La subida del Euribor sigue siendo constante e inagotable y ante este panorama es lógico que muchos hipotecados a tipo variable hayan tomado medidas. Según los datos del Banco de España se ha producido un aumento relevante en la renegociación de las condiciones hipotecarias y las subrogaciones para cambiar de entidad. No se veían cifras similares desde 2016. En solo tres meses, los casos han aumentado un 227%, y el valor de esas hipotecas supera los mil millones de euros, concretamente, 1.018 millones.
Renegociar con el banco: ¿qué opciones tenemos? Si la hipoteca se vuelve demasiado costosa, podemos intentar negociar con nuestra entidad mejores condiciones, lo más común es solicitar una extensión del plazo hipotecario o proponer un período de carencia temporal con una reducción de las cuotas.
Si consideramos alargar la vida de nuestra hipoteca, debemos recordar que también se pagarán intereses durante ese tiempo adicional. Patricia Suárez, presidenta de Asufin, aconseja siempre calcular cuánto pagaremos en total para determinar si realmente nos beneficia a largo plazo. Es igualmente importante hacer los cálculos si se nos ofrece un período de carencia, durante el cual solo pagaremos los intereses y luego afrontaremos los montos que nos hemos aplazado.
Si ninguna de estas dos opciones nos satisface, podríamos negociar con nuestro banco el cambio de una hipoteca variable a una fija. Sin embargo, Patricia Suárez advierte que “actualmente, esta opción no es recomendable porque los tipos de interés que se ofrecen para una hipoteca fija están ya muy elevados”.
El cambio de una hipoteca variable a una fija no es gratuito. Existen ciertos trámites que implican un coste y hay que tenerlos en cuenta para determinar si el cambio es beneficioso. Es fundamental revisar las condiciones de nuestra hipoteca para conocer las comisiones o penalizaciones que ya tenemos firmadas en nuestro contrato. A esto debemos sumar los gastos administrativos, que generalmente no superan los 500 euros.
Debemos prestar atención a las nuevas condiciones si optamos por este cambio ya que muchos bancos intentan incluir vinculaciones que empeoran la oferta. Lo ideal es mantener todas las demás condiciones anteriores que nos beneficiaban y evitar contratar, por ejemplo, seguros adicionales.
Otra opción es la de espedirse del banco actual y considerar la subrogación. Si nuestro banco actual no satisface nuestras necesidades, podemos considerar la opción de subrogar nuestra hipoteca a otra entidad. Esto implica trasladar nuestra hipoteca: cerraremos la actual y firmaremos una nueva con otra entidad. En este punto, es importante tener la calculadora a mano.
Finalmente algunos afortunados tienen la posibilidad de la cancelación de la hipoteca, aunque en la mayoría de los casos, conlleva una penalización por amortización anticipada. La ley establece que esta no puede superar el 2% del saldo pendiente de la hipoteca, y ese monto puede ser considerable si nuestra hipoteca tiene muchos años por delante.
Además, debemos tener en cuenta los gastos de la nueva hipoteca, como la tasación de la vivienda, que suele costar alrededor de 300 euros. También es importante recordar que nuestro banco actual puede ofrecernos mejores condiciones para evitar perder nuestro negocio. Podemos usar esa ventaja y mostrarle las mejoras que nos ofrece otro banco.