregunta que vas a fallar 1Te digo estas cuatro potencias económicas, China, EEUU, la UE y Japón y tú me las tienes que ordenar de mayor a menor. ¿Cómo quedaría el listado?

Estoy al 95% convencido de que has fallado.

Estos son los datos tomando el PIB a paridad de poder adquisitivo:

  1. China 21.4 billones (europeos) de dólares
  2. La UE 20.3 billones  (europeos) de dólares
  3. EEUU 18.6 billones (europeos) de dólares
  4. Japón 5.3 billones (europeos) de dólares

Si elegimos el PIB nominal, China y EEUU se intercambiarían las posiciones pero la UE seguiría en segunda posición.

¿Y por qué estoy tan convencido de que has fallado?

Porque la mayoría de los europeos fallan y ponen a la UE en tercer o cuarto lugar.

Estos son los resultados de una encuesta que se realizó a nivel europeo. En la tabla podéis ver lo que han respondido cada país (la pregunta es ¿Cuál de estas economías es la más grande del mundo?)

Los únicos que sitúan a la UE en segundo lugar son los alemanes, aunque fallan al poner a China como los líderes. Curiosamente los países mediterráneos, tan castigados por la crisis, son los que peor consideración tienen del tamaño de la economía de la UE.

Mientras que son pocos los Europeos conscientes de su potencial económico a nivel mundial, los americanos se lo tienen más creído (o mejor dicho, son más positivos) ya que el 51% de ellos ven a su país como la mayor potencia económica mundial.

Quizás el problema de la poca influencia que tiene la UE a nivel mundial sea la falta de confianza real que tanto los ciudadanos como los políticos han demostrado a lo largo de su historia. Ya va siendo hora de que nos lo creamos ¿no?

Carlos Lopez

Redactor de Euribor.com.es. Escribiendo desde el 2006 sobre el Euribor, economía, finanzas, bolsa, hipotecas y ahorro

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  • Pocas ganas de currar había hoy, ¿no?

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  • La Torre Eiffel recortó servicios, furiosos trabajadores de ferias interrumpieron el tráfico alrededor del Arco de Triunfo y la policía usó un cañón de agua y gases lacrimógenos mientras trabajadores realizaron protestas en París y otras ciudades el martes contra cabios planeados en las leyes laborales.

    La central sindical UGT convocó a huelgas y organizó unas 180 marchas contra los decretos laborales dados a conocer el mes pasado por el gobierno del presidente Emmanuel Macron. Muchos temen que los cambios debiliten la seguridad del empleo.

    El sindicato dijo que 60.000 personas participaron en una protesta en París. La policía dijo que 24.000 personas marcharon y que varios jóvenes encapuchados que se sumaron más adelante lanzaron proyectiles a las fuerzas de seguridad.

    La policía respondió con gas lacrimógeno y un cañón de agua. Una declaración policial dijo que cuatro personas fueron detenidas y una fue hospitalizada con heridas leves.

    Las protestas fueron la primera expresión pública grande de descontento contra la presidencia de Macron, que comenzó en mayo con entusiasmo ante sus promesas de revivir la economía francesa, pero cuya popularidad ha caído en medio de la furia provocada por los decretos laborales y otros problemas en el país.

    La Torre Eiffel fue afectada por las protestas, con las visitas de la tarde limitadas al primer piso, al que los turistas tuvieron que acceder por escaleras.

    Trabajadores de ferias sonaron trompetas en una protesta separada el martes contra cambios legales que dicen favorecen a las grandes corporaciones y pudieran barrer con su vieja industria.

    Decenas de camiones remolques se movieron a paso lento alrededor del Arco de Triunfo, causando trabazones de tráfico en la hora pico. Los trabajadores dijeron que decidieron realizar sus protestas para que coincidiesen con las marchas laborales del martes, toda vez que ambas protestas son por temores de perder empleos.

    En tanto, miles de activistas sindicales marcharon por la mañana en Marsella, Le Havre y otras ciudades francesas.

    Los decretos laborales de Macron - que reducen el poder de los sindicatos y dan a las compañías más autoridad para despedir empleados e influir en las reglas para lugares de trabajo - son el primer paso en lo que él espera sean profundos cambios económicos. Los decretos serán finalizados este mes.

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  • Hace justo 364 días Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, compareció ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo para dar el discurso sobre el Estado de la Unión Europea de 2016. Hoy se repite la cita, edición 2017, en la que el jefe del Ejecutivo comunitario ha prometido esbozar su visión sobre cómo debe ser la UE del siglo XXI. Según las filtraciones que han circulado por Bruselas, consistirá en más integración, pero solo en áreas donde esta suponga un valor añadido. Y esto habitualmente incluye seguridad, defensa y economía.
    Si se compara con lo que parecía avecinarse hace un año, el escenario al que se enfrenta hoy Juncker es más que aceptable. El 14 de septiembre de 2016, en Bruselas y las capitales, incluida Londres, aún se frotaban los ojos con los resultados del referéndum británico, dos meses y medio antes. Todavía faltaban unas semanas para que Donald Trump ganara a Hillary Clinton la presidencia estadounidense, pero ya se oían los tambores de guerra del populismo euroescéptico, a lomos de la euforia brexitera, preparando su asalto a las generales de Holanda, Francia, Alemania e Italia y a las presidenciales austriacas.
    Sin embargo, la entrada del multimillonario estadounidense en la Casa Blanca fue el último susto de 2016. A partir de entonces algunos de los frentes electorales más preocupantes que amenazaban la estabilidad de la UE empezaron a cerrarse.
    Los austriacos mantuvieron a la extrema derecha fuera de la jefatura de su Estado, los holandeses echaron un jarro de agua fría a sus populistas, Emmanuel Macron venció a la eurófoba Marine Le Pen con un programa europeísta, la canciller Angela Merkel ha mantenido a raya a los radicales euroescépticos alemanes y hasta los partidos populistas italianos parecen resignarse a la permanencia en la moneda única.
    En el ámbito económico, la recuperación, aunque sin alardes, ha ganado fuerza y las previsiones económicas indican que la eurozona crecerá más que EEUU este año y el siguiente.
    Pero pocos en Bruselas caen en la complacencia. La crisis económica de 2008 que todavía colea en muchos países, el mazazo del Brexit, el debilitamiento de la alianza atlántica tras la victoria de Donald Trump y el enfrentamiento abierto entre la Comisión y países como Polonia y Hungría han revelado las costuras de una UE.
    Por eso Juncker abogará por una mayor integración en áreas que considera clave para el futuro del club. Las minutas de una cena de trabajo entre su jefe de Gabinete, Martin Selmayr, y los embajadores en Bruselas de los 28, hacen especial hincapié en reforzar el área de libre circulación de personas y la eurozona (unión bancaria incluida).
    Sobre lo primero, se espera que Juncker abogue por varias ideas que han estado sobre la mesa desde hace meses o incluso años. Por ejemplo, la creación de un Fondo Monetario Europeo (FME) para ayudar financieramente a países en crisis y que podría construirse sobre las bases del fondo de rescate permanente, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede).
    También se espera que respalde la creación de un presupuesto de la zona euro, de un superministro de Economía y de una especie de eurobonos light (sin mutualización de deuda).
    Pero el diablo estará en los detalles. Entre la laxa supervisión de las normas fiscales que hace ahora la Comisión y la dura que podría hacer un eventual FME va un mundo. Entre un superministro con poder para vetar presupuestos o un mero coordinador de políticas económicas va otro. Entre un presupuesto del 1% del PIB y otro del 10%, más de lo mismo. Y entre unos eurobonos light a secas y otros con posibilidad de evolucionar hacia una mutualización completa, otro tanto.
    Otro punto que tratará Juncker es el del comercio global. Aquí habrá un poco para todos los gustos. Por un lado, se mostrará abierto a cerrar pactos de libre comercio con terceros países, cuantos más mejor. Pero también hará un guiño a Macron, que pide un sistema europeo para proteger industrias clave de inversores presuntamente hostiles. Aunque nadie lo va a decir en público, aquí se está hablando de China y su interés por entrar en sectores sensibles, desde el punto de vista de la tecnología o la seguridad.
    Sin embargo, según publicaba ayer el diario británico Financial Times, la propuesta podría quedarse en un organismo consultivo al que los Gobiernos podrán recurrir en caso de tener dudas ante determinadas operaciones. Sin embargo, sus dictámentes no serían vinculantes.
    Juncker tampoco olvidará uno de sus grandes temas desde que se erigió presidente: la necesidad de que la UE disponga de más poder militar, a ser posible, con la eventual creación de un Ejército europeo.
    Sobre el enfrentamiento de Bruselas con países del Este por su negativa a acoger refugiados y el expediente abierto a Polonia por poner en riesgo los valores fundamentales de la UE, no es probable que Juncker opte por el enfrentamiento directo, sino más bien por hacer un llamamiento general a respetar el Estado de Derecho y el marco legal europeo.

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  • El inicio del nuevo curso ha ve­nido mar­cado por la po­lí­tica como con­se­cuencia de todo lo que ocurre en Cataluña y el desafío in­de­pen­den­tista. En el sector ban­ca­rio, las es­padas están tam­bién en todo lo alto para aco­meter una nueva ronda de fu­sio­nes. Al margen de las in­te­gra­ciones en marcha (Santander-Popular y Bankia -BMN), el pro­tec­cio­nismo del CNMV sobre Liberbank deja a este banco en el punto de mira de ser com­prado, mien­tras que Deustche Bank se queda casi sin be­ne­ficio en España.

    Más allá de toda la tensión política de los últimos días, la banca española afronta la recta final del ejercicio y el arranque del nuevo ejercicio con una asignatura pendiente: una nueva ronda de fusiones, como se exige por parte del Banco de España y de algunos organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI).

    Bankia y BMN están en vísperas de aprobar su fusión en las respectivas juntas de accionistas convocadas desde hace tiempo. La integración de las entidades nacionalizadas y controladas de manera mayoritaria por el Estado se ha considerado como la mejor vía para recuperar una parte de las ayudas públicas destinadas al rescate de la banca con problemas (principalmente cajas de ahorros).

    El Popular no era una caja de ahorros, pero sus problemas eran tanto o más graves que el de algunas de esas entidades casi extinguidas con las distintas reformas del sector bancario español. El Santander ya ha registrado su oferta a los accionistas y preferentistas minoritarios del banco gestionado en los últimos por Ángel Ron y en los últimos meses por Emilio Saracho.

    Estas dos operaciones ya estaban en curso desde hace algunos meses y una buena parte del sector mira con atención las oportunidades que quedan sobre el tablero. La decisión de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de prologar la prohibición de las posiciones cortas en Liberbank hasta finales de noviembre, sitúa al grupo gestionado por Manuel Menéndez en el punto de mira.

    La tutela de la CNMV sobre Liberbank cubrirá todo el proceso de ampliación de capital anunciado y con el que se pretende una reducción más que significativa de los activos tóxicos en sus balances. Como algunos sostienen, todo un maquillaje de la entidad para que resulte más atractiva ante potenciales compradores.

    Unicaja, con los últimos movimientos (como la devolución de los bonos convertibles de España-Duero) y su buena acogida en Bolsa, parece distanciarse del grupo de bancos que puedan estar abocados a integrarse en grupos de menor tamaño para poder encarar su viabilidad.

    Desplome de beneficios

    La filial de Deutsche Bank en España lleva ya tiempo con el cartel de venta colgado. Según los datos recién publicados por la Asociación Española de Banca (AEB), la entidad del grupo germano tan sólo habría alcanzado un beneficio de 6,65 millones de euros al cierre de junio, lo que supone un desplome del 73% respecto a los 24,65 millones logrados en el primer semestre de 2016.

    Eso sí, y pese a todas las informaciones sobre su venta, Deutsche Bank en España ha logrado capear su negocio de una manera bastante más digna, ya que los depósitos de los clientes se elevan un 4,72%, hasta los 8.423,77 millones de euros hasta junio, mientras que la evolución del crédito a la clientela se muestra plano, con una mínima reducción (0,81%) en el primer semestre del ejercicio.

    Tanto el avance del Santander con la adjudicación del Popular como la integración de Bankia y BMN ya hacía presagiar nuevos movimientos en el actual mapa bancario español, sobre todo de algunos de los grandes para recuperar terreno en algunos negocios o mantenerse en aquellos en los que ya tenían el liderazgo.

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    • 21, No tengo nombre No conozco ese tema, mi pregunta iba más pensando en que comentara sobre el oro, el crudo o algo así, a mi también me sorprendió. Puedes preguntarle poniendo un comentario en su blog elinvestorsobrio.com

      No, no espero grandes movimientos inflacionistas, creo que el euribor se pondrá en positivo a lo largo del año que viene porque se empezará a descontar una reducción de la liquidez que inyecta BCE pero entre las nuevas tecnologías y el precio del crudo que no tiene pinta de subir, y la losa de toda la deuda que los estados deben emitir, no creo que vaya a haber presiones inflacionistas ni tipos de interés altos en los próximos años.

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  • Los com­po­nentes de la co­mi­sión de in­ves­ti­ga­ción de la crisis del sis­tema fi­nan­ciero del Congreso de los Diputados dis­crepan abier­ta­mente de cómo se están lle­vando a cabo los tra­bajos y de qué hacer a partir de ahora.

    En la reunión de este miércoles tratarán de acordar una agenda de comparecencias realista que pueda permitir terminar los trabajos a mediados del año que viene y presentar unas conclusiones conjuntas que hagan útil la constitución de esta comisión. Botín, González, Fainé, y otros muchos profundos conocedores del sector financiero español podrían no tener que acudir. Sería una oportunidad perdida de poder conocer su opinión sobre la mayor crisis financiera que ha sufrido desde principios del siglo XX.

    Tras las comparecencias del Gobernador Luis María Linde, del exgobernador, Jaime Caruana y del exsubgobernador José Viñals, toca ahora ponerse de acuerdo sobre las próximas comparecencias. De convocarse a las 300 personalidades que suman los listados de todos los partidos no podrían terminarse los trabajos antes de que finalice el año que viene. En ese momento la legislatura estaría prácticamente acabada y resultará muy difícil alcanzar acuerdos entre los dos principales partidos que estarán pensando en las nuevas elecciones.

    Una vez que comience el debate de los presupuestos en el mes de octubre no podrán reunirse más de una vez al mes, dado que la mayoría de los portavoces en la Comisión de investigación de la crisis financiera son miembros de otras comisiones. A un ritmo de 6 comparecencias mensuales hace obligado reducir las mismas si se quiere contar con los verdaderos conocedores de lo que ha sucedido.

    Pero el pasado jueves, tras la comparecencia del ex subgobernador del Banco de España José Viñals, el profesor Ángel Vilariño y el expresidente del banco Hipotecario, Julio Rodríguez, los partidos catalanes presentaron tantas propuestas que la hace imposibles.

    Desde el Partido Popular consideran que los nacionalistas catalanes de izquierdas que han hablado de convocar hasta a 150 personalidades lo que buscan es resolver antiguos litigios y obtener rentabilidad política a corto plazo, pero sin pretender que la comisión haga un trabajo eficaz de cara al futuro del sistema financiero.

    En este sentido explican que pese a que la comparecencia de José Viñals en la comisión ha sido la más esclarecedora de cuantas se han realizado hasta ahora no le han concedido la menor atención.

    Fueron tres horas en las que Viñals dio una lección de cómo debe prepararse una comparecencia. No eludió pregunta alguna. Tenía preparado hasta el último detalle que fuera relevante para explicar su teoría sobre la crisis. Durante las aproximadamente dos horas que duraron sus intervenciones no vaciló ni un solo momento a la hora de señalar como responsables fundamentales de la crisis a los gestores de las cajas que se escudaron en su proximidad con los políticos de turno para no gestionar bien.

    Viñals no ha tenido inconveniente en deshacer algunos de los mitos que se han creado en los últimos años respecto de la importante advertencia que realizaron los inspectores del Banco de España en su carta al Gobernador Jaime Caruana. Advirtieron de lo que podía suceder, pero en otro de sus párrafos daban por hecho que el sistema financiero estaba preparado para solventar una crisis.

    Admitió que el Banco de España podría haber hecho más, pero dejó claro que hizo y mucho dentro de los márgenes que tenía en ese momento para actuar. No hubo ni un solo reproche de los diputados a la intervención de Viñals. Quedaba claro que era el que más se había preparado la comparecencia, a la vez que dejaba en evidencia a más de un parlamentario. Salvo el portavoz del Partido Popular, Ramón Aguirre, y en menor medida el del Partido Socialista, Pedro Saura, en general los trabajos de los portavoces han sido muy modestos.

    Alguno de ellos ha acudido a las sesiones sin tener claro qué espera que le aclare el compareciente, lo que ha quedado reflejado en esas dos cuartillas, escritas a mano, con preguntas improvisadas y no siempre con mucho sentido que nos han ofrecido las cámaras de televisión.

    Los ciudadanos esperábamos más y lo seguimos esperando. Está bien que recorten el número de comparecientes, que quien acuda tenga algo que decir, pero el Congreso debe ser capaz de hacer propuestas. Una vez que conozcan la opinión y los datos de los principales actores del mundo financiero español deben plantear mejoras de las medidas que tanto han criticado algunos partidos de los decretos I y II de Luis de Guindos.

    No tendría mucho sentido insistir en los defectos de esos decretos y luego no plantear ninguna idea de reforma antes de que se consume la que trabaja el equipo de Donald Trump en EEUU, que volverá a tratar de legislar a favor de la menor regulación posible. La misma que facilitó la crisis.

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