En la Antigua Mesopotamia –hace más de 4 mil años- se usaban tablas de arcilla como dinero, o como rudimentarios cheques, ya que estaba escrito sobre ellas “se pagará al portador tanto trigo (o tanta cebada)”, exactamente lo que pone en los billetes, que un papel vale algo; es decir, una simple cuestión de confianza. En la actualidad se ha llegado al extremo de que confiamos en algo tan virtual como las anotaciones que vemos en el ordenador hasta tal punto que se calcula que todos los días 3 billones de $ cambian de mano en los mercados de divisas sin que nadie los vea. Los economistas diferencian el dinero en agregados monetarios siendo la más importante la M3, que prácticamente engloba todo el efectivo que hay. No hay que confundir esto con el dinero físico: en la €zona por ejemplo hay casi 5 veces más euros en depósitos bancarios que euros en forma de billetes y monedas. Pero que nadie se asuste, en estos tiempos de internet no es necesario tanto papel ni tanto metal ya que bastan las anotaciones en cuenta. Un multimillonario actual no necesita una piscina de dinero como la que tenía el Tío Gilito, le basta con ver su saldo en una pantalla de ordenador. De todos modos, ñas más grandes fortunas del globo no tienen por qué tener mucho efectivo, les basta con poseer un gran patrimonio por lo que medir sólo el dinero es parcial.
Una cosa es el dinero y otra los activos. Un activo es cualquier bien que se puede convertir en dinero pero sólo es dinero cuando se convierte y no antes. Y es el movimiento alcista o bajista del precio de los activos lo que últimamente más influye en las expansiones y recesiones económicas. Una sobrevaloración de activos, sean bursátiles o inmobiliarios, nos lleva a creer que tenemos más dinero y lo contrario a sentirnos más pobres, aunque el asunto no es sólo psicológico porque el valor de nuestros activos determina también cuánto crédito tenemos. Si pedimos un crédito utilizando como aval un activo, el precio al que ese activo se puede convertir en dinero es vital. Si tenemos 1000 acciones de Santander y valen 10 euros, dispondremos de 10 mil euros si las vendemos, pero si basándonos en esa propiedad solicitamos un préstamo de 8 mil euros y el precio de las acciones baja de 8 tenemos un problema, y lo mismo ocurre con las hipotecas.
El crédito (que viene de la misma raíz latina que creer) también se basa en la confianza, y sin él no es explicable el desarrollo de la civilización tal y como la conocemos ya que las grandes inversiones comerciales e industriales se han podido desarrollar gracias a él. Leonardo de Pisa, conocido como Fibonacci (famoso por el número áureo y en los mercados financieros por el uso de sus proporciones en el análisis técnico), escribió en 1202 el Liber Abaci (o Libro acerca del Ábaco), una extensa obra que contiene casi todo el conocimiento algebraico y aritmético de la época. En ella Fibonacci exponía, entre otras cosas, la importancia del sistema de numeración indo-arábigo y demostró que el sistema numérico romano no era útil para el comercio y las matemáticas (por ejemplo para calcular porcentajes) y explicó la conveniencia de adoptar los números que conocemos a día de hoy por lo que es considerado como el impulsor de los créditos, ya que los animó.
Los créditos de la Italia medieval, al estar basados en actividades comerciales arriesgadas, obligaban a los prestamistas a exigir intereses onerosos a los prestatarios, algo prohibido por la iglesia católica pero no en la judía (siempre y cuando fuera a un no judío), por lo que rápidamente monopolizaron ese mercado lo cual por cierto ayudó a su exclusión social (algo que ha trascendido a nuestra época: los que conceden créditos en la actualidad –los banqueros- suelen estar mal vistos en la sociedad). De hecho, los usureros judíos tenían problemas para conseguir presionar de forma no violenta a un moroso, ya que éste tenía un fuerte apoyo social a no devolver el dinero a un judío, lo que provocaba continuos problemas con la ley. Probablemente los bancos nacen –en el siglo XV- como reacción a los problemas que los usureros judíos tenían para cobrar sus préstamos, lo que permitía a un cristiano inteligente dominar ese mercado con poca competencia. ¿Cómo pudo un cristiano cobrar intereses sin ser atacado por la iglesia en aquella época? El truco para resolverlo fue ocultar los créditos por interés (prohibidos) con cambios de moneda por los que cobraban comisión (cada vez mayor según había más demora) que sí eran legales. Esta argucia no les libraba del problema con los morosos pero resultaba mucho más fácil para un banco de cristianos como la Banca Médici –que pronto se expandió de Florencia a Venecia y Roma- conseguir tener a la ley de su lado que a un usurero judío. También ayudaba que pagaban impuestos. Es decir, la banca se convirtió en un negocio rentable y respetado y ya entonces el poder de los banqueros era tan grande que de hecho en el caso de los Médici era mayor que el del poder civil de Florencia y en ocasiones incluso del religioso (3 papas fueron de la familia).
Los Médici acabaron quebrando por conceder demasiados créditos a la nobleza, personas que luego no resultaron ser tan solventes como parecían. Pero muchos bancos modernos en la última orgía de crédito ni siquiera tienen la excusa de dejarse llevar por la apariencia. Como recuerda el profesor de Harvard Niall Ferguson analizando la actual crisis, las entidades financieras prestaron durante años dinero a personas poco solventes, especialmente en los EUA. Él pone como ejemplo Menphis, una ciudad deprimida en la que prosperan negocios como el de venta de sangre por 25$ o el de los recuperadores de coches de los morosos a veces a punta de pistola (y los que los compran baratos en las subastas posteriores) o el de los abogados de quiebras. Y es que las leyes de bancarrota personal ayudan a que los morosos no vayan a la cárcel por sus deudas en los EUA, por lo que los norteamericanos son más proclives al riesgo financiero. Absurdo que los bancos, conociendo esto, no fueran más estrictos en sus préstamos y, sobre todo, que se consideren inocentes de que esos créditos pasaran a ser colaterales de emisiones de bonos globalizando los problemas financieros de personas de baja solvencia
En resumen, la historia desde hace milenios nos enseña que la economía –tal y como la entendemos- se ha desarrollado en gran parte gracias al dinero pues posibilita la especialización en el trabajo, la innovación y la acumulación de capital. Sin estos factores, difícilmente puede aumentar la productividad y, por tanto, progresar la sociedad. Es el precio poco realista de los activos y los créditos concedidos basados en esa valoración irreal los responsables de las depresiones económicas. Ahí tenemos la pista de cómo salir de ésta: ajustando precios y reduciendo deuda (des-apalancamiento), algo que ya está ocurriendo salvo en el caso de la deuda pública cuya tendencia es la contraria.
Lo vendió por 800$ y ahora vale 300.000.000.000$ y https://www.youtube.com/watch?v=_MyphYZbnQs
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Hola ¿Qué tal? Yo bien, gracias por preguntar. En la oficina estamos bastante nerviosos por…
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Yo haría un seguimiento de la deuda pública de los países emergentes y veremos que nos van a adelantar por la derecha con deudas inferiores al 50% del PIB...
Otra señal divina..... que en el caso de USA se sostiene por los activos en manos de los ciudadanos..... pero que en Europa ya vamos más justos... aunque en España el ahorro líquido privado está alrededor del 100% del PIB.
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