Vivir en pareja es como montar un negocio, dos socios se unen, firman un contrato (que puede ser verbal) y ponen en común sus recursos para un mismo objetivo. Ambas partes se comprometen a que funcione y a poner una inversión inicial importante (tanto sentimental como material) con esperanza de grandes rendimientos a lo largo del tiempo, que muchas veces se materializan en unos pequeños productos que consumen muchos recursos tanto económicos y humanos.
Así que hoy vamos a ver unos conceptos económicos aplicados a la pareja.
Análisis coste-beneficio
En una relación hay que tomar muchas decisiones. Una forma sencilla de decidir lo que hacer es utilizar el coste-beneficio. Considerar si el coste marginal de hacer algo vale más o menos que el beneficio que se podría recibir por hacerlo. Por ejemplo, ¿vale la pena molestar a tu pareja por un hábito molesto por el beneficio potencial? Se trata de aprender a elegir las batallas y dejar cosas de la relación que cuestan más de lo que valen.
Ventaja competitiva
Un matrimonio próspero no es siempre igual a 50/50. En algunos casos, la mejor apuesta es dividir las obligaciones del hogar teniendo en cuenta quién puede hacer qué mejor. Si se te da bienplanchar, deberías encargarte de ello mientras tu pareja se encarga de la hacer la cena. Este método ahorrará mucho tiempo y frustración aunque no siempre sea «justo».
Demasiado grande para dejar caer (Too big to fail) y el riesgo moral
Esta frase de la que se ha abusado últimamente, surge cuando el gobierno de turno considera, por ejemplo que un banco es demasiado importante para dejar que se vaya a pique por la crisis económica y deciden «rescatarla». Esto hace que muchos consideren que sus actos no generarán grandes consecuencias, así que asumen riesgos innecesarios. La asunción de que el matrimonio es «demasiado grande para dejar caer» puede dar lugar a dar por sentado al cónyuge y hacer «inversiones» (o mejor dicho «inmersiones») donde no se debe. Hay que seguir invirtiendo en la relación si se quiere evitar la separación. En el matrimonio, no hay cosas como el rescate sin condiciones.
Aversión a las pérdidas
En la bolsa, algunos inversores se aferran a malas inversiones para evitar admitir el fracaso. Vendiendo una mala posición se bloquea una pérdida. Del mismo modo, las parejas siguen discutiendo sobre un problema porque ninguna de las partes quiere encerrarse en el hecho de estar equivocado. Sólo porque no admitamos que nos hemos equivocado no significa que tuviéramos razón. Si nos equivocábamos las cosas irán a peor. Mantenerse en una posición de pérdidas en la bolsa es exactamente lo mismo, no lo admites pero sigues perdiendo todo tu dinero.
Decisiones emocionales rápidas
Esta teoría desafía el viejo dicho de no irse a la cama enfadado. Los expertos sugieren tomarse un tiempo, incluso si eso significa acabar el día sin una resolución. Esto te permite reflexionar y tomar decisiones basadas en el sano razonamiento, teniendo en cuenta las futuras consecuencias. Una vez que nos hemos calmado, es más fácil darse cuenta de que es hora de proteger las apuestas realizadas para minimizar las pérdidas. La mayor parte del tiempo, las emociones no deberían estar en el asiento de atrás de la relación, y con frecuencia los sentimientos son todo lo que tenemos, pero no debemos permitir que el entusiasmo nos supere, en particular cuando necesitamos pensamiento racional.
La teoría del juegos
El juego del dilema del prisionero se usa con frecuencia para explicar este principio. En el ejemplo, dos cómplices en un delito que están siendo interrogados por la policía en habitaciones separadas deben decidir si es mejor confesar o no. Cuando se calculan los beneficios, nos damos cuenta de que la mejor opción para ambas partes es confesar, o en otras palabras, buscar el bien común. En un matrimonio ocurre lo mismo. Si los cónyuges solo actúan por su propio interés individual, están condenados al fracaso. Si se trabaja conjuntamente con la pareja y se permanece unidos, es más probable que se obtengan más beneficios.
Pensar en el margen
El cambio puede dar miedo. La idea de revisar partes de nuestra vida puede ser tan abrumadora que se puede acabar por no hacer nada. En microeconomía, el beneficio de los cambios pequeños, marginales se acentúan. Por ejemplo, si nuestra pareja está enfadada porque nunca la ayudamos con los niños, debemos intentar cambiar un poco, como prepararlos para irse a la cama un par de veces a la semana. El coste de este cambio, probablemente una hora a la semana, es pequeño comparado con los beneficios de una pareja más feliz… o menos broncas.
El enfoque económico de la pareja puede no ser la opción más romántica, pero quizás sí la más realista. A fin de cuentas, si estos conceptos se pueden aplicar a empresas de miles de empleados ¿Por qué no va a funcionar en una de dos?.
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Falta el cisne negro.....jajajjaaja
E matrimonio es la principal causa de divorcio en España. Por algo será.
Estar vivo es la principal causa de muertes