12 años de la frase más importante dicha en Europa este siglo

Hace justo 12 años, curiosamente en la víspera de la inauguración de los Juegos Olímpicos se produjo un evento histórico, tres simples palabras bastaron para salvar el proyecto del euro. Whatever it takes.

Aquél día fue en el que Mario Draghi dijo la mítica frase “El BCE está dispuesto a hacer lo que sea necesario para preservar el euro. Y créanme, será suficiente” probablemente la frase más importante que se ha dicho en Europa en lo que llevamos de siglo.

La historia de la promesa de Draghi de salvar el euro comienza realmente un mes antes. La zona del euro es una batalla campal para los inversores, y lo que está en juego es lo más importante: la supervivencia de la moneda única, que para Draghi, como para muchos europeos, es el emblema de los esfuerzos de una generación por llevar la paz y la prosperidad a un continente desgarrado por dos grandes guerras. A principios del verano de 2012, con los mercados financieros dudando de que los países más débiles de la zona euro puedan pagar sus deudas y con una economía que vuelve a caer en la recesión, los defectos de una moneda única son demasiado evidentes: 17 países independientes, una maraña de presupuestos, sin una gobernanza unificada, economías salvajemente diferentes y populismos dispuestos a romper el continente.

Por entonces la situación de la zona euro era insostenible especialmente en los “países periféricos” (España, Italia y Grecia), el Gobierno de España acababa de pedir 100.000 millones de euros para rescatar a la banca y la prima de riesgo se situaba en máximos históricos, la española era de casi 640 puntos.

Los inversores buscaban una señal audaz, y Draghi -cuyo paso por Goldman Sachs en la década de 2000 le permitió conocer la psicología de los mercados- sabe lo que está en juego el “lo que sea necesario” (whatever it takes) no era algo casual, estaba muy estudiado para causar el impacto necesario.

Los mercados reaccionaron inmediatamente el Ibex 35 subió un 6,08% y la prima de riesgo española cayó de golpe casi 100 puntos. Una semana después de su discurso el BCE anunció un programa para comprar los bonos de sus países en dificultades, conocido como Transacciones Monetarias Directas. Aunque el BCE nunca llegó a utilizar este programa, la promesa fue suficiente para calmar a los inversores y hacer bajar los rendimientos de los bonos en toda la zona del euro.

Para los mercados, la aprobación que más les importaba llegó el día siguiente. La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, mantienen una llamada telefónica de crisis y, posteriormente, emiten una declaración conjunta. En ella, se hacen eco de la promesa de Draghi. “Francia y Alemania están fundamentalmente vinculadas a la integridad de la zona del euro”, dice la declaración. “Están decididos a hacer todo lo posible para protegerla”.

El euro sigue existiendo, y sus cimientos se han fortalecido: Los gobiernos han creado un supervisor bancario conjunto bajo el paraguas del BCE, han establecido un fondo de rescate permanente para ayudar a los bancos y países en dificultades, y están en proceso de crear una hoja de ruta para profundizar la unión económica y monetaria.

Pero desde entonces nunca nada volvió a ser igual, el BCE actuó llevando los tipos de interés al 0%, colocando los tipos de depósito de los bancos en negativo y poniendo en marcha un agresivo programa de compra de bonos soberanos y corporativos que han supuesto la mayor intervención de un banco central en la historia. Además se abrió la puerta a que el BCE optara definitivamente por atajar la crisis del euro, optando por el conocido programa de compras de activos (o «Expansión Cuantitativa, QE») para impulsar la recuperación económica inundando los mercados de dinero barato

El BCE nació para dar estabilidad a los precios (algo en lo que ha fracasado estrepitosamente estos año) aunque sirvió para rescatar la maltrecha economía europea, echando por tierra sus principios, aunque de no haberlo hecho quizás podría haber desaparecido.