Los hogares españoles apenas han recurrido al ahorro extraordinario acumulado en la pandemia, que a finales de 2022 ascendía a unos 100.000 millones de euros, para adquirir bienes y servicios de consumo.
De acuerdo con el artículo ‘La evolución y el destino del ahorro extraordinario acumulado por los hogares españoles desde el inicio de la pandemia’, publicado este lunes por el Banco de España, el grueso de estos recursos se ha destinado a la inversión financiera; en concreto, a depósitos y a fondos de inversión.
Según los cálculos del organismo que dirige Pablo Hernández de Cos, los hogares mantienen cerca de 50.000 millones de euros de ese ahorro extraordinario en efectivo y depósitos.
Mientras que los importes canalizados hacia efectivo y depósitos fueron similares a los observados en la Unión Económica y Monetaria en 2020, en el bienio posterior fueron mucho más elevados, de forma que en la actualidad la proporción de la bolsa de ahorro extraordinario que está materializada en estos instrumentos es mucho más elevada en España (44%), 20 puntos porcentuales más que en la eurozona.
De su lado, el artículo indica que una proporción más modesta de dicho ahorro, pero creciente desde 2021, se ha destinado a la adquisición de activos no financieros –en particular, inmuebles– y a la amortización de préstamos para vivienda.
En concreto, el exceso acumulado de inversión en formación bruta de capital de los hogares (2,7% de la renta) vino acompañado de un exceso de mayor magnitud de los flujos de nuevo crédito para la compra de vivienda (4,2% de la renta). Esto se debe, según el Banco de España, a que los nuevos flujos de crédito se utilizan para la adquisición de vivienda nueva y usada, pero solamente la primera, junto con la inversión en rehabilitación, forma parte de la formación bruta de capital.
De su lado, los hogares habrían destinado también una parte creciente, aunque reducida, del ahorro extraordinario acumulado a la amortización de préstamos contraídos en el pasado para la compra de vivienda (desde el inicio de la pandemia en una cuantía equivalente al 1,3% de la renta).
Con todo esto, el ahorro extraordinario acumulado desde el inicio de la pandemia se ha traducido en un aumento de la riqueza neta de los hogares, al contribuir a la acumulación de activos financieros e inmobiliarios y a la amortización de la deuda.