Un Derivado es una inversión cuyo valor depende del valor de otro activo (el activo subyacente). Ejemplos: futuros, y opciones sobre el Ibex 35, S&P 500, Bonos a 10 años, etc. Se trata de diversos tipos de arreglos contractuales y apuestas relacionadas con los valores de distintos activos. Se trata de explicar un derivado como combinación de otros activos cotizados en mercado, de manera que la valoración debe ser la misma, ya que si no se arbitraría, es decir, obtendríamos beneficio seguro sin necesidad de poner dinero, aprovechando la ineficiencia del mercado.
¿Para qué se utilizan los derivados financieros?
Normalmente por desconocimiento de estos instrumentos financieros se tiende a demonizarlos por parte algunos sectores políticos o sociales, incluso el propio Warren Buffet tachó a los derivados de “armas de destrucción masiva”, aunque los utilizó de manera perfecta en una apuesta bajista en los principales mercados bursátiles en el año 2008, adquiriendo opciones put, lo que le llevó a su empresa a su empresa Berkshire Hathaway a embolsarse 1.246 millones de dólares.
Los derivados son simplemente contratos entre agentes que desean traspasarse el riesgo, lo que permiten utilizarlos con finalidades opuestas y existen hasta tres tipos de agentes que utilizan los derivados. Aquellos que utilizan los derivados para reducir o eliminar el riesgo que se deriva de la fluctuación del activo subyacente, el uso del derivado es para crear una cobertura. Aquellos que mantienen una posición abierta a favor de una tendencia esperada con el fin de obtener beneficios por las diferencias previstas en las cotizaciones, hablamos de especular. Aquellos que tratan de obtener beneficios a través del aprovechamiento de situaciones anómalas en los precios de los mercados, se trata de los arbitrajistas.
El riesgo de mercado es difícilmente diversificable para el inversor, pero puede ser gestionado dentro de cada empresa con derivados. (Ejemplos: riesgo de tipo de interés, riesgo de tipo de cambio, etc.). Asimismo, el riesgo específico es fácilmente diversificable para el inversor, pero difícilmente gestionable con derivados, aunque en algunos casos pueden usarse seguros. (Ejemplos: un desastre natural, mala gestión, fuego, robo).
En la práctica, la expansión de la gestión de riesgos (cobertura de riesgos o ”hedging”) se ha producido debido al aumento de la competencia y la globalización, así como al desarrollo de los mercados derivados. La importancia de la función de la Gestión de Riesgos Financieros ha quedado patente en la pasada crisis financiera. Hay una necesidad de profesionales con sólidos conocimientos en el Área de Riesgos, capaces de asesorar y de difundir la cultura del riesgo a todos los niveles de la organización. En un entorno de creciente complejidad e interrelación entre diferentes formas de riesgos, la formación es un elemento clave para que los gestores de riesgos puedan asumir los retos que se presentan frente a ellos.
Finalmente señalar que los derivados no son ingeniería financiera moderna sino más bien una actualización de los hábitos de los comerciantes que desempeñan desde hace siglos. Entorno el años 1600 se estableció el primer mercado de futuros destinado a los señores feudales japoneses, ya que éstos perseguían nuevas formas de comercializar el arroz y protegerse de los riesgos de precio. Incluso el español José de la Vega, relata en su libro “Confusión de confusiones” en el año 1688 el uso de contratos adelantados (Forwards) y las opciones en la bolsa de Amsterdam.
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