Olvídate de Greta y mira a los hedge funds

Los gestores de los Hedge Funds solamente tienen una misión. Ganar pasta de cualquier manera y para ello no dudan en aupar o hundir empresas con tal de lograr su objetivo. Esto puede ser malo pero también puede ser bueno, dependiendo de lo que aúpen o lo que hundan.

Afortunadamente cada vez más son los que están apostando por empresas verdes que pueden entrar en el virtuoso círculo de crecer porque invierten en ellas e invierten en ellas porque crecen. Si ganamos todos, mejor.

Uno de los gestores de hedge funds más importantes del mundo es Chris Hohn, un tipo con mano dura que cuando invierte en una empresa no duda en usar su poder para echar a directivos, anular contratos e incluso comenzar litigios legales. Sus duras acciones le han hecho convertirse en el gestor con mayor rendimiento el año pasado y uno de los inversores más temidos por los consejos de administración. En El Confidencial hablaron de él hace tiempo.

Muchas de sus apuestas han dado que hablar. TCI forzó la dimisión del CEO de Deutsche Börse por negarse a abandonar el plan de fusión con London Stock Exchage. También apoyó el troceo del banco holandés de ABN Amro o provocó una ola de ventas en la acción de J-Power cuando su junta rechazó subir el dividendo que reclamaba. Incluso llevó a cabo acciones legales contra el gobierno de India por la fijación de precios al carbón que perjudicaba a Coal India Limited, una de sus participadas. Siempre al máximo.

En total, TCI ha invertido en España 1.500 millones de euros que en cuatro años se han convertido en 4.000

La última apuesta de este hombre que gestiona unos activos de más de 30.000 millones de dólares consiste en presionar a las empresas de su cartera para que reduzcan drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y revelen su huella de carbono. Si no lo hacen, dice que expulsará a sus juntas directivas o se deshará de sus acciones.

Hohn está desplegando sus esfuerzos ecológicos mientras la industria de la gestión de activos lucha por encontrar una forma de abordar el cambio climático y al mismo tiempo ofrecer el tipo de rendimiento que los inversores exigen. Los fondos han utilizado durante mucho tiempo un estilo de inversión denominado ESG (environmental, social and governance), basado en criterios ambientales, sociales y de gobernanza, pero sostienen que la administración de las inversiones consiste, en última instancia, en maximizar el valor, no en imponer “valores” sociales a las empresas.

Pero en medio de la alarma climática que nos asola, Larry Fink, director ejecutivo de BlackRock Inc. reconoció hace menos de un mes que el cambio climático se ha convertido en un “factor determinante” en las perspectivas a largo plazo de las empresas de todo el mundo. BlackRock, la mayor empresa de inversiones del mundo, con 7,4 billones de dólares en activos, comenzará a retirar dinero de las empresas con “alto riesgo relacionado con la sostenibilidad” y planea hacer de las emisiones una consideración fundamental en las inversiones.

Abordar el calentamiento global pondrá a prueba el enfoque de Hohn como nunca antes. Primero, apuesta a que las empresas atenderán sus demandas, y luego a que no reducirá los beneficios desestabilizando las empresas que las rechazan. Al atar la fortuna de su fondo (TCI) a una agenda de cambio climático, Hohn está apostando que los riesgos económicos de la creciente crisis son tan grandes que sería una tontería no estimular a las empresas a que se hagan reales las emisiones.

La inversión ecológica y los fondos de cobertura (Hedge Funds) no son términos que muchos inversores pondrían en la misma frase pero quizás debamos acostumbrarnos a hacerlo.