Que los grandes bancos españoles han hecho una especie de pacto de no agresión para no remunerar a los ahorradores parece un hecho, basta con observar el mercado para ver como han repercutido inmediatamente la subida de tipos de interés a las hipotecas mientras mantienen los depósitos casi al 0%. Algo que da que pensar y no para bine.
Esto es algo que venimos denunciando aquí hace meses y parece que el BCE también se está dando cuenta ya que el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos ha señalado lo mismo, que los bancos españoles “se están quedando atrás” a la hora de trasladar a los depósitos la subida de los tipos de interés.
“En algunos países, los bancos se apresuran a ajustar las tasas de interés de los depósitos, y en otros, como España, se están quedando atrás”, reconoce en una entrevista con los diarios belgas ‘De Standaard’ y ‘La Libre Belgique’.
En este sentido, el exministro español de Economía insiste en que cuando el BCE sube los tipos de interés, “es para prestatarios y ahorradores”, por lo que si los tipos de interés han aumentado, se espera que la remuneración de los depósitos haga lo mismo.
“La remuneración de las cuentas de ahorro debería reflejar nuestros tipos de interés”, defiende Guindos, para quien este proceso es parte de la transmisión de la política monetaria, ya que si el ahorro se vuelve más atractivo, los consumidores gastarán menos, lo que reducirá la demanda y eso es lo que se pretende para reducir la inflación.
Sin embargo, el vicepresidente del BCE reconoce que se está viendo que los bancos están retrasando la transferencia de los tipos de interés más altos a los ahorradores.
“Pueden hacerlo porque todavía se benefician de una abundante liquidez en este momento. Pero también estamos tomando medidas para reducir el exceso de liquidez, de modo que las tasas de interés más altas en las cuentas de ahorro se conviertan en realidad, tarde o temprano”, advierte.
De tal modo, para Guindos es probable que la rentabilidad del sector bancario de la zona euro vuelva a caer en el largo plazo ante la desaceleración de la economía, lo que aumentará la morosidad, además del impacto de tener que pagar más para atraer depósitos.
“Una alta rentabilidad bancaria no es sostenible. De hecho, los mercados financieros ya están convencidos de ello, ya que las valoraciones de las acciones bancarias no reflejan en modo alguno las expectativas de elevados beneficios”, concluye.