La creciente tendencia alcista del Euribor, el índice de referencia para la mayoría de las hipotecas de tipo variable en Europa, continúa su marcha ininterrumpida. La marca del 4% se alcanzó en junio de este año, una cifra que no se había visto desde hace 15 años. Este repunte se desencadenó en abril del año pasado, cuando el Euribor saltó del terreno negativo al positivo, causando un incremento en el costo de las hipotecas de tipo variable.
El Banco Central Europeo (BCE) elevó las tasas de interés otros 25 puntos básicos el día antes del hito del 4%, situando el costo del dinero en el mismo nivel. Los analistas pronostican que esta alza no será la última, previendo otra subida de 25 puntos básicos en la próxima reunión del Consejo de Gobierno del BCE que se celebrará en julio e incluso otra más en septiembre.
Esta nueva oleada de incrementos está empujando al alza al Euribor a 12 meses, afectando especialmente a aquellos que tienen una hipoteca de tipo variable, así como a los que están considerando contratar una hipoteca debido al encarecimiento de las hipotecas fijas. Ahora, la interrogante es cómo concluirá el índice en 2023 y si su escalada seguirá durante el 2024.
Diversos expertos han hecho sus pronósticos y las expectativas varían. Los expertos de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), creen que el índice se estabilizará alrededor del 4% a fin de año, ligeramente por debajo de su predicción anterior. Por su parte, la Asociación de Usuarios de Productos Financieros (Asufin) y los analistas de Bankinter prevén que el Euribor cerrará el año en el 4% y el 3,75% respectivamente, mientras que CaixaBank presenta la previsión más optimista, con un 3,44%.
Sin embargo, los especialistas de HelpMyCash esperan un incremento más marcado, previendo que el Euribor se cotizará al alza durante los próximos meses y cerrará el año con un valor cercano al 4,5%, y no descartan que incluso llegue hasta el 4,75%, según Miquel Reira, experto en hipotecas.
Aunque la estimación más alta es de un 4,75%, estaría todavía por debajo del récord del 5,3% alcanzado en julio de 2008. Para igualar ese nivel, el BCE debería subir las tasas de interés hasta el 5% o incluso más, lo que implicaría un aumento de aproximadamente 1,5 puntos porcentuales en lo que resta del año, una medida que se considera poco probable.