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Empresas que se enriquecieron con los nazis

Empresas que se enriquecieron con los nazis 1

Hay que reconocer que los nazis hicieron las cosas muy eficientemente aunque por desgracia sus objetivos no eran precisamente buenos. Para lograr sus objetivos se rodearon de las mejores compañías del momento, grandes multinacionales reconocibles hoy en día, que vendieron su alma al diablo por un puñado de marcos.

Bayer

Bayer se creó como una empresa independiente, pero en los años 30 formaba parte de la empresa IG Farben, un conglomerado formado por varias empresas químicas importantes de Alemania.

Cuando Alemania invadió Checoslovaquia, IG Farben colaboró estrechamente con el gobierno y el ejército nazi para capturar las fábricas de productos químicos de la nación para que pudieran ser utilizadas por la corporación.

IG Farben fue también la empresa que desarrolló el gas Zyklon B que se utilizó en los campos de exterminio nazis para matar a los judíos y otros “indeseables”.

Además, IG Farben recurrió a la mano de obra esclava de los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. Construyeron una fábrica al lado del tristemente célebre campo de concentración de Auschwitz y utilizaban a los prisioneros del campo para trabajar como esclavos.

Al final de la guerra, IG Farben fue disuelta y los directores de la empresa fueron juzgados por crímenes de guerra.

Aunque 13 de los 24 directores de la empresa procesados fueron condenados por crímenes de guerra, todos estos colaboradores nazis fueron puestos en libertad anticipada, y la mayoría de ellos fueron reintegrados como directores de las nuevas corporaciones creadas a partir de la disolución de IG Farben.

Fritz ter Meer, que dirigía las operaciones en la planta de IG Farben en Auschwitz, se convirtió en el presidente de Bayer después de la guerra.

Bayer acabó pidiendo perdón por su papel en el Holocausto, en 1995.

Hugo Boss

En 1931, dos años antes de que el Partido Nazi tomara el control del gobierno alemán, Hugo Boss creó su marca de moda en Metzingen, Alemania. Fue ese año cuando Boss pasó de ser simplemente el propietario de una fábrica que contaba con los nazis entre sus clientes a ser él mismo un nazi cuando se unió oficialmente al partido. Boss también se convirtió en miembro patrocinador de la Schutzstaffel (SS), el ala paramilitar de los nazis, haciendo donaciones mensuales a la organización.

Con su temprana pertenencia al partido, Boss ganó mucho bajo el liderazgo nazi de Alemania. En 1933, Hugo Boss fabricaba los uniformes de las SS y de las Juventudes Hitlerianas, así como los uniformes estándar de los camisas pardas nazis. Cuando Alemania comenzó a remilitarizarse más intensamente en 1938, Hugo Boss empezó a producir uniformes para las fuerzas armadas nazis.

En 1940 la empresa comenzó a utilizar la mano de obra esclava de las víctimas de los campos de concentración para producir los grandes pedidos que recibían en esa época.

La empresa utilizó a unas 140 personas de los campos de concentración para trabajar en sus fábricas, junto con otros 40 prisioneros de guerra franceses. Muchos en estas fábricas trabajaron hasta la muerte o finalmente fueron enviados a Auschwitz y Buchenwald para ser asesinados.

Después de la guerra, Boss fue clasificado como “activista” y “partidario y beneficiario del nacionalsocialismo”. En 1946, fue multado y despojado de su derecho a poseer una empresa.

Tras la muerte de Boss en 1948, la empresa seguiría viva bajo su yerno, Eugen Holy. En la actualidad, Hugo Boss es una importante casa de moda de lujo que vende ropa y accesorios de alta gama en todo el mundo. En 1999, la empresa aceptó finalmente contribuir a un fondo que compensaba a los antiguos trabajadores forzados.

Chase Bank

Pensándolo bien, la colaboración de Chase Bank (ahora J.P. Morgan Chase) con los nazis no es tan sorprendente. Uno de sus accionistas más importantes, J.D. Rockefeller, fundó directamente los experimentos eugenésicos antes de la guerra. Entre 1936 y 1941, Chase y otros bancos estadounidenses ayudaron a los alemanes a recaudar más de 20 millones de dólares, que suponen un importe neto de comisión de 1,2 millones de dólares, de los cuales Chase se embolsó unos 500.000 dólares. Eso era mucho dinero en la época. El hecho de que los marcos alemanes utilizados para financiar operaciones proviniesen de los judíos que habían huido de Alemania no parece molestar a Chase, de hecho su negocio aumentó después de la noche de los cristales rotos (la noche en la que los judíos de la Alemania y Austria nazis fueron atacados por grupos en 1938). Chase también congeló las cuentas de los judíos franceses en la Francia ocupada antes de que los nazis les hubieran pedido que lo hicieran.

IBM

Los nazis necesitaron mucha maquinaria para llevar a cabo el Holocausto, y parte de ella fue suministrada por IBM.

A través de su filial, Dehomag, IBM suministró a la Alemania nazi la capacidad de identificar fácil y eficazmente a los judíos así como la tecnología necesaria para seguir su transporte a los campos de exterminio.

Antes del estallido de la guerra, IBM ya era una de las principales empresas informáticas a nivel internacional y realizaba considerables negocios en Alemania. En 1933, durante el inicio del control nazi de Alemania, el presidente de la compañía, Thomas Watson, viajó personalmente a Alemania. Allí supervisó la creación de una nueva fábrica de IBM y la entrada de capital estadounidense en su filial Dehomag.

Dehomag acababa de ser contratada por el gobierno nazi para llevar a cabo un censo masivo en toda Alemania. Este censo estaba destinado a identificar a las poblaciones de judíos, gitanos y otros grupos étnicos considerados indeseables por el régimen para poder marcarlos para su exterminio.

IBM también suministró a los nazis tarjetas perforadas y un sistema de clasificación de tarjetas que les permitía buscar en estas bases de datos del censo para poder identificar a los individuos para su exterminio. Los nazis repitieron este mismo proceso en otros países que invadieron a medida que avanzaba la guerra.

Estas máquinas de tarjetas perforadas y sistemas de clasificación también se utilizaron para coordinar los trenes que llevaban a la gente a los campos de concentración.

Incluso después de 1941, cuando Estados Unidos se unió a la guerra, los empleados de alto rango de IBM falsificaron datos internos y utilizaron filiales europeas y el contrabando para asegurarse de que la Alemania nazi recibiera todo el material y los dispositivos de tarjetas perforadas que necesitaba.

IBM siguió haciendo negocios con la Alemania nazi porque estos tratos eran increíblemente lucrativos. De hecho, durante la guerra, la Alemania nazi fue el segundo negocio más grande de IBM, después de Estados Unidos.

Al final de la guerra, IBM fue investigada pero, en ese momento, los registros no eran lo suficientemente completos como para acusar a la empresa de un delito.

Volkswagen

A diferencia de otros colaboradores nazis, Volkswagen no se limitó a colaborar con el Estado nazi, sino que fue creada por él.

El precursor de la empresa que sería Volkswagen fue un proyecto que se llevó a cabo directamente bajo las órdenes de Adolf Hitler.

A principios de la década de 1930, la industria automovilística alemana se centraba en gran medida en la creación de coches de lujo. Como resultado, sólo uno de cada 50 alemanes tenía un coche durante este periodo.

En 1934, buscando solucionar este vacío en el mercado, Hitler decidió que el gobierno nazi debía desarrollar un coche para el hombre común, conocido como “coche del pueblo”. Este programa era uno de los muchos de la iniciativa “La fuerza a través de la alegría”, que pretendía llevar el ocio de la clase media a las masas alemanas.

De esta idea surgió el nombre de Volkswagen, ya que “Volks-” significa pueblo, y se refiere específicamente al pueblo germánico, y “-wagen” significa coche.

Hitler contrató al destacado diseñador de automóviles alemán Ferdinand Porsche y a su empresa, entonces conocida como “Dr. Ing. h. c. F. Porsche GmbH”, para desarrollar este coche. Gracias a este proyecto se diseñó la forma clásica del Volkswagen “Escarabajo”.

La empresa pretendía vender estos coches a través de un plan de ahorro subvencionado por el gobierno nazi, en el que los ciudadanos ahorrarían una parte de sus ingresos mensuales para poder comprar el coche.

Sin embargo, sólo se produjo un pequeño número de estos coches antes de que Alemania iniciara la Segunda Guerra Mundial en 1939. Porsche comenzó entonces a diseñar y construir vehículos militares para ayudar a la expansión nazi. El más popular fue el Volkswagen Kübelwagen, un vehículo militar ligero utilizado por la Wehrmacht y las Waffen-SS.

Mientras tanto, Volkswagen también siguió produciendo el “coche del pueblo”, principalmente para los altos cargos nazis.

A lo largo de este periodo, Volkswagen utilizó más de 15.000 esclavos de los campos de concentración para construir sus coches. Volkswagen incluso construyó el campo de concentración de Arbeitsdorf cerca de una de sus fábricas, donde mantenía una mano de obra cualificada de esclavos.

Tras el final de la guerra, el oficial del ejército británico e ingeniero mayor Ivan Hirst tomó el control de las fábricas de Volkswagen. Entonces reinició la producción del diseño del “Coche del Pueblo” para abastecer el esfuerzo de los aliados en la Alemania ocupada. La empresa pasó a manos del ejecutivo automovilístico alemán Heinrich Nordhoff, que impulsó la organización hacia las cotas que ha alcanzado en la actualidad.

En 1998, Volkswagen aceptó crear un fondo voluntario que beneficiara a las víctimas del trabajo esclavo que utilizaban.

Ford

El propio Henry Ford era un conocido antisemita y publicó una colección de artículos bajo el encantador título The International Jew: The World’s Foremost Problem (El judío internacional: el mayor problema del mundo). Incluso patrocinó su propio periódico que utilizada como herramienta propagandística, culpando a los judíos de la Primera Guerra Mundial y, en 1938, recibió la Gran Cruz del Águila alemana, la medalla nazi de mayor nivel concedida a ciudadanos extranjeros.

La operación alemana de Ford produjo una tercera parte de los camiones militares utilizados por el ejército alemán durante la guerra, realizando mucho del trabajo los prisioneros. Lo que resulta aún más sorprendente es que Ford haya forzado a trabajar a mano de obra apenas en 1940, cuando el brazo americano de la compañía aún tenía pleno control.

Kodak

Cuando se piensa en Kodak, se imaginan fotos familiares y recuerdos capturados en una película, pero lo que hay que tener en cuenta es la mano de obra esclava que la filial alemana de la empresa utilizó durante la Segunda Guerra Mundial. Las filiales de Kodak en países europeos neutrales hicieron grandes negocios con los nazis, proporcionándoles tanto mercado para sus productos como valiosa divisa extranjera. La filial portuguesa incluso envió sus beneficios a la de La Haya, que estaba ocupada por los nazis en aquel momento. Además, esta empresa no solamente hacía cámaras, diversificaron el negocio y producían gatillos, detonadores y otros artículos militares para los alemanes.

Coca-Cola

Fanta es una bebida con sabor a naranja que originariamente fue diseñada específicamente para los nazis. Es cierto, los ingredientes para la cola que dan su nombre a la marca eran difíciles de importar, por lo que el director de operaciones alemán de Coca Cola, Max Keith, propuso una nueva bebida que se pudiera realizar con los ingredientes disponibles.

En 1941, Fanta se estrenó en el mercado alemán. El propio Max Keith no era nazi, pero sus esfuerzos por mantener viva la actividad de Coca-Cola durante la guerra hicieron que la compañía se embolsara importantes beneficios y que pudiera volver a distribuir coca cola a los militares americanos que se encontraban en Europa tan pronto como acabó la guerra.

Allianz

Allianz es la duodécima mayor empresa de servicios financieros del mundo. Fundada en Alemania en 1890, no resulta sorprendente que fueran la mayor aseguradora alemana cuando los nazis llegaron al poder. Como tal, enseguida se implicó en el régimen nazi. Su consejero delegado, Kurt Schmitt, también era el Ministro de Economía de Hitler, y la compañía aseguró las instalaciones y personal de Auschwitz. Su director general estaba al frente de la política que pagó al estado nazi en lugar de a los beneficiarios de los judíos afectados por la noche de los cristales rotos. Además, la empresa trabajó estrechamente con el gobierno nazi para localizar las pólizas de seguro de los judíos alemanes enviados a los campos de la muerte y, durante la guerra, aseguró las propiedades de las que despojaron a esos mismos judíos en nombre de los nazis.

Novartis

Bayer, aunque conocida por sus orígenes como una subdivisión del productor que fabricó el gas Zyklon B gas utilizado en las cámaras de gas nazis, no es la única empresa farmacéutica con esqueletos en el armario. Las empresas químicas suizas Ciba y Sandoz se fusionaron para constituir Novartis, más conocida por su famoso fármaco, Ritalin. En 1933, la filial berlinesa de Ciba despidió a todo el consejo de administración y lo sustituyó por personal ario más «aceptable». Entretanto, Sandoz estaba ocupada haciendo lo mismo con su presidente. Las empresas produjeron tintes, fármacos y productos químicos para los nazis durante la guerra.  Novartis confesó su culpabilidad e intentó corregirlo como otras compañías cómplices aportando 15 millones de dólares a un fondo suizo de compensación a las víctimas de los nazis.

Nestlé

En 2000, Nestlé aportó más de 14,5 millones de dólares a un fondo para intentar afrontar las reclamaciones por la mano de obra esclava que presentaron los supervivientes del holocausto y organizaciones judías. La empresa ha admitido que compró una compañía en  1947 que utilizó mano de obra forzosa durante la guerra y también ha declarado que «también es cierto o se puede asumir que algunas empresas del grupo Nestlé con actividad en países controlados por el régimen del Nacional Socialismo (nazismo) tenían trabajadores esclavizados». Nestlé contribuyó a la financiación del partido nazi en Suiza en 1939 y acabó ganando un contrato muy lucrativo, siendo el suministrador de todo el chocolate del ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial.

BMW

BMW ha admitido que utilizó hasta 30.000 trabajadores forzados durante la guerra. Estos prisioneros de guerra, trabajadores esclavos y presos de los campos de concentración, produjeron los motores para la Luftwaffe y fueron obligados a ayudar al régimen a defenderse de aquellos que estaban intentando salvarles. BMW centrada únicamente en aviones y motocicletas durante la guerra, no tenía otra pretensión que ser el proveedor de la maquinaria de guerra de los nazis.

General Electric

En 1946 General Electric recibió una multa por parte del gobierno estadounidense por sus nefastas actividades durante la guerra. En colaboración con Krupp, una empresa productora alemana, General Electric de forma intencionada y artificial subió el precio del carburo de wolframio, un material de vital importancia para los metales de la maquinaria necesaria para la guerra. Aunque solo le impusieron una multa de 36.000 en total, General Electric ganó entorno a 1,5 millones de dólares de esta estafa solo en 1936, obstaculizando el esfuerzo por ganar la guerra y aumentando el coste para derrotar a los nazis. GE también compró acciones de Siemens antes de que estallase la guerra, convirtiéndose en cómplice del uso de mano de obra esclava para construir las mismas cámaras de gas donde muchos de los trabajadores afectados fallecieron

Carlos Lopez

Redactor de Euribor.com.es. Escribiendo desde el 2006 sobre el Euribor, economía, finanzas, bolsa, hipotecas y ahorro

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