El origen de esta guerra entre taxistas y estas compañías se remontan al 2.014, año en el que Uber, el gigante estadounidense del sector, desembarcó en España con UberPop, que se trataba de un servicio de mediación por el que conductores particulares hacían las veces de taxista. Esto, en un mercado tan regulado como el español fue como un jarro de agua fría para el sector y provocó diversas movilizaciones, que incluyeron dos huelgas de taxistas y duros enfrentamientos en octubre de ese año con quema de coches incluida. A finales del 2.014, el juez del Juzgado de lo Mercantil número 2 de Madrid ordenó la prohibición del servicio UberPop en todo el territorio español como medida cautelar reclamada por la Asociación Madrileña del Taxi y como paso previo a la denuncia contra la empresa.
Sin embargo, el daño estaba hecho y Cabify, una empresa española de alquiler de coches con conductor, se mantuvo operativa y en crecimiento gracias a las facilidades de las nuevas tecnologías, que permiten ofrecer sus servicios por medio de aplicaciones al alcance de cualquiera.
En 2.015, y gracias al filón descubierto gracias a la sentencia del año anterior, Cabify logró una importante inyección de capital que le permitiría seguir invirtiendo. Esto les llevaría a ser denunciados por la Federación Profesional del Taxi de Madrid, aunque no tuvo lugar la suspensión cautelar. Es en este mismo año en el que una Uber reinventada vuelve a aparecer, entrando de lleno en el alquiler de vehículos con conductor profesional, al tiempo que reclamaba ante la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia la liberalización del sector.
Y ahí se complicó todo, ya que la CNMC pareció ponerse de parte de las compañías VTC acudiendo a la Audiencia Nacional para recurrir una resolución de la Comunidad de Madrid que establecía una serie de exigencias a las compañías VTC a la hora de prestar su servicio.
Así las cosas, 2.016 volvió a ser testigo de duros enfrentamientos entre el sector del taxi contra estas dos compañías y la CNMC, ya que este organismo se posicionaba en contra de la limitación de una licencia de VTC frente a 30 de taxis que había logrado establecer “in extremis” el Gobierno en noviembre de 2015. Tanto es así, que la CNMC reclamó en un informe de marzo de 2.016 derribar el “monopolio” eliminando un sistema de licencias restrictivo que cerraba, según su opinión, la posibilidad de competencia y representaba “un perjuicio para los consumidores”. Otro informe de ese mismo año denunciaba los precios pagados por las licencias en el opaco mercado secundario del taxi: hasta 220.000 euros por permiso, algo visible a poco que se busque en algunas webs de anuncios clasificados. La conclusión del informe estimaba que la pérdida anual en el bienestar de los consumidores ocasionada por las restricciones a la competencia analizadas asciende, como mínimo, a 324,3 millones de euros al año.
Mientras esto ocurría, Cabify volvía a recibir una millonaria inyección de capital de su socio japonés Rakuten, con el fin de asegurar su posición en el mercado español y su crecimiento por Latinoamérica.
El 2.017 supuso el gran desembarco de las VTC; grandes empresas de la gestión de flotas de transporte y particulares empezaban a tomar posiciones en el sector gracias a la concesión de licencias, lo que supuso que éstas se triplicasen en un corto periodo de tiempo. De hecho, José Antonio Parrondo, un exjefe del taxi, toma posiciones y logra una inyección de dinero millonaria para hacer crecer Gestaxi, su negocio de transporte a través de licencias VTC. Así, los primeros meses del año se saldan con movilizaciones masivas y otra huelga general del sector del taxi, aderezada con la quema de varios vehículos de alquiler. Mientras tanto, Cabify a lo suyo, una nueva inyección de capital de 100 millones de dólares y a seguir expandiéndose, con la alegría que les supuso el conseguir que se rechazase la demanda por competencia desleal del taxi y la empresa española pudiera seguir operando con normalidad.
La Sentencia del Supremo es posible que logre sentar un acuerdo de paz temporal, pero las espadas seguirán en lo alto. En primer lugar, el tema de una licencia de VTC por cada 30 de taxi es revisable, ya que cada Comunidad Autónoma podrá decidir en función de sus necesidades, ya que este es un mínimo revisable. Además, se permite que cualquier empresa, sea cual sea el número de vehículos que posea, pueda solicitar una licencia nueva, algo que antes estaba limitado a empresas con un mínimo de 7 vehículos.
Por esto el taxi tiene motivos para sentirse engañado y sospechar que el Gobierno trate de ganar tiempo con nuevos parches, pero el problema no se va a solucionar con una guerra contra la competencia, con los usuarios como víctimas colaterales. La realidad es que al sector le toca renovarse, modernizarse y competir en calidad del servicio y en precio. Y el papel de las autoridades podría ser precisamente el contrario de lo que está haciendo: en vez de más regulaciones y parches para intentar contentar a todos, lo que tocaría es dejar de ahogar a impuestos a los taxistas y limitarse a garantizar la igualdad de condiciones.
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El problema de plataformas como Uber es que los ayuntamientos y el gobierno no trincan
Si pagaran licencia y tal podria haber tantos como quisieran
Que se jodan
Lo que no se puede es cambiar las reglas a mitad de partido: Si obligas a tener un permiso de conducción especial, "la cartilla del taxi" y una licencia que vale un pastón. O recompras e indemnizas y todos empiezan desde el mismo punto, o tienes que regular lo de los VtC.
Tampoco entiendo que las licencias se vendan y compren, esas licencias tendrían que volver al ayuntamiento correspondiente y volverse a otorgar (igual que los pisos de protección oficial, porque esos pisos son más baratos porque el suelo es propiedad de todos los vecinos).
Aunque yo veo que esto de los VtC es otro paso más para precarizar el empleo, usar tecnologías del siglo XXI, para imponer condiciones de trabajo del siglo XIX. Y cuando tengan todo el mercado haciendo dumping, lo de siempre, lo sueldos no subirán pero las tarifas y beneficios sí.
Básicamente, lo dicho por #3
En realidad, en el mundo del taxi se ve de todo:
Conozco taxistas que malviven de su taxi, taxistas que tienen al taxi circulando prácticamente 24 horas, bien por que se reparten la licencia con un tercero, bien por que padre, madre e hijo se van turnando y más variables...
Y, por otra, se de "taxistas" que apenas se montan ya en un taxi por que tienen varias licencias "alquiladas"...
El tema de las licencias de taxi es también un tema muy extraño. Para mí una licencia debería ser personal e intransferible, y sin embargo, estas se compran, alquilan, revenden, etc., etc.
Así hay quienes tienen una licencia a un precio "normal" (aunque tampoco es que sea muy barata) y los hay hipotecados de por vida (y sin tener en cuenta la hipoteca o alquiler por la vivienda)
Y claro, a este mundillo tan jodido entran "por la cara" un montón de gente sin tener que pagar licencias, ni cumplir con las normativas (a veces un poco "excéntricas") que imponen algunos ayuntamientos, y claro, pues normal que se arme la de Dios...
Así que, lo suyo es que, o todos moros, o todos cristianos.
Y, la verdad, no se que sería lo mejor, por que yo también pienso que, en el fondo, estas nuevas "economías colaborativas" por darles un nombre, al final lo que hacen es terminar precarizando...
Soy #4
Respecto a las normativas "excéntricas", un ejemplo:
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/galicia/2018/07/10/taxistas-vigo-amenazan-vestir-falda-prohiben-pantalon-corto/0003_201807G10P12992.htm
3# Es la política de todas estas nuevas starup, buscan nichos donde desarrollar sus actividades "bordeando la legalidad o en la alegalidad mas impune" el caso de las entregas de comida a domicilio o paqueteria con falsos aútonomos entra en colision con las empresas como correos o otras de paqueteria que ya esisten en la economía formal (SEUR, MRW, NACEX, DHL, etc,etc) o los casos de "pisos turisticos" donode las Socimis y fondos buitres vacian edificios enteros para convertirlos en "seudoHoteles" pero sin las obligaciones propias de los hoteles en cuanto a personal de servicio. Es "la nueva economía" yo diría que es la nueva esclavitud. Basan su éxito en la reduccion de costes y responsabilidades laborales al tiempo que erosionan derechos laborares de sus empleados y recursos fiscales de los estados. Alguien deberia poner coto a todas estas "invenciones" que solo por el principio de utilidad pública son rechazables de plano.
¿nueva esclavitud? esclavitud es que haya un servicio monopolístico y carísimo cuando los usuarios, que somos muchos más que los dueños (que no trabajadores) de los taxis, tenemos derecho a servicios diversos y más ajustados de precio.
Trump y Juncker intentan evitar la guerra arancelaria entre EEUU y la UE http://dlvr.it/QchTvD
# 7 recibir un servicio barato no puede ser la excusa para permitir la explotación y el incumplimiento de las leyes... ¿Que te parecería que por esa misma lógica todo el mundo dejase de pagar impuestos y por ende los ciudadanos dejasen de recibir todos los servicios públicos? ¿Estamos dispuestos a que la gente trabaje pasando calamidades para seguir siendo pobre, que la seguridad social deje de recibir las debidas cotizaciones, que ademas los ingresos generados por estas plataformas tributen en Irlanda, solo por conseguir que alguien te traiga tu hamburguesa jugandose el pellejo pedaleando 10km entre el tráfico de tu ciudad mientras ves el futbol sentado en tu sofá y que gracias a la explotación solo te cueste 1€ ó 2€ el envío...?
https://www.euribor.com.es/foro/250200-post16.html