Las opciones que se presentan a la hora de contratar una hipoteca pueden abrumar a cualquiera y una de las dudas más recurrentes tiene que ver con las bonificaciones de las hipotecas ya que en el fondo lo que te ahorras por un lado lo pagas por otro.
¿Qué es exactamente una hipoteca bonificada?
Se trata de una hipoteca que va de la mano con la contratación de otros productos financieros. Al adquirir varios productos con el mismo banco, este ofrece mejores condiciones en la contratación de la hipoteca, lo que se conoce como bonificaciones. Estos productos pueden incluir la domiciliación de la nómina, contratación de seguros, planes de pensiones, entre otros.
Las bonificaciones, en resumen, son los beneficios que obtienes a cambio de contratar productos asociados a la hipoteca. Generalmente, se traducen en intereses más bajos, lo que a largo plazo podría representar un ahorro relevante.
A pesar de esto, es importante no dejarse seducir únicamente por un TIN (Tipo de Interés Nominal) más reducido. Un factor clave al evaluar una hipoteca bonificada es la TAE (Tasa Anual Equivalente), que ofrece una imagen más completa de lo que pagarás por la hipoteca, incluyendo tanto los intereses como otros costos asociados.
Las hipotecas bonificadas pueden ser beneficiosas, pero también limitan la libertad del cliente al incrementar su dependencia con el banco. Por tanto, antes de optar por una hipoteca bonificada, es esencial hacer un análisis cuidadoso y preguntarte: ¿El ahorro realmente vale la pena? ¿Voy a utilizar los productos asociados que me ofrece el banco? ¿Es probable que cambie de banco en el futuro? ¿He comparado lo suficiente?
Es importante hacer números ya que a veces lo ahorrado con la bonificación no compensa el sobrecoste de los productos contratados. Recuerda, lo que realmente vas a pagar es el TAE.