El Banco Central Europeo (BCE) ha mantenido en vilo a hogares y empresas con su política monetaria que llevó al Euribor a escalar por encima del 4% aunque afortunadamente las previsiones son bastante optimistas. Podríamos estar a las puertas de una reducción significativa del coste del dinero, un movimiento muy esperado que beneficiaría tanto a las hipotecas como a los préstamos en los meses venideros. Sin embargo, la pregunta del millón es como de grande será este impacto. En otras palabras, el gran misterio radica en determinar cuál será el punto de equilibrio para los tipos de interés en el largo plazo. Aunque la idea de regresar a tasas de interés negativas puede parecer hoy una fantasía, no es del todo descabellado pensar que podría materializarse.
Un análisis reciente del BCE, publicado en su Boletín Económico, intenta desentrañar cómo ha evolucionado el tipo de interés natural en la eurozona tras enfrentar dos crisis consecutivas: la pandemia y la inflación. Contra todo pronóstico, parece que el tipo natural ha aumentado ligeramente, pero sin alejarse demasiado del 0%. Esta conclusión tiene importantes ramificaciones.
Primero, indica que para volver a una política monetaria neutral, el BCE necesitaría reducir drásticamente los tipos de interés desde su posición actual. Segundo, sugiere que el banco central podría encontrarse nuevamente con el desafío de alcanzar el límite inferior cero si busca impulsar la inflación en el futuro.
La tasa de interés natural es importante porque equilibra la economía a largo plazo sin provocar inflación ni frenar el crecimiento. Aunque este indicador es teórico y se calcula mediante modelos, ha mostrado cambios notables a lo largo del tiempo, especialmente con los vaivenes económicos recientes. Después de la crisis financiera, hubo un periodo de ajuste donde el ahorro y la reducción de deudas se volvieron la norma, lo que llevó a que el tipo de interés natural cayera a territorio negativo en 2019.
El aumento de los tipos de interés por parte de los bancos centrales en 2021, en respuesta a la inflación, no ha provocado un gran incremento en el tipo de interés natural. Este sigue estando cerca de los niveles previos a la pandemia, sugiriendo que los factores económicos a largo plazo, como el crecimiento de la productividad y la demografía, no han cambiado significativamente.
Este panorama tiene implicaciones profundas para la política monetaria del BCE. Aunque el estudio no pretende guiar directamente las decisiones del BCE, sugiere que los tipos de interés oficiales no podrán superar la inflación a largo plazo para mantener los tipos de interés reales cerca del 0%. Además, el BCE podría enfrentarse nuevamente al desafío del límite inferior cero, lo que limitaría su capacidad para reducir los tipos de interés reales por debajo de este umbral.
En resumen, los hallazgos del BCE indican que la economía europea podría estar volviendo a un estado similar al de antes de la pandemia, con una política monetaria que requerirá tasas de interés bajas para ajustarse a una región con baja demanda y alto ahorro. Cualquier cambio en esta dinámica podría llevar a un periodo prolongado de tipos de interés nominales altos. De lo contrario, se espera que la economía regrese a su equilibrio a mediano plazo.