El vienes nos dejó Jim Simmons, conocido cariñosamente como “el rey quant”, era un genio matemático que revolucionó Wall Street. Nacido el 25 de abril de 1938 en Newton, Massachusetts, se graduó en matemáticas en la Universidad de Princeton obteniendo posteriormente un doctorado en matemáticas en la Universidad de California, Berkeley. Con solo 26 años, fichó por la Agencia de Seguridad Nacional en donde se dedicó a desencriptar las comunicaciones rusas en plena Guerra Fría.
En 1974, con 36 años, firmó la teoría de Chern-Simons, de vital importancia para la física teórica y en especial para la teoría de cuerdas. Me gustaría contaros de que va esa teoría pero necesitaría varias vidas para comprenderla.
Al cumplir los 40 quiso dar un giro a su carrera y decidió dejar las matemáticas para hacerse rico. En 1978, creó la empresa Monemetrics en una pequeña oficina en Long Island. Pensó que su experiencia en la NSA reconociendo patrones podría aplicarse al campo de la inversión, utilizando para ello modelos matemáticos y fórmulascomplejas. Le frustraba la aleatoriedad en los movimientos bursátiles y comenzó a obsesionarse por encontrar un patrón, una estructura profunda, una forma de predecir el siguiente movimiento. La fórmula para hacerse rico.
Para ello convenció a Leonard Baum -especialista en realizar predicciones en escenarios caóticos- en que se convirtiese en su socio y en 1982 fundaron Renaissance Technologies persiguiendo un modelo cuantitativo basado en modelos matemáticos. No sabían de finanzas ni de economía ni de negocios pero querían reventar los mercados bursátiles.
Y no lo consiguieron, así que decidió contratar a un grupo de físicos, matemáticos, programadores, analistas y criptógrafos que le llevasen a encontrar un modelo capaz de predecir los movimientos del mercado y construir modelos de inversión que funcionaran solos. Su modelo de gestión se basa en utilizar algoritmos avanzados (fue pionero en esto) para buscar entre el histórico de cotizaciones cualquier anomalía que no se produzca al azar y poder explotarla.
Para ello realizaron una labor titánica de “Big Data” analizando los datos de los mercados de los últimos 300 años, algo que ahora parece sencillo pero en los 80 era complicado y caro.
En 1988, Simons lanzó lo que muchos llaman “la mayor máquina de hacer dinero del mundo”. El Fondo Medallion con una rentabilidad media anual del 66% durante 30 años con cientos de miles de millones de activos bajo gestión.
Esto es una barbaridad de rentabilidad, si hubieses invertido 1,000€ en el fondo en 1988, a los 10 años, el dinero se habría revalorizado hasta los 14.000€ y 30 años después tendrías más de 700.000€. Estas cifras convierten a Simons y a su equipo en los mejores gestores de todos los tiempos, más del doble que Warren Buffet
Lo que hizo que Simmons y Renaissance fueran tan especiales no fue solo su éxito financiero, sino su enfoque único hacia la inversión. A diferencia de muchos gestores de fondos, Simmons mantuvo un perfil relativamente bajo, evitando la atención pública y centrando su energía en su trabajo. Era conocido por su discreción y su amor por la ciencia, invirtiendo generosamente en investigación matemática y en causas filantrópicas.
Su fortuna personal se estimaba en 31.800 millones de dólares, convirtiéndolo en la 49ª persona más rica del mundo, según el índice de multimillonarios de Bloomberg.