Japón ya no es (ni será) la tercera economía del mundo

La historia económica de Japón en el siglo XX está marcada por su impresionante recuperación y crecimiento tras la devastación de la Segunda Guerra Mundial. En las décadas de 1950 y 1960, Japón experimentó un período de crecimiento económico rápido, conocido como el “milagro económico japonés”, impulsado por políticas gubernamentales eficaces, la inversión en educación y tecnología, y la cooperación entre el gobierno y la industria. Este período estuvo caracterizado por la industrialización pesada, la innovación tecnológica, y una fuerte expansión de las exportaciones, que transformaron a Japón en la segunda economía más grande del mundo.

Sin embargo, el final del siglo XX presentó nuevos desafíos. La explosión de la burbuja de activos a principios de la década de 1990 marcó el inicio de un largo período de estancamiento económico, conocido como las “décadas perdidas”. Durante este tiempo, Japón luchó contra la deflación, el bajo crecimiento, y los problemas estructurales, incluyendo una población envejeciente y una deuda pública creciente. A pesar de diversas medidas de política monetaria y fiscal, la economía japonesa encontró dificultades para recuperar su dinamismo anterior.

En respuesta a estos desafíos prolongados, Japón implementó una serie de estrategias de revitalización en el siglo XXI. La política económica conocida como “Abenomics”, nombrada así por el ex Primer Ministro Shinzo Abe, buscó reactivar la economía a través de “tres flechas”: una política monetaria agresiva, estímulo fiscal, y reformas estructurales para promover el crecimiento. Estas políticas tuvieron un éxito mixto, logrando ciertos avances en la revitalización económica, pero sin resolver completamente los desafíos estructurales de largo plazo.

Desde esta semana Japón ya no es la tercera economía del mundo.

Alemania es ahora la tercera economía más grande del mundo, después de que Japón cayera inesperadamente en recesión. La economía japonesa se contrajo un 0.4 por ciento inesperadamente en el último trimestre de 2023, según cifras publicadas por el gobierno. La economía disminuyó un 3.3 por ciento en los tres meses anteriores, lo que significa que el país entró en una recesión técnica. Con un PIB de $4.5 billones, Alemania ahora se sitúa detrás de Estados Unidos y China en términos de potencia económica, y lidera por poco a Japón, que tiene un PIB de $4.2 billones.

La recesión técnica de Japón subraya las vulnerabilidades de su economía frente a choques externos e internos, incluyendo la pandemia de COVID-19, que ha afectado a la demanda global y a la cadena de suministro, y la fluctuación de su moneda. En contraste, aunque Alemania también enfrentó una contracción, su economía ha mostrado una mayor resistencia (aunque no exenta de problemas), apoyada por su sector industrial fuerte y diversificado, así como por políticas económicas que han buscado equilibrar el crecimiento y la estabilidad.

Por otro lado, Japón enfrenta desafíos estructurales a largo plazo, como una población que envejece y una deuda pública que no para de crecer y que limita su capacidad para impulsar el crecimiento a través del gasto público. La política monetaria ultraflexible de Japón, destinada a combatir la deflación y estimular el crecimiento, ha tenido un éxito limitado, y la debilidad del yen ha aumentado el coste de las importaciones sin lograr impulsar significativamente las exportaciones.

Lo que parece claro es que ambas economías se verán adelantadas dentro de pocos años por India y el panorama mundial se parecerá poco al que teníamos en los 90.