El misterio de los negocios de “delivery” y el restaurante que se compra sus propias pizzas

Las empresas de “delivery” crecen como la espuma y las grandes ciudades están llenas de “riders”. Perdonad, hablaré en español… las empresas de entregas de productos a domicilio crecen como la espuma y las grandes ciudades están llenas de repartidores. Algunos empresarios ven en este sector un gran negocio para el futuro pero lo cierto es que el presente es una ruina. En Lainformación sacaron datos hace bien poco.

En el caso de Glovo, los números rojos se dispararon. La cotizada alemana Delivery Hero, accionista clave de la startup española, desvela en su informe anual los números: casi 190 millones de euros de pérdidas, para mantener el ritmo de crecimiento en ingresos.

Todos están sufriendo también. En el caso de Rappi, el rival latinoamericano en el que entró con 1.000 millones de dólares de inversión el gigante japonés Softbank, las pérdidas fueron de más de 400 millones de euros para unos ingresos netos de algo más de 162 millones.

Vaya ruina ¿no?. El sector mueve cifras absurdas y situaciones surrealistas que nos dan señales de que algo raro está pasando con este tipo de servicios y si no te lo crees atento a esta historia.

Esta es la historia de la cadena de pizzerias “Aj’s NY Pizzeria” que no tenía servicio de reparto a domicilio pero que cada vez recibía más llamadas de gente quejándose porque le había entregado la pizza fría o habían recibido la que no habían pedido. Esto no podía ser porque ellos solo vendían en el local, así que investigaron un poco y se dieron cuenta de que  Google indicaba que sus restaurantes ofrecían la opción de reparto a domicilio mediante la compañía de entrega de comida Doordash, que nunca había contactado con ellos. Aunque no nos suene mucho en España, Doordash es un empresón que recientemente había recibido una ampliación de capital de 400 millones de dólares.

Es la típica empresa que tiene dinero y poco más, las pizzas llegaban frías porque sus repartidores (mal pagados) no tenían las bolsas adecuadas para mantener calientes los alimentos y para compensar su mal servicio ofrecían precios de derribo. Tanto que entregaban a domicilio por 16$ pizzas que costaban 24$.

Así que en la investigación del dueño de la pizzería se dio cuenta de este detallito. Una empresa que no había contactado nunca con ellos ofrecía sus pizzas con un gran descuento. ¿Cómo podía ser? y los más interesante para él ¿Podría hacer arbitraje?

Así que llamó y ordenó 10 pizzas a la casa de un amigo y cargó $160 a su tarjeta de crédito personal. Un centro de llamadas de Doordash llamó a su restaurante y ordenó esas 10 pizzas. Un conductor de Doordash apareció con una tarjeta de crédito y pagó 240 dólares por las pizzas.

Parece que funciona. Ahora toca analizar costes.

Cada pizza le costó aproximadamente 7 dólares (6,50 dólares en ingredientes, 0,50 dólares por la caja). Así que si pagó 160 dólares de su bolsillo más 70 dólares de gastos para obtener 240 dólares de Doordash, acaba de ganar 10 dólares en ganancias de arbitraje puro.

Realmente mucho engorro para tan poco beneficio, pero por algo se empieza, así que toca afinar un poco más la estrategia.

Hicieron otro pedido, esta vez de pizzas especiales, unas que son solo masa, sin relleno ni nada. Ahora, de repente, cada operación generaría 75 dólares de beneficio sin riesgo ⇒ 240 dólares de Doordash menos (160 dólares en costes + 5 dólares en cajas).

El negocio empezaba a ponerse interesante y lo repitieron varios días para ver si los de Doordash se daban cuenta, pero nadie decía nada y menos mal que se trataban de gente medianamente honrada ya que llegaron a pensar en crear una red de pequeñas pizzerías dedicadas exclusivamente a ganar dinero de esta manera.

Lo cierto es que a día de hoy las empresas de servicios de entrega a domicilio pierden dinero, Doordash, perdió la friolera de 450 millones de dólares en 2019 y con su estrategia no parece que vaya a dejar de perderlos. Son empresas cuyo negocio consiste en levantar capital de los inversores