Una de las posibilidades que tienes para rascar un dinero al banco (entorno a los 1.000€) es la de reclamar gastos hipotecarios incluidos en la cláusula quinta de las hipotecas formalizadas antes de 2019. Estos gastos, exceptuando la mitad de los honorarios notariales que corresponden a la entidad bancaria, pueden ser reclamados en su totalidad. Sin embargo, el proceso requiere presentar una reclamación escrita en la entidad financiera, acompañada de las facturas pertinentes.
Desde la decisión del Tribunal Supremo en diciembre de 2015, que calificó como abusiva la imposición por parte de los bancos de todos los gastos de formalización hipotecaria, ha habido un incremento notable en las demandas. A pesar de la Ley de Contratos de Crédito Inmobiliario de 2019, que clarifica las responsabilidades en los gastos hipotecarios, muchos bancos aún resisten a cumplir con las devoluciones.
Esto ha provocado una oleada de reclamaciones tardías, destacando las complicaciones que surgen al buscar facturas de notaría de hace décadas. La situación se ha vuelto caótica, con consumidores recurriendo a notarios y registros de la propiedad en busca de documentación perdida.
El debate legal persiste: ¿Existe un plazo límite para estas reclamaciones? La incertidumbre rodea las fechas límite y las condiciones bajo las cuales los consumidores pueden exigir la devolución a las entidades bancarias. Con más del 90% de los casos fallando a favor de los consumidores, la resistencia de los bancos sigue siendo un misterio.
Además, se anticipan futuras controversias en torno a otros temas como las comisiones de apertura y el IRPH.
El asunto de los gastos hipotecarios no es menor. Aunque no alcanzan las cifras de las cláusulas suelo, los reembolsos promedian unos 1.000 euros. Es un proceso sencillo y se aconseja presentar las reclamaciones de manera presencial en el banco, adjuntando todas las facturas relevantes.
Finalmente, el panorama bancario continúa evolucionando. Desde 2017, se han observado cambios en la actitud de los bancos, aunque la incertidumbre y los obstáculos persisten. Este complejo escenario refleja la continua lucha entre los derechos de los consumidores y las prácticas bancarias.