El término “Shrinkflation” (Reduflación en español) no es nuevo, hace 5 años escribimos por aquí un artículo titulado “El monstruo que se come tus chocolatinas” en el que hablábamos de la cutrez que habían hecho los de Toblerone en Inglaterra reduciendo el tamaño del producto para no subir el precio algo que copiaron prácticamente todos los fabricantes de chocolatinas rebajando considerablemente el tamaño de sus productos aunque manteniendo el precio, en esta tabla podéis ver como han adelgazado en cuatro años.
Esto es lo que también se llama downsizing y se produce cuando las empresas reducen el tamaño o la cantidad de sus productos cobrando el mismo precio o incluso más aprovechando el “nuevo envase”.
Se trata de una subida de precios encubierta ya que la mayoría de consumidores tienden a ser conscientes del precio. Pero no son conscientes del peso neto. Se dan cuenta al instante si están acostumbrados a pagar 1,99 euros por un cartón de zumo de naranja y éste sube a 2,19 euros. Pero si el envase de zumo de naranja pasa de 350ml a 300ml probablemente no lo notarán.
Si los consumidores fueran las criaturas racionales descritas en la teoría económica clásica, se darían cuenta de la contracción. No perderían de vista el precio de cada bollo de cacao y no se dejarían engañar por los trucos de las empresas para empaquetar esos bolos de cacao. Un estudio de John T. Gourville y Jonathan J. Koehler analizó los datos del mercado de cereales y de otros sectores y descubrió que los consumidores son mucho más crédulos de lo que predice la teoría clásica. Son más sensibles a los cambios de precio que a los de cantidad. Las empresas, por supuesto, lo saben desde hace años.
Esto ocurre con muchísimos más productos de los que nos damos cuenta, por ejemplo en los rollos de papel higiénico en los que incluso han llegado a hacer los cortes más seguidos para mantener el mismo número de hojas pero con menos cantidad de papel.
El encogimiento, o la reducción de tamaño, es probablemente tan antiguo como el consumismo de masas. Y lo vemos desde los Doritos (en donde te cambian producto por aire) hasta el champú para bebés, pasando por las salsas. La reducción de tamaño suele producirse cuando los fabricantes se enfrentan a algún tipo de presión sobre los precios y actualmente están sometidos a esa presión, que es tan fuerte que algunas veces puede venir acompañada tanto de la reducción de tamaño como del incremento de precio.
Se da el caso de que en algunos supermercados se pueden comercializar el producto antes y después de la reducción de tamaño.
Y en otros casos, la reducción solo la ves cuando llegas a casa.
En el caso de las chocolatinas siempre pueden decir que es por nuestra salud…
5 comentarios
Hay un matiz y es que en la distribución española está obligado en los productos de alimentación el informar precio por litro o por kilo.
Yo manejo un producto que en según que formatos supera los 100€ el quilo y estamos viendo un incremento no despreciable de formatos superiores con el precio por kilo inferior a la cifra psicológica.
Pero más interesante es el incremento de precios espectacular de los coches que se salva con ofertas de financiación lease-back (la última cuota del 30% del valore del vehículo) que permiten a muertos de hambre ir con vehículos de marcas premium pagando 300€ al mes… con TAE superiores al 8-9%…. eso sí, te dan 2.000e de descuento por financiar.. 2.000€ que “pagas “cómodamente” en 35 plazos….
El tema es que el consumidor debe estar al tanto de todos estos tejemanejes y mirar lo mejor.
El producto que manejo yo tiene formatos tradicionales que poco margen te dejan para apaños de este tipo porque el consumidor (globalmente) no es tonto y pilla cualquier intento de filigrana…. especialmente a largo plazo.
Al ser nuestro producto de calidad, lo máximo que podemos hacer es ofrecer formatos más pequeños para caprichos puntuales (3’5€), normales para una sentada con la familia (5’65€) y alguno más grande para devotos del producto o eventos varios con más de 5-6 comensales (7’95€).
Lo que vendría a ser un tradicional posicionamiento del producto y actuar en consecuencia… con muy poco riesgo porque si te equivocas, te das cuenta al cabo de dos años y la rectificación también lleva dos años ver los resultados.
Que hay mucho consultor de libro que se cree que el mercado se lo come todo… y no… el mercado es soberano.
Cuánto hay que ganar para no ser un muerto de hambre? Hay alguna tabla salarial que indique qué coches nos corresponde comprar? Y ya puestos, comer jamón del bueno, aunque sean raciones de 3,5€, eso es sólo para ricos o los muertos de hambre pueden acceder a ello? Leyendo tu opinión, creo que haces lo mismo con tu producto que las marcas premium de coches, sólo que a otra escala, pero el fín es el mismo. Que todo el mundo pueda acceder a tu producto de una u otra forma. Y que conste que no lo veo mal. La empresa está para vender. O no?
Ojo… que yo me considero un muerto de hambre…. por esto tomo decisiones con más vista financiera que de usuario.
Me refiero que antes si tenía que pagar 36.000 en 36 meses necesitabas 1.000 al mes… por lo que te comprabas algo de 500 al mes (18.000) y ya está.
Ahora han subido los precios de 36.000 a 45.000. te dicen que a los tres años o pagas 20.000 o te cambias el coche, y por 700€ vas en un coche “molón”….
Es decir pagas 200€ al mes más por ir en Audí que en un Citroën, y eres el listo del barrio.
Con el añadido que por 7.200€ más en el mes 37 o pagas 20.000 o no tienes nada… mientras que el fabricante gana más (recordemos) que el precio ha pasado de 36 a 45) y te cascan unos buenos intereses.
Lo digo yo que he tenido Mercedes y Bmw (este era pepinillo… 6 cilindros y tal) y ahora llevo 9 años con Citroên.
Lo del producto que vendo, se trata más de buscar una rotación con el hecho (muy matizable) que con 3€ tienes una buena cantidad para un aperitivo íntimo y no tienes que inmovilizar 6 o 8€ con el peligro que pierda calidad por el almacenamiento u tal..
Se trata de producto de más calidad que la competencia (con precios entre 1 y 2€ a misma cantidad) y que buscamos generalizar (sin pasarse) el consumo…
No diría que somos un Audi…. seríamos más una marca generalista tradicional ante nuevos competidores low-cost de mercados emergentes… quizás con el tiempo nos atrapen, pero hoy por hoy están bastante por detrás…
En esto compararía al competencia con los Hyundai o KIa… marcas que entraron por precio pero que ahora que la calidad es igual o superior a la standard, los precios no son tan bajos… y es que los costes para mejorar son más o menos los mismos para todos… en temas agroalimentarios, los precios y calidades los tenemos claros siempre… no es lo mismo un calamar de potera de la costa que un calamar tailandés…. ni el precio ni la calidad…
Si tú te consideras un muerto de hambre, no se en qué categoría entraría yo…
Y, hablando de coches, ¿Qué modelo tenías y como te va? Para tus “funciones” de comercial, me refiero.
Es que por aquí quieren cambiar un Volvo S60 y ahora se encuentra con que Volvo ya no tiene diésel, y no se fían del consumo de un híbrido, o de la autonomía de un eléctrico. Y aunque llevamos un par de años que el coche no se mueve tanto, otros años ha hecho en torno a los 5000Kms al mes…
Te comento: más que ingresos habría que ver el equilibrio entre ingresos y gastos. O el “beneficio neto”, si lo prefieres…
Cuando empecé a trabajar ganaba relativamente poco; pero no tenía ni hipoteca, ni hijos, ni cargas en general, así que, en relativamente poco tiempo, me encontré con una bonita suma ahorrada, y creciendo…
Si embargo, hoy día, que gano el doble que entonces, y tras bajar de categoría en la penúltima crisis, tengo 2 hipotecas (a mi pesar) y deudas varias, un par de hijos y una pareja que lleva ya una buena temporada sin trabajar y, que, sinceramente, no creo que vuelva ya al mercado laboral… (O al menos, hasta que los críos echen un par de dedos de frente… [Y ya veremos…])
Así que, resulta que, ganando mucho más, podríamos decir que la palabra ahorro me resulta prácticamente desconocida…