Hipotecarse es probablemente la decisión financiera más importante que toma una persona en su vida ya que es una decisión que te perseguirá durante muchos años, en los que tendrás momentos de angustia y otros de alegría. Es un paso que no conviene tomar a la ligera y se tiene que estudiar muy bien.
Afortunadamente, aunque una hipoteca es casi para toda la vida, sus condiciones pueden renegociarse con lo que errores actuales podrán ser corregidos en un futuro así que la decisión de cuando hipotecarse más que basarse en las condiciones actuales del mercado deberían basarse en condiciones personales.
Por tanto, el mejor momento para hipotecarse es cuando puedas permitírtelo. Cuando tengas una buena salud financiera, que podríamos resumir en cuatro puntos.
- Contar con un buen ahorro inicial (al menos el 30% del valor de la propiedad) y fondos de emergencia adicionales.
- Tener un empleo estable con un contrato indefinido y una antigüedad laboral de al menos un año.
- Ingresos suficientes para que las cuotas hipotecarias no superen el 35% de los ingresos totales (este porcentaje es muy discutible y varía en función de si es una pareja o solo).
- No tener deudas pendientes que puedan convertirse en un riesgo futuro.
Por tanto, independientemente de si los tipos de interés son altos, el Euribor está por las nubes y las hipotecas fijas se han encaredcido, el momento ideal para comprar una casa es cuando estés financieramente preparado. Ni antes, ni tampoco después ya que muchas veces de tanto esperar se te pueden escapar una buena oportunidad para asentar tu vida y tu economía.