La subrogación hipotecaria es un proceso que permite a un deudor transferir la titularidad de una hipoteca a otra persona. Este cambio de titularidad implica que el nuevo deudor asume todas las obligaciones y derechos relacionados con el préstamo hipotecario.
Momentos para considerar una subrogación
La subrogación suele ocurrir cuando una propiedad con una hipoteca pendiente se vende. En este escenario, el comprador tiene dos opciones: solicitar al vendedor que pague el saldo pendiente de la hipoteca o asumir él mismo la deuda restante.
Proceso de subrogación: ¿Cómo funciona?
Para que la subrogación se lleve a cabo, el banco que otorgó la hipoteca original debe dar su consentimiento. Aunque generalmente se aprueba, el banco podría rechazar la solicitud si considera que el nuevo titular no tiene la capacidad financiera para asumir la deuda. Si todas las partes están de acuerdo, el proceso es bastante sencillo y se formaliza con la firma de los documentos pertinentes ante un notario.
Beneficios de optar por la subrogación
La subrogación es un proceso menos complicado que cancelar una hipoteca y solicitar una nueva, lo que facilita las cosas para el comprador. Además, dependiendo de cuándo se otorgó la hipoteca original, el nuevo titular podría beneficiarse de condiciones más favorables que las actuales en el mercado.
Costes asociados a la subrogación
En términos de gastos, la subrogación es generalmente más económica tanto para el vendedor como para el comprador. El vendedor se ahorra los costos de una posible comisión por cancelación anticipada, mientras que el comprador evita los gastos de una comisión de apertura para una nueva hipoteca. Los costos notariales y de registro suelen ser asumidos por el banco.