La clase política de Argentina se parece bastante a la de España pero ellos tienen además una serie de instrumentos que les permite llevar a su país a la ruina más rápidamente que aquí. Nosotros, por suerte, estamos dentro de la Eurozona lo que impide, teóricamente, la utilización de la política monetaria con fines electorales.
Esto ha provocado que durante años el mayor problema económico de Argentina sea la inflación, esta vez provocada por la brutal emisión monetaria de 2020 –casi 8% del PIB–, que generó un exceso de pesos en la economía, cuyo impacto se está notando hoy y que se suma a la subida mundial de los precios. En total los precios suben cerca de un 60% al año, muy por debajo de los salarios.
La subida de los precios lleva en dos dígitos anuales desde la salida de la convertibilidad del peso con el dólar, en 2002 aunque es algo con lo que desgraciadamente están acostumbrados. En 1989, la hiperinflación subió los precios más de un 3000%, y se llevó por delante a su presidente Raúl Alfonsín, esto lo arreglaron con la “convertibilidad” (fijación de la moneda local con el dólar) que terminó con el famoso corralito de 2001 que se llevó por delante los ahorros de millones de ciudadanos.
Las principal razón de esta enfermedad endémica que tiene el país es que sistemáticamente gastan más de lo que deberían (¿os suena de algo?). Incluso siendo uno de los países con mayor carga fiscal del mundo no consiguen ajustar sus cuentas, algo que arreglan con deuda pública (que no han pagado en nueve veces) y con la masiva impresión de moneda. Una solución que por otro lado se ha propuesto aquí muchas veces.
Desgraciadamente los argentinos ya se han acostumbrado a vivir con inflación con lo que sus movimientos económicos los hacen siempre pensando en la subida de precios pasada y no la prevista (porque nunca se cumple) y esto genera una inercia difícil de parar. Hay comercios que directamente suben los precios cada semana porque así lo han venido haciendo siempre.
Esto ha llevado a cosas tan absurdas como que sus monedas valgan más por su metal que por su valor facial. Sale más rentable derretir un peso y venderlo que utilizarlo para comprar algo. Actualmente se ofrecen cuatro pesos por una moneda de un peso y cuatro pesos por la de dos. Esto sucede también porque el material del que están hechas (níquel y cobre) ha subido mucho de precio.
Todavía hay mucha gente que sostiene que la política monetaria expansionista no genera inflación y que hay que subir el gasto público e incrementar la presión fiscal. Como hemos visto eso llevan haciendo décadas en Argentina y van camino de su décimo default.
1 comenta
Nombrar Argentina como ejemplo en cualquier tema monetario es como mínimo malicioso.
Si no gusta llevar dinero, se dice y punto. Pero claro, no gusta llevar dinero pero tampoco gusta que las entidades bancarias sepan la frecuencia que la cervecita o visita al supermercado…. o que Hacienda seamos demasiado todos.
Que el dinero físico solo es un gasto…. blablablabla…. no puede ser todo gratis en la vida… porque si todo es gratis, nosotros no cobraremos… y volveremos a la ley de la selva….
En fin…. yo siempre llevo 80€ en el bolsillo por si acaso…..
Con un comerciante de éxito (no todo es Amazon) comentamos que al complejidad del consumidor aumenta en este orden… Metálico-Visa-Móvil-Reloj….. els summum de ahora son los que aún llevan mascarilla y pagan con móvil….