Aunque en la mayoría de los casos ya es tarde para que el cambio de una hipoteca variable a una hipoteca fija sea rentable financieramente, todavía queda alguna medianamente interesante que pueda resultar atractiva para quien busque cierta tranquilidad y olvidarse para siempre del Euribor.
Existen tres opciones para realizar este cambio, la subrogación, la novación y por último la cancelación de la hipoteca y apertura de una nueva.
La opción más rentable y más recomendable ya que es la que incurre en menos costes y además es la más rápida, es la novación que consiste en cambiar las condiciones de la hipoteca con el banco en el que la tienes contratada. En este caso la comisión es del 0,15% durante los tres primeros años de la hipoteca. Cuando finaliza este período, la comisión desaparece.
La subrogación consiste en “llevar la hipoteca a otro banco” y la comisión es la misma que la de la novación: 0,15% durante los tres primeros años. Por otro lado hay que incluir un coste por la tasación de la vivienda, que suele situarse entre los 300 y los 600 euros.
Y por último, la opción que suele ser menos recomendable es la cancelación de la hipoteca y la apertura de una nueva, en este caso además del papeleo extra tenemos que pagar la cancelación de la hipoteca que llega hasta el 1% más los impuestos y comisiones de la nueva hipoteca.
Recordemos que suele ser más rentable mejorar las condiciones durante los primeros años de la hipoteca porque es cuando se pagan principalmente los intereses y menos el capital amortizado.
Como siempre tu mejor aliado va a ser la calculadora y hacer cuentas sobre los distintos escenarios que manejes para ver cual es la oferta que te sale más rentable.