No siempre se tiene un buen día en el trabajo, de hecho no siempre se tiene un buen trabajo pero a veces es necesario aparentar que se está bien en él para mantenerlo. El problema es que esto puede generar serios problemas familiares.
Estas son las conclusiones a las que llega un estudio internacional publicado en ‘Spanish Journal of Psychology’ en el que participan la Universidad Complutense de Madrid (UCM), la Universidad Erasmo de Rotterdam (Holanda) y la Universidad de East Anglia (Inglaterra).
“Fingir emociones en el trabajo es una estrategia frecuente de regulación de las emociones, que se utiliza para cumplir con las expectativas de la organización. Hemos observado que hacerlo de forma sistemática agota a los trabajadores. Esto hace que al llegar a casa también finjan emociones en las interacciones con su pareja, lo que disminuye la satisfacción marital”, explica Alfredo Rodríguez, investigador del departamento de Psicología Social, del Trabajo y Diferencial de la UCM.
Esto termina provocando síntomas de estrés, depresión, fatiga, problemas de sueño y ansiedad.
Se trata del primer estudio que analiza cómo la regulación de la emociones afecta la dinámica entre las parejas diariamente. Para ello, se tomaron como muestra 80 parejas de 25 empresas diferentes y se demostró que los efectos de las simulaciones emocionales “viajan de una persona a otra, probablemente debido al contagio emocional”
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: にゅーもふ