Normalmente, los compradores no tienen suficiente dinero para pagar la casa o el piso al contado, así que se necesita pedir una hipoteca para financiar la operación. Por ello lo primero que hay que saber es que los bancos suelen prestar un máximo del 80% de lo que costará la adquisición. En ciertos casos, pueden superar ese límite (si se adquiere un piso suyo o se tiene un perfil excelente, por ejemplo), pero no es lo habitual.
En consecuencia, el potencial adquiriente necesita tener ahorrado el 20% del coste de la vivienda que pretende comprar. Además, debe contar también con los fondos propios suficientes para pagar los gastos asociados a la compraventa (impuestos, aranceles notariales y registrales, etc.), cuyo precio suele ser un equivalente al 10% del valor del inmueble.
Pongamos, por ejemplo, que una persona está interesada en un piso que cuesta 100.000 euros. Para comprarlo, en caso de necesitar una hipoteca, necesitaría tener unos 30.000 euros ahorrados: 20.000 euros para pagar la parte que el banco no le financiaría y 10.000 euros más para abonar los gastos de la compraventa.
Calcula si podrás pagar las cuotas de la hipoteca
En caso de contar con los ahorros suficientes, lo segundo que hay que hacer para saber si se puede comprar una vivienda es calcular si se podrían pagar las cuotas de la futura hipoteca. Lo ideal, en estos casos, es consultar las condiciones de varios préstamos hipotecarios (por Internet o directamente en la oficina de diversos bancos) y asegurarse de que la mensualidad no supere el 35% de los ingresos mensuales netos de los titulares. Ese es el porcentaje que los expertos recomiendan dedicar como máximo al pago de las deudas financieras.
Con las hipotecas variables, sin embargo, es complicado saber qué cuotas habrá que pagar, dado que su interés está ligado a un índice (normalmente el euríbor) y puede cambiar cada cierto tiempo. En estos casos es aconsejable preguntar al banco a cuánto ascenderían las cuotas en varios escenarios para saber si se podrían pagar en todos ellos: con un euríbor al 3%, al 4%, al 5%…
Asimismo, el banco podría aplicar rebajas sobre el tipo de interés a cambio de contratar varios de sus productos: seguros, cuentas, planes de pensiones… Si se da esta situación, los analistas de este comparador recomiendan fijarse en las cuotas que tendría el préstamo en caso de que se aplicara su interés máximo (sin suscribir sus servicios), que sería el peor de los escenarios.
Ten en cuenta los gastos accesorios
Finalmente, no hay que olvidar que la compra de una casa implica pagar otros gastos periódicos además de las cuotas de la hipoteca: el recibo del IBI, el seguro de hogar, los productos que se contraten junto al préstamo hipotecario, las tasas municipales… Por ello, aconsejan calcular a cuánto ascenderían todos estos costes a lo largo del año para asegurarse de poder hacerles frente sin problemas.
Asimismo, solo es aconsejable adquirir una vivienda si se cuenta con una situación laboral estable: cierta antigüedad en el sector, buen salario, contrato indefinido, etc. En caso contrario, conseguir financiación sería mucho más complicado y existiría, además, un mayor riesgo de no poder pagar la hipoteca e, incluso, de perder la casa o el piso.