En un entorno en el que el Euribor está disparado y la inflación no cesa, el ahorro se ha vuelto una necesidad para todas las economías domésticas .
Desafortunadamente ahorrar no es siempre una tarea sencilla, la tentación del gasto y el consumo es muy elevada. Sin embargo, si hiciéramos un ejercicio de revisión de nuestros gastos honesto en el que pusiéramos en equilibrio, lo que gastamos con lo que realmente necesitamos gastar, seguramente nos llevaríamos una sorpresa de gran calibre; sobre todo por lo que conceptos como los gastos hormiga vienen a suponer.
Se entiende por gastos hormiga aquellos pequeños gastos cotidianos, que muchas veces realizamos casi de manera involuntaria, que son acciones cotidianas, muchas de ellas evitables, y que nos suponen un gasto constante a lo largo de todo el mes.
Probablemente ya en esta definición hayas encontrado varios gastos de este tipo incorporados a su economía doméstica; gastos como los cafés innecesarios, tal vez el almuerzo fuera de casa, tal vez una chuchería o capricho innecesario…
Cuesta bastante generalizar sobre los gastos hormiga. Esto es así porque no para todo el mundo los mismos conceptos son igual de válidos, podemos poner un ejemplo perfecto con el transporte.
Si todos los días utilizamos el coche para acudir a nuestros puestos de trabajo asumimos un coste elevado que al final del mes se traduce en una cantidad importante de dinero, a esto le podemos poner remedio, podemos utilizar el transporte público, podemos compartir vehículo con otras personas y abaratar costes… en definitiva podemos encontrar soluciones, sin embargo existe personas para las que no es posible encontrar estas opciones.
Dicho esto queda bastante definido el marco en el que vamos a poder trabajar sobre los gastos hormiga.
En primer lugar para poder tratar de reducir los gastos hormiga debemos determinar cuáles son y que suponen para nuestro bolsillo. Esto es tan sencillo de hacer como sentarse y recapacitar, pero, si deseamos hacerlo de un modo más práctico podemos poner en marcha un día de gasto cero en el que vamos a poder comprobar claramente lo que ahorramos y de dónde lo hemos ahorrado.
Hay muchas maneras de poner en práctica un día de gasto cero, la más básica es simple vamos a tratar de resolver todos los asuntos del día sin llevar encima dinero, es decir vamos a tratar de gastar cero euros en nuestras actividades cotidianas.
Esto no quiere decir que lo vayamos a lograr, puede que haya gastos absolutamente necesarios que tengamos que poner en práctica, pero incluso en estos casos vamos a llevar una cuenta exacta de por qué y cuándo hemos gastado.
Un día de gasto cero es una excelente idea por dos motivos, primero porque nos da una perspectiva muy real del exceso de gasto que habitualmente acometemos sin darnos cuenta, y, por otro lado porque nos permite visualizar canales por los que podemos, efectivamente, obtener.
Determinado todo esto se trata ya de poner en práctica un plan de ahorro en el que reducimos al máximo los gastos hormiga, es decir, nos vamos a ajustar exclusivamente a aquellos que sean irrenunciables… porque, este es otro tema, ¿a qué estamos dispuestos a renunciar?
La frugalidad no debe ser confundida con la racanería, es cierto que puede tener puntos coincidentes, pero no es lo mismo en absoluto.
En la frugalidad es una manera voluntaria de entender la vida a partir de gastar lo necesario, y emplear el resto de nuestros ingresos en el ahorro o la inversión destinado a nosotros mismos pero no necesariamente de manera inmediata.
Estirado aún más el concepto, la frugalidad forma parte de una visión cada vez más extendida de la vida en la cual las personas eligen ingresar menos y gastar menos para poseer más tiempo y control sobre la vida propia, aunque éste no es el caso en el que nos estábamos centrando.
Realmente revisar y controlar los gastos hormiga tiene mucho que ver con lo primero, con la manera de entender los gastos cotidianos que el usuario tenga, y aquí entra en juego desde luego lo que cada uno esté dispuesto a renunciar para destinar al ahorro, no todos pensamos igual ni mucho menos, hay personas que entienden que el ahorro es una necesidad irrenunciable, que les va a permitir poder afrontar imprevistos en mejores condiciones, que les va a permitir pagarse unas buenas vacaciones sin acudir a financiación, que les va a permitir garantizas una mejor jubilacin.
Mientras que existen otras personas que prefieren gratificaciones más inmediatas en relación a sus ingresos y no eliminar determinadas comunidades del momento en favor de comodidades futuras.
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El mayor enemigo de mis ahorros, es muy grande y se llaman, impuestos.