Viendo el rendimiento que daban los depósitos de los grandes bancos españoles, muchos ahorradores han corrido a refugiarse en la Letras del Tesoro, un producto con un riesgo muy bajo que nos ha venido ofreciendo este año un rendimiento cercano al 4%. Desafortunadamente su rendimiento está cayendo tras y como lo vimos en la subasta de ayer.
La de ayer fue la primera vez que el Tesoro salió al mercado tras el anuncio del Banco Central Europeo (BCE) de pausar el aumento de las tasas de interés. Esta decisión parece haber influenciado positivamente el mercado, especialmente en los títulos a largo plazo, sugiriendo que la pausa podría extenderse o incluso que podrían producirse reducciones de tasas en el próximo año.
En esta subasta, las Letras del Tesoro a doce meses, muy demandadas por los inversores, han visto disminuir su rentabilidad, situándose en el mínimo desde junio, con un tipo marginal del 3,63%. El Tesoro ha colocado 3.269 millones de euros, de los cuales un tercio aproximadamente fue adquirido por particulares. Hubo más de 1.000 millones de euros en peticiones no competitivas, y la demanda superó ampliamente la oferta, con solicitudes por 6.519,9 millones de euros para las Letras a doce meses, el doble de lo adjudicado.
Por otro lado, la rentabilidad de las Letras a un año ha bajado desde el 3,876% anterior, la cifra más alta en once años. En cuanto a los títulos a seis meses, se colocaron 1.002 millones de euros, con una demanda que superó los 2.700 millones. El 60% de esta emisión fue adquirido por familias y particulares españoles, con un rendimiento exigido de 3,747%, ligeramente superior al de las Letras a doce meses, pero también inferior al de la subasta de octubre.
Según el Banco de España, hasta agosto, las familias poseían casi el 29% del total de Letras en circulación, con un valor de 20.348 millones de euros. Desde julio de 2022, con la primera subida de tipos del BCE en una década, los particulares poseían 25 millones de euros en Letras, apenas el 0,03% del total emitido. Trece meses después, esta cantidad se ha multiplicado por 813, convirtiendo a los particulares, por primera vez en la historia, en el principal tenedor de este tipo de deuda.