El invento Google

Creo que es bueno ser críticos y no conformarnos a pesar de lo mucho que tenemos ya que no sólo todo es mejorable, es que además nunca salió nada bueno del conformismo. Sin embargo, creo que hay motivos objetivos para considerarnos afortunados de vivir en estos tiempos en los que hay, en media histórica, menos guerras, menos injusticias y más prosperidad.

Yo además creo he tenido la ventaja de vivir la última gran revolución tecnológica y ver la diferencia ya que he trabajado en oficinas sin ordenadores, la mayor parte de mi vida transcurrió sin móviles y hasta recuerdo televisiones sin mando a distancia y con apenas dos canales que además sólo emitían unas pocas horas al día. Los más jóvenes creo no son conscientes de las grandes ventajas de ocio y cultura que disponen en la actualidad gracias a inventos que demuestran lo malos que somos prediciendo el futuro. Y es que si cuando el ejército norteamericano creó Arpanet conectando un ordenador con otro hubiera supuesto todo lo que vino después, seguramente no lo hubiera dejado escapar. Tampoco nadie profetizó el afán del ser humano por estar comunicado en todo momento, el auge de los móviles y las redes sociales. Si tuviera que elegir qué dos inventos que he visto desarrollarse las últimas décadas, de los que más me llaman la atención me quedaría con el Smartphone y Google. Y creo que ambos han brillado durante este último confinamiento pero me voy a centrar en Google.

Google nació del trabajo de dos estudiantes del Máster Computer Science -Larry Page y Sergey Brin- de Stanford cuya versión Beta fue presentada el 27 de septiembre de 1998 tras tres años de trabajo gracias al cofundador de Sun Microsystems Andy Bechtolsheim que les ofreció un cheque de 100 mil $ un mes antes y a nombre de una empresa que aún  no había sido fundada. Su historia es muy interesante pero en pos de la brevedad tan sólo decir que en muy poco tiempo se convirtió en el mejor motor de búsqueda superando todo lo conocido hasta ese momento. Pero su ambición no quedó colmada con eso, no decidieron vender la empresa y retirarse a disfrutar como quizás hubiera hecho la mayoría (o hubieran hecho probablemente si un estado les hubiera limitado sus ganancias) sino que se empeñaron en sacar más y más productos, aunque para ello tuvieran que salir a bolsa y así conseguir más fondos. En unos años Google es un buscador, un traductor, una enciclopedia de libros, un gps, un mail, un atlas, unas páginas amarillas, una agenda, un reproductor de videos (youtube), un software para móviles (android), almacenamiento en la nube, un navegador… etc. etc. y en casi todo eso es líder mundial y prácticamente todo es gratis a cambio de que veamos su publicidad, donde también es el número uno en la red para quien quiere publicitarse, y que es donde obtiene más ingresos.

¿Cuánto hubiera pagado alguien de hace apenas unas décadas por un servicio que nosotros damos por hecho como si tal cosa? Esta empresa abre la puerta a muchas reflexiones, aquí van algunas:

Nadie puede medir cuanto ha mejorado nuestra productividad un invento como Google, cuánto tiempo nos ha ahorrado a todos. Estamos tan acostumbrados a esta herramienta que ni nos damos cuenta. Por ejemplo, no hace mucho oí a una periodista experta en entrevistas que recordaba como una tortura tener que informarse sobre los entrevistados antes de que existiera Google; y como éste hay mil ejemplos. Si además sumamos la facilidad para acceder a todo lo que nos ofrece Google gracias a los móviles actuales, resulta que ni los propios economistas saben calcular su impacto real. De hecho, lleva años que la productividad está saliendo más baja que la media histórica y hay quien cree que no es porque seamos menos productivos sino porque el método tradicional de medición no sabe medir el ahorro en tiempo y costes que han supuesto estos dos inventos.

Como aspecto negativo de Google está su condición casi monopolística que le da un poder enorme. Aun así, me alegro que no sea una compañía dependiente de algún gobierno sino que tenga miles de propietarios y esté constantemente vigilada por todas las autoridades que, de hecho, lo han multado varias veces. La única solución para que Google no tenga tanto poder, además de confiar en que “lo use para el bien” es que salgan otras compañías que puedan arañarle cuota como ha pasado en China, por ejemplo, con Baidu (aunque prefiero una empresa privada y controlada por varios reguladores que una estatal dependiente de una dictadura). También se critica su escaqueo fiscal, algo que creo es más responsabilidad de los legisladores internacionales que de una multinacional que utiliza todas las armas legales que aquellos le ofrecen.

Para mi lo más positivo es que a pesar de que tanto los móviles como Google han reducido la producción y venta de cámaras de fotos, agendas, diccionarios, despertadores etc. lo cierto es que –antes del virus- estábamos en el mejor momento de la historia en cuanto a personas empleadas y en cuanto a las más bajas tasas de paro lo que creo conlleva una reflexión positiva sobre nuestra capacidad de adaptación que imagino también es aplicable a la inteligencia artificial que viene.