De vez en cuando, buscando material para escribir el artículo del día, me encuentro con estudios económicos de todo tipo, generalmente demostrando ciertas teorías y otros que demuestran justo las contrarias. Afortunadamente de vez en cuando me encuentro alguno realmente interesante como el de “Políticas macroeconómicas y la destrucción óptima de vampiros“, “La política económica del café, el genocidio y los dictadores” o “La eficiencia de AC/DC: Bon Scott contra Brian Johnson”
Por otro lado tenemos teorías que no están demostradas pero que son generalmente aceptadas como es el caso que hoy os traigo, la teoría del más tonto. Antes de verla y como introducción, me gustaría recordaros los concursos de belleza según Keynes.
Keynes proporcionó la respuesta en 1936, en “La Teoría general del interés del empleo y el dinero” comparando el mercado bursátil con un concurso de belleza. Describió un concurso de periódico en el cual se mostraban cien fotografías de rostros. Se les pedía a los lectores que seleccionasen a las seis más guapas. El ganador sería el lector cuya lista de seis se asimilase más a la combinación más popular de todos los lectores.
La mejor estrategia, apuntó Keynes, no es seleccionar los rostros más bellos bajo los gustos personales. Se trata de seleccionar los que consideras que los demás verán más guapos. Mejor aún, dijo, pasar al “tercer grado” y seleccionar los rostros que otros piensen que los demás pensarán que son los más guapos. De manera similar ocurre en los mercados de la especulación, dice, no ganas seleccionando la inversión más sensata sino la inversión por la cual los demás, que juegan al mismo juego, ofertarán más alto.
La teoría del más tonto tiene cierta relación con el concurso de belleza, describe una situación en la que el precio de un objeto no está siendo impulsado por los valores intrínsecos, sino por las expectativas de que suba de valor. Un precio puede justificarse por un comprador racional bajo la creencia de que la otra parte está dispuesta a pagar un precio aún más alto. Nada más. Dicho de otra manera, uno puede racionalmente tener la expectativa de que el artículo puede ser revendido a uno “más tonto”, más adelante.
Esta teoría es aplicable a cualquier activo financiero, el más clásico es el de la bolsa en donde alguien (generalmente el más tonto) compra acciones de una empresa porque suben, sin mirar ningún dato de la misma. La burbuja de las .com fue un ejemplo excelente, se invertía en empresas que no se sabía bien lo que hacían y carecían de modelo de negocio. El mercado del Arte ocurre algo similar, el precio de la obra muchas veces corresponde al precio que se piensa pueda alcanzar en un futuro.
“¿Vale la pena invertir en arte?”. (…) El arte, se ha sobreestimado y los riesgos, que estos índices sitúan ligeramente por encima de una cartera de valores global, se han despreciado.
Para llegar a esta conclusión han utilizado una muestra de 20.538 pinturas que se vendieron y revendieron entre 1972 y 2010. El quid de la cuestión está en que los indicadores “asumen que las pinturas que no se comercializan tienen un rendimiento similar a los que sí lo hacen”, explica Arthur Korteweg, profesor de finanzas de la Universidad de Stanford y uno de los autores del estudio.
Los investigadores señalan, tras analizar el mercado durante casi 30 años, que sólo quienes revenden ganan. O mejor dicho, sólo revenden quienes ganan. Las obras que pierden valor rara vez salen a la venta y a éstas los índices no las tienen en cuenta. Atendiendo a estos condicionantes, los expertos han estimado que el rendimiento real del arte es del 6,5% anual, y no del 10%, como indican Artnet o Mei Moses.
Recientemente en las criptomonedas o clásicamente en el mercado inmobiliario la teoría del más tonto puede impulsar la inversión bajo la expectativa de que los precios van a subir en el que los compradores se comportan de manera irracional en parte por estar mal informados. Este fenómeno es contagioso y hace que los bancos que ofrecen financiación inmobiliaria, concedan una hipoteca porque piensan que siempre habrá uno más tonto que al que están prestando el dinero.
La teoría del más tonto me recuerda al juego de las sillas musicales. Cuando la música se para y la diversión cesa, hay alguien que se queda sin silla. Siempre hay alguien que compra en lo más alto del mercado porque su única estrategia es la de seguir al ganado.
Si realmente quieres ganar dinero (o no perderlo) en el largo plazo a través de la inversión, es necesario desarrollar un poco de una actitud contraria, no dejarse atrapar en la atracción magnética de la opinión pública y entender en lo que estás invirtiendo. Si no, lo más probable es que seas tu el más tonto.
Os lo dice uno, que ha sido muy tonto.
5 comentarios
Según Charlie Munger, la inversión financiera es muy atractiva porque se puede ganar dinero son hacer nada… y en no hacer nada su socio, Warren Buffet, es muy bueno….. lo que vendría a ser la teoría del listo….
Y es que si en una mesa de póker (o negociación) no sabes quién es el tonto, es que ers tú….
Con estas dos sencillas máximas, ya puedes ir tirando por la vida de la inversión y arruinarte no te vas a arruinar….
Y falta la tercera… nunca creerse a pies juntillas lo que medios de comunicación, los banqueros privados ni los catedráticos….. porque si supieran tanto, no dirían nada y estarían… “haciendo nada….”…
Hacer nada no es exacto….. es la manera didáctica de decir que los movimientos excesivos siempre acarrean, como mínimo, mareo..
Por ejemplo… repasando movimientos del periodo que inició la guerra de Ucrania, cuando más listo es el cliente más tendencia tiene de pasar inversión de largo plazo a corto… de renta variable a fija….. si hablamos de 7-10 años, ¿porqué mueves en el tercero?…
Y en esto recuerdo a un gran negociante que decía que todo el munod es suficientemente inteligente para invertir en bolsa pero pocos tienen el estómago suficiente…
Yo no tengo estómago.
Yo lo tengo lleno
Esta es la teoría de la opinión contraria.
Invertir en contra de donde los “ tontos” se nutren de información.