En 1987, Oliver Stone dirigió una película que no solo se convirtió en un éxito de taquilla, sino que también dejó una marca imborrable en la cultura popular: “Wall Street”. Esta cinta, protagonizada por Michael Douglas y Charlie Sheen, no es solo un relato sobre las maniobras en el mundo bursátil, sino un reflejo de la ambición desmedida y la codicia de los mercados financieros.
El personaje de Gordon Gekko, interpretado magistralmente por Michael Douglas, se convirtió en el arquetipo del financiero despiadado. Su icónica frase “La codicia, a falta de una palabra mejor, es buena” encapsuló una filosofía que, aunque cuestionable, resonó en una era donde el capitalismo agresivo estaba en su apogeo. Gekko no solo simbolizaba la sed de riqueza, sino también la habilidad de manipular y corromper, desafiando las normas éticas y legales.
“Wall Street” trascendió la pantalla grande y se infiltró en la cultura popular de diversas maneras. Los trajes a medida, los enormes teléfonos móviles y la frenética actividad en las bolsas de valores se convirtieron en imágenes icónicas. La película popularizó términos financieros y acercó al público general al complejo mundo de las inversiones bursátiles. Frases de Gekko aún se citan en contextos que van desde la discusión financiera hasta la crítica social.
Pero lejos de ser una ficción, Gordon Gekko existía en la vida real, era Ivan Boesky, hoy vamos recordarle porque falleció la semana pasada a los 87 años.
Ivan Boesky nació en 1937 en Detroit, Michigan, en una familia de inmigrantes rusos. Después de graduarse en derecho, Boesky se trasladó a Nueva York, donde comenzó su carrera en el mundo financiero. Su enfoque inicial fue el arbitraje de fusiones, una estrategia que consiste en comprar acciones de una empresa objetivo de una fusión o adquisición en espera de que los precios suban cuando el acuerdo se complete.
Este enfoque lo llevó a construir una gran fortuna. Su capacidad para predecir movimientos del mercado le otorgó una reputación impresionante y, en poco tiempo, Boesky se convirtió en uno de los inversores más influyentes de Wall Street. Era conocido por su estilo de vida ostentoso, que incluía mansiones, coches de lujo y una extensa colección de arte.
A mediados de los 80, el éxito de Boesky comenzó a atraer la atención de las autoridades. En 1986, la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) destapó un escándalo monumental: Boesky estaba utilizando información privilegiada para realizar operaciones que le garantizaban enormes beneficios. Esta práctica es ilegal porque rompe la equidad del mercado, beneficiando a unos pocos con información que no está disponible para todos los inversores.
El caso Boesky fue uno de los primeros grandes escándalos de insider trading y tuvo un impacto profundo en Wall Street. Boesky acordó cooperar con las autoridades, entregando información que condujo a la caída de otros titanes financieros, incluyendo a Michael Milken, conocido como el “Rey de los bonos basura”. Su caso fue uno de los primeros en una serie de escándalos que expusieron la corrupción y el comportamiento poco ético en Wall Street durante la década de 1980.
Ivan Boesky fue condenado a tres años y medio de prisión y multado con 100 millones de dólares. Su cooperación con las autoridades le permitió reducir su sentencia, pero su reputación quedó destruida. El escándalo cambió para siempre las regulaciones de Wall Street, impulsando reformas que buscaban prevenir el insider trading y fomentar una mayor transparencia en el mercado.
Su caída en desgracia inspiró reformas y un escrutinio más riguroso de las actividades en Wall Street, pero también dejó una cicatriz en la confianza del público en el sistema financiero.
La historia de Ivan Boesky es un testimonio del poder y el peligro de la ambición desmedida y nos enseña cómo una carrera brillante puede desmoronarse por la búsqueda insaciable de riqueza y poder a cualquier precio.
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Ver comentarios
Que haya gente totalmente sometida a la codicia y avaricia es en realidad bastante normal, así es la vida, hay todo tipo de personas, cada cual con sus "anomalías" más o menos graves...
Lo que no es normal es que a nivel sociedad en realidad se ve con muy buenos ojos ser un lobo de Wallstreet o cualquier otro psicópata, porque el 99% de la peña no tiene nada en contra hacer cualquier cosa por tener mucho dinero... Somos una sociedad dinero céntrica y eso automáticamente significa que por dinero se hace de todo... absolutamente de todo... Y si hay frenos, son más bien de tipo penal, que no moral... Porque lo moral en una sociedad dinero céntrica es cosa terciaria...
Y por eso estamos rodeados de gente 100% buena mientras no haya 2 céntimos por el medio... Pones 2 céntimos por el medio y ese porcentaje baja drásticamente.... Y a medida que subes el importe, tiende a ir a cero...
¿queremos cambiar?
Ya os digo yo que no...
En primer lugar, quiero agradecer a D. Carlos López esta narración, porque, aunque más o menos, muchos estábamos convencidos de lo que cuenta, el poner nombres, caras y currículum a alguno de los protagonistas nos sirve para mejor ir atando hilos sueltos de una urdimbre espesa y muy resistente.
A continuación Sr. Anónimo”:
Me uno a su visión del paisanaje que describe en su comentario.
Aunque me gustaría creer que no todo es irremediable.
En mi impenitente optimismo ando esperando el momento en el que “la saciedad” nos provoque el reflejo del vómito y empecemos a reordenar nuestra personal escala de valores.
Y lo espero, no tanto por una cuestión de escrúpulos morales, sino por el convencimiento de que dejar engordar esta bola de humo, nos terminará costando bastante más caro que contribuir (en la medida que podamos) a dejar de alimentarla con nuestra cándida contribución a los planes de pensiones privados, fondos de inversión y otros papelitos que hoy día circulan por los mercados invirtiendo parasitariamente en “ellos mismos”.
Papelitos que, sin producir nada tangible (ni socialmente útil) se limitan a crear el espejismo de unos supuestos beneficios, a falta de falta de actividades productivas que -aquí y ahora- ya resultan innecesarias porque ya producimos más de lo que necesitamos (los que comemos caliente).
Y no tenemos intención de ayudar a comer caliente al resto, porque ello implicaría caer en aberraciones tan flagrantes como favorecer la justicia social, o los derechos humanos, que denuncia esa lumbrera de la economía que es D. Javier Milei.
Mi única duda es, si llegará antes esa pulsión o, los EEUU y el poder financiero y gran-empresarial, conseguirán meternos en una guerra mundial (ya en marcha) que actúe como purgante (de las mayorías) para mantener el poder de las élites.
Confío en que los BRIC’s aunque (salvo alguna excepción) representen a gobiernos y sistemas poco apetecibles, sean capaces de ayudarnos a impedirlo.
Con mis 50 tacos ya tengo clarísima una cosa: El nivel de una persona se mide no por lo que se permite sino de lo que se abstiene...
Siendo pobre es fácil abstenerse de comer caviar negro con la cuchara de sopa, porque simplemente no te lo puedes permitir y eso no sirve como para decir que te abstienes.... porque si te lo pudieras permitir.... ya nos imaginamos...
Pero a medida que uno vaya teniendo más y más medios, es lo de abstenerse lo que hace una persona subir de nivel... y por desgracia pocos pasan ese examen... la mayoría se centran en permitirse más y más y más... Es gente que tiene dinero, pero carece de nivel...
Y para los que no se permiten porque no tienen medios y se abstienen por la misma razón, el examen es otro: Es hora ya de dejar de soñar con permitirse eso y lo otro y de hacerse ídolos de ese y del otro fulanito, básicamente porque es rico, sin importarnos para nada el resto de cualidades que tenga o de las que carece...
Jefecillas con bolsos Louis Vuitton con la ignorancia de que son el ornamento de libro de meretrices asiáticas.... de imitación en las baratitas, verdaderas en las caras.... esto es lo que tengo que manejar ahora...
Cuando la integridad y el conocimiento se ven solo en los andares..... bolsos cargados de cosas y vacíos de contenido.
Conozco "billonarios" que viven con el miedo a que los roben.... no porque los arruinen, si no que pase y la gente se piensa que no se lo merecen....
Y no sé si las uvas no me gustan porque no alcanzo, pero la verdad es que la mayoría no me dan demasiada envidia.... porque al final por ricos que sean no pueden comer 24 en lugar de 6 croquetas.... y a mi edad, la cópula es un acto que ya se da cuando se puede y no cuando se quiere.
Que en un video de un capitán de megayate le preguntaron qué valen las "novias" de los armadores... y el señor dijo, ni corto ni perezoso, que suelen ser contratos de 12 meses a razón de 15-20.000€ al mes.... o sea que tampoco son tan resultones..... jajajajajajaja..