Los bancos centrales se han inclinado decididamente hacia políticas laxas este año. La Reserva Federal puso las cosas en marcha en enero, con su pivote alejado de las subidas de tipos y de la reducción de balances. Desde entonces, varios bancos centrales de economías emergentes (China, India) y desarrolladas (Australia, Nueva Zelanda) han bajado tipos de interés. Recientemente se produjeron importantes intervenciones de la Reserva Federal y del BCE, lo que preparó el terreno para que ambos se relajaran en el tercer trimestre.
Hay dos factores principales detrás de este cambio. Una es la inflación. Las expectativas de inflación son adaptables: una inflación baja en el pasado crea expectativas de inflación baja en el futuro. Este año, llegamos a un punto de inflexión en el que las expectativas de inflación habían caído demasiado y habían mermado demasiado la credibilidad del banco central.
Esto ocurrió primero en Japón, donde la baja inflación se arraigó lentamente a lo largo de dos décadas. Después vino la Eurozona, donde la inflación se ha estancado en torno al 1% durante varios años y, como resultado, las expectativas de los mercados respecto a la inflación a medio plazo de la Eurozona han caído este año hasta apenas superar el 1%.
E incluso en los Estados Unidos, donde la inflación ha sido algo más alta, la Reserva Federal ha fracasado sistemáticamente a la hora de alcanzar su objetivo de inflación del 2%, y las expectativas de inflación se han ido reduciendo de forma constante. La Reserva Federal ha visto cómo la baja inflación se afianza en Japón, y cómo comienza a afianzarse en la Eurozona, y está decidida a impedir que eso ocurra en los Estados Unidos.
La baja inflación y las bajas expectativas de inflación crearon un telón de fondo muy polvoriento, lo que hizo que los bancos centrales estuvieran dispuestos a suavizar cualquier ralentización del crecimiento. Ese catalizador del crecimiento llegó debidamente con el debilitamiento del comercio, la manufactura y la inversión, asociado con la guerra comercial, que ha empujado las perspectivas de crecimiento mundial por debajo de la tendencia.
Probablemente la Reserva Federal reduzca los tipos de interés este año, invirtiendo la mayor parte de las subidas del año pasado, y es probable que el año que viene se produzca una nueva relajación. También se prevé que el BCE reduzca aún más su tipo de interés oficial en territorio negativo este año y que reinicie su programa de compra de bonos. Es probable que otros bancos centrales sigan su ejemplo. Esto respalda nuestra opinión positiva sobre los bonos del Estado.
No debemos otro aspecto importante, colateral de la guerra comercial y es que los bancos centrales están compitiendo. Los flujos de capital se alejan de las divisas con tipos de interés más bajos, y un tipo de cambio más bajo es un canal importante a través del cual una política monetaria más laxa impulsa el crecimiento y la inflación, especialmente para las economías abiertas.
En este ciclo, la guerra comercial añade una nueva dimensión al canal de divisas. El Presidente Trump se apresuró a criticar el discurso de Mario Draghi la semana pasada, y es muy posible que la relajación del BCE pueda provocar tensiones comerciales con los Estados Unidos mayores, deshaciendo parte de este impacto de la relajación, y dejando perversamente a la Eurozona en la necesidad de un mayor estímulo.
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Esta es la teoría pero a la hora de la verdad, el sesgo de la FED cambió porque Mayo fue un mal mes para la bolsa. Dejaron de hablar de subidas de tipos por la caída de finales de 2018 y empezaron a hablar de bajadas en mayo Y la presión de Trump tampoco es inocente)... es una verguenza que la política monetaria sea consecuencia de los vaivenes de los mercados.
En cuanto al BCE, tan sólo se defiende de la guerra de divisas que está generando el cambiod e sesgo de la FED, además de que aquí síque hay motivos para continuar incentivos viendo lo mal que le va a algunos países de la Eurozona.
Teniendo en cuenta la disparidad de economías de la eurozona no es utópico pensar que se puede alcanzar un equilibrio entre las economías de las distintas zonas?;
Al final El BCE barre para el eje FrancoAlemán perjudicando otras economías lo que no deja de ser una bomba de relojería para la UE en conjunto.
Dragui ha salvado a corto plazo la eurozona pero a medio y largo creo que ha provocado que las "grietas" sean más evidentes, curiosamente perjudicando a Italia.
El petróleo... hace 5 años pocos pensaban que el coste de la energía se estabilizaría a la baja...... que es la suerte que hemos tenido..... y que para esto sirve la tecnología.... para tener más suerte...
Hasta que no veamos un petróleo por encima de 100 ó una oleada de pérdidas bancarias no subirán los tipos en Europa