Las entidades que comercializan fondos de inversión tienen la especial obligación de entregar al partícipe, antes de que suscriba el fondo de inversión, una copia del denominado documento de datos fundamentales para el inversor (DFI), que antiguamente se denominaba como folleto simplificado. Entre las muchas características que el participe del fondo de inversión deberá consultar , existe una que es de vital importancia para determinar la rentabilidad futura del fondo de inversión y es el Total Expense Ratio o TER.
El TER es un parámetro que examina, como media, el porcentaje de los gastos totales que soporta el fondo durante el ejercicio sobre el patrimonio. Estos gastos repercuten finalmente al valor liquidativo del fondo, es decir, a la rentabilidad del fondo de inversión. Por ese motivo, cuanto mayor sea el TER, menor beneficio tendrá el partícipe sobre el fondo de inversión.
El TER no sólo mide las comisiones anuales de gestión, depósito, suscripción o bien reembolso, que son las comisiones que las gestoras están obligadas a publicar, sino que también implica aquellos gastos no visibles para el inversor, por ejemplo los gastos de operativa, es decir, los gastos de compra y venta de los títulos que figuran en el fondo de inversión y otros gastos del fondo de inversión debe afrontar son los gastos de la auditoría, los gastos de publicación de folletos, y demás, que terminarán afectando a la rentabilidad del fondo.
Este parámetro es importante, sin embargo, no hay que aislarlo del resto de indicadores del fondo de inversión. Los fondos de inversión pueden tener diferentes TERs, dependiendo de varios factores como la estrategia de inversión del fondo, su tamaño, la gestora que lo administra, entre otros. No hay un “TER medio” específico que se aplique a todos los fondos en España, ya que varía ampliamente entre los distintos tipos.
Por ejemplo, los fondos de inversión que invierten en acciones suelen tener TERs más altos en comparación con los fondos que invierten en bonos o los fondos del mercado monetario, debido a los mayores costes asociados con la investigación y la gestión activa. Los fondos de gestión pasiva, como los fondos indexados, suelen tener TERs más bajos que los fondos de gestión activa y si el gestor del mismo es una persona de renombre, el TER se puede disparar.
De entre todos los costes el más grande suele ser la comisión de gestión que se paga entre un 1% y un 1,75% anual. Es decir, que si se tienen 100.000 euros invertidos en el fondo, la gestora se quedará cada año con entre 1.000 y 1.750 euros independientemente de que el fondo haya subido un 10% o haya bajado un 50%, se paga sí o sí.
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