Quien iba a pensar que el mayor enemigo para tu bolsillo y el que más disgusto te está dando estos dos últimos años podría ser el mejor aliado para tu salud, al menos si la comparamos con la otra alternativa que es vivir de alquiler.
Vivir en un piso alquilado trae consigo ciertos elementos de tensión de los que carece la vivienda en propiedad, como la incertidumbre ante posibles aumentos de precio, la falta de estabilidad en el alojamiento y eventuales desacuerdos con los propietarios. Según un estudio reciente publicado en el Journal of Epidemiology and Community Health, estos factores contribuyen a un envejecimiento biológico más rápido en comparación con aquellos que son dueños de su propia vivienda o que tienen una hipoteca.
La simple situación de estar en un régimen de alquiler parece tener un efecto epigenético considerable, es decir, cómo nuestro estilo de vida influye en la actividad de nuestros genes. Los investigadores descubrieron que esto acelera el envejecimiento casi el doble que el desempleo y un 50% más que haber sido fumador en algún momento. Sin embargo, señalan que este “reloj biológico” podría ralentizarse con mejoras en las condiciones de vida y seguridad.
La calidad del alojamiento puede impactar en la salud de diversas maneras, desde la presencia de moho hasta el estrés causado por el ruido y la convivencia, incluso el estigma social de vivir en ciertas áreas. Para medir el impacto en la longevidad, los investigadores utilizaron datos del biobanco del Reino Unido, lo que les permitió identificar signos de envejecimiento prematuro a través de la metilación del ADN.
Estos hallazgos se compararon con otros datos demográficos y administrativos para entender no solo el tipo de alojamiento de los participantes, sino también sus circunstancias socioeconómicas. Se analizaron aspectos como el tipo de vivienda, el barrio, las instalaciones disponibles, el rango de alquiler, las ayudas recibidas y el grado en que se cumplían sus expectativas. Se tomaron muestras de sangre para analizar los signos de metilación del ADN.
Después de ajustar por variables como edad, sexo, nacionalidad, nivel educativo, IMC, hábitos de tabaquismo y situación económica, se concluyó que los inquilinos de alquiler privado mostraban una aceleración en el envejecimiento biológico. Entre los factores externos, los retrasos en el pago del alquiler y vivir en áreas con alta contaminación se asociaron más claramente con una vida más corta.
Sin embargo, aquellos en alquiler social no mostraron diferencias epigenéticas significativas en comparación con los propietarios, una vez ajustadas todas las variables. Los investigadores concluyen que las políticas públicas podrían mejorar y revertir la salud y el envejecimiento biológico de los inquilinos. Sin embargo, señalan las limitaciones del estudio, como el hecho de que solo se incluyeron participantes de origen europeo y raza blanca.
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