En un momento en el que los principales Bancos Centrales de medio mundo están avisando sobre su intención de bajar los tipos de interés sorprende ver como el Comité de Política Monetaria del Banco Central de Turquía ha decidido elevar la tasa de referencia en 500 puntos básicos, desde el 45% hasta el 50%, según ha comunicado este jueves la institución, que el pasado mes de enero había anticipado el final del ciclo de endurecimiento de su política monetaria.
La institución otomana ha justificado este cambio de postura en el repunte mayor de los esperado de la inflación en el mes de febrero, cuando la subida de los precios se aceleró por cuarto mes consecutivo, hasta alcanzar el 67,07% interanual desde el 64,86%, ante la rigidez de las presiones de precios en el sector servicios, mientras que los riesgos geopolíticos y los precios de los alimentos mantienen vivas las presiones inflacionarias.
De este modo, si bien en enero el banco central turco había dado por terminado el ciclo de subidas de tipos al considerar que se había logrado el ajuste monetario necesario para establecer el rumbo desinflacionario requerido, ante el deterioro de las perspectivas de inflación, ha decidido retomar las subidas de tipos.
Asimismo, la institución ha endurecido también su discurso al asegurar que, no sólo mantendrá una postura monetaria estricta hasta observar una disminución significativa y sostenida en la tendencia subyacente de la inflación y las expectativas, sino advertir de que puede continuar subiendo la tasa.
“La postura de la política monetaria se endurecerá en caso de que se prevea un deterioro relevante y persistente de la inflación”, ha asegurado el banco central, que confía en que su postura restrictiva permitirá establecer un proceso de desinflación en el segundo semestre de 2024.