Nosotros no nos fiamos de ellos y ellos no se fían de nosotros. La guerra comercial se está convirtiendo en una guerra tecnológica en la que con la excusa de la seguridad los gobiernos se están volviendo más proteccionistas. En este caso han sido las autoridades chinas quienes han ordenado a todos los organismos públicos que reemplacen toda la tecnología extranjera, incluido el software y los equipos informáticos, en un plazo de tres años.
La iniciativa emitida por la Oficina General del Comité Central del Partido Comunista Chino es de carácter confidencial (aunque se ha filtrado al Financial Times) y se conoce con el nombre de “3-5-2”: el 30 por ciento de las sustituciones deben realizarse en 2020, el 50 en 2021 y el 20 por ciento restante en 2022.
Esta maniobra se produce en medio de la polémica provocada por la decisión de Estados Unidos de excluir a empresas chinas como Huawei del mercado interno por motivos de seguridad nacional.
Un responsable del departamento de consultas del Centro de Atención del Gobierno Central ha asegurado en declaraciones a DPA que no ha oído hablar de dicha directiva, pero sí ha reconocido una petición genérica del Ejecutivo para hacer una transición a software doméstico en un plazo de tres años.
Esta medida afectará directamente a las empresa tecnológicas estadounidenses que tienen unos ingresos de unos 150.000 millones de dólares en el mercado chino.
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