Cuenta Séneca que se propuso una vez en el Senado que los esclavos se distinguieran de los libres por el vestido. Inmediatamente se vio el peligro que amenazaba “si nuestros esclavos empezaban a contarnos”
Qué forma más sutil de describir el riesgo que podían correr los “libres” si los esclavos fueran conscientes de su número y de su fuerza y qué gran metáfora para nuestro tiempo.
Durante la Segunda Guerra Mundial el gobierno inglés mandó imprimir dos millones y medio de posters con el lema “keep calm and carry on”, es decir, “mantengan la calma y sigan adelante”.
Aparte de ser una muestra más de la famosa flema británica, ejemplifica muy bien lo que los gobiernos de todo el mundo han intentado que hagamos durante toda esta crisis: aceptar los problemas con resignación y seguir como si nada pasara, especialmente para que no bajemos el consumo.
En 1856 el barco que llevaba desde la Metrópoli a la Guayana inglesa los sellos se retrasó y ello llevó a que en la colonia emitieran unos propios de color magenta y que para evitar su falsificación, fueran firmados por los expendedores. Hoy uno de esos sellos de 1 céntimo está valorado en 1 millón de $. Entre medias ha habido varias ventas y varias compras, cada vez por más valor, aunque ha beneficiado a muy pocos.
Así de arbitrarios parecen los movimientos de la bolsa.
En el Medievo había una ley que determinaba que en caso de haber un homicidio no resuelto en una determinada localidad, el municipio debía pagar una multa al rey. Así, cuando los vecinos de un pueblo encontraban un cadáver en la calle con claras muestras de violencia, en lugar de confiar en encontrar al culpable, en ocasiones portaban al fallecido hasta un pueblo cercano, abandonándolo allí. De ahí viene lo de “echar el muerto” a otro.
Y en pleno siglo XXI nuestros políticos siguen igual: no buscan al culpable dentro porque es más fácil echar la culpa al de fuera.
Durante siglos en Gran Bretaña al que era moroso se le condenaba con la cárcel hasta el pago de las deudas. Es obvio que dicho pago se entorpecía con la estancia en la cárcel, por lo que muchas condenas se transformaban en cadenas perpetuas. Peor era el Derecho Romano por el cual el deudor respondía como prenda de sus deudas con él mismo y su familia. La mayoría de romanos influyentes tenían en su propia residencia una cárcel donde encerraban por un máximo de 60 días a los morosos sujetos por una cadena de hierro y con alimentación reglamentada de tan sólo una libra de harina diaria. Si no se cumplía con la deuda tras ese encierro, el acreedor tenía derecho o bien a ejecutar directamente al deudor, o bien a llevarlo al mercado de esclavos. Y si el deudor lo era de varios acreedores se le podía descuartizar para “repartirlo”.
Como vemos, el problema de la morosidad no es nuevo
Según Manuel J. Prieto durante la Edad Media los taberneros españoles que acudían a la zona de La Mancha para comprar vino lo probaban antes de comprarlo y los bodegueros, para colocar algunos de sus peores barriles, ofrecían antes al comprador un poco de queso manchego antes de beber, de tal forma que el fuerte sabor de este hacía que el vino no fuera debidamente catado. El vino con mal sabor no era detectado por el comprador porque tenía el paladar corrompido por el queso. Así, se pagaba más por un caldo peor, y de ahí viene la expresión “dársela con queso”.
Esta anécdota la hemos vivido este año en las dos convocatorias electorales.
El General Castaños por Navidad fue a una recepción con el Rey en palacio. Y a pesar de ser un día de diciembre, con el rigor térmico que esto conlleva, el General se vistió con el uniforme de verano. El Rey Fernando VII al verle así le preguntó cómo llevaba uniforme de verano con el frío que hacía, y con una fina ironía le contestó:: “Es que acabo de cobrar la paga de verano”
Como vemos, el problema de la deuda y de los funcionarios con recortes no es nada nuevo en la Historia de España.
El Conde de Romanones quiso entrar en la Real Academia y para ello hizo gestiones individuales con los miembros y todos y cada uno de ellos le aseguraron el apoyo. Cuando no salió elegido, preguntó los votos positivos y cuando le respondieron que ninguno pronunció la histórica frase: “Joder, qué tropa” que se ha convertido en expresión popular.
Hay que fiarse de los hechos, las palabras se las lleva el viento.
Adam Smith, el considerado “padre” del capitalismo, decía en “La riqueza de las naciones”:
“Rara vez suelen juntarse las gentes ocupadas en la misma profesión u oficio, aunque sólo sea para distraerse o divertirse, sin que la conversación gire en torno a alguna conspiración contra el público o alguna maquinación para elevar los precios. En rigor, es imposible impedir esas reuniones por medio de una ley viable, o que sea compatible con la libertad y la justicia. Pero si la ley no puede impedir que las gentes de la misma profesión se reúnan algunas veces, por lo menos no debe hacer nada para facilitarlas, y, mucho menos, para convertirlas en necesarias.”
Como vemos, claramente advertía en contra de los cárteles y los lobbies…me viene a la cabeza por ejemplo la OPEP o la patronal eléctrica española… pero además no he podido evitar acordarme también de la UE.
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